Las declaraciones del presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, en diciembre pasado, donde afirmó: “Feliz Navidad a todos, incluidos los maravillosos soldados de China, que operan amorosamente, pero ilegalmente, el Canal de Panamá…”, reflejan la persistencia de una narrativa sobre el supuesto dominio chino del Canal de Panamá. Este cuestionamiento ha sido recurrente entre sectores ultraconservadores de la política estadounidense durante las últimas tres décadas.
En 1997, la República de Panamá realizó una licitación internacional para dos de las joyas de la corona de la reversión del Canal a manos panameñas: los puertos de Balboa, en el Pacífico, y Cristóbal, en el Atlántico. Entre los participantes estuvieron la gigante estadounidense Bechtel, la japonesa Mitsubishi y la operadora portuaria de Hong Kong Hutchinson Whampoa. La victoria de esta última desató fuertes críticas por parte de políticos estadounidenses.
En enero de 1998, cinco senadores estadounidenses visitaron Panamá: el líder de la mayoría republicana en el Senado, Trent Lott, de Mississippi; Frank Murkowsky, de Alaska; John Breaux, de Louisiana; Mike DeWine, de Ohio; y Pat Roberts, de Kansas. La agenda oficial incluyó temas bilaterales como el Centro Multilateral Antinarcóticos, propuesto para justificar la presencia militar estadounidense más allá de 1999, y el juicio por la muerte del soldado Zak Hernández, del cual fue absuelto el perredista Pedro Miguel González. Los senadores también abordaron la licitación de los puertos y expresaron su descontento con el contrato adjudicado.
Entre las quejas de políticos y funcionarios estadounidenses hacia el consorcio ganador, figuraban su supuesta conexión con el gobierno chino y dudas sobre la sostenibilidad de las condiciones ofrecidas. Posteriormente, en 2001 y 2005, el contrato entre Panamá y Panamá Ports Company fue modificado. Durante su vigencia, la operadora portuaria bloqueó el establecimiento de un puerto administrado por el propio Canal de Panamá, limitando la competitividad del país. Finalmente, el 25 de junio de 2021, se renovó el contrato con la empresa hasta 2047.
Las relaciones diplomáticas
El 13 de junio de 2017, el entonces presidente panameño Juan Carlos Varela anunció la ruptura de relaciones diplomáticas con Taiwán y el establecimiento formal de relaciones con la República Popular de China, sorprendiendo a la comunidad internacional, incluidos los Estados Unidos. Este movimiento respondió a intentos previos de presidentes panameños por estrechar lazos con China, frustrados por la intervención estadounidense.
Durante dos décadas, Taiwán había mantenido una política de generosidad hacia Panamá, que incluyó la donación de un avión presidencial bajo el gobierno de Ricardo Martinelli. Sin embargo, la mayoría de los países centroamericanos y caribeños que habían recibido apoyo taiwanés se alinearon con China Popular. Aunque Panamá había mantenido relaciones comerciales con China antes de 2017, desde entonces no ha establecido acuerdos comerciales formales con Taiwán, a diferencia de otros países de la región.
Las promesas de inversión china en Panamá se han visto reflejadas en proyectos financiados con fondos públicos. En 2017, China Construction América se encargó de la terminación del Centro de Convenciones de Amador, entregado en 2021 por un costo superior al presupuesto inicial. En la misma zona, se construyó el Puerto de Cruceros de Amador, inaugurado en 2024 por China Harbour Engineering Company, filial del consorcio Cuarto Puente.
Las islas artificiales
Desde 2013, China ha construido islas artificiales en el mar de China Meridional, zona reclamada por varios países asiáticos. Estas obras, calificadas de militares por Estados Unidos, motivaron en 2020 la inclusión de 24 empresas chinas en la Lista de Entidades del Departamento de Comercio estadounidense. Entre estas figuran filiales de China Communications Construction Company (CCCC), empresa implicada en el proyecto del cuarto puente sobre el Canal de Panamá, dividido en dos fases bajo el gobierno de Laurentino Cortizo: un puente vehicular y un túnel para el monorriel de la Línea 3 del Metro.
Reflexión
Las afirmaciones del presidente electo Trump son inexactas y malintencionadas. No obstante, Panamá ha manejado sus relaciones con China y sus empresas asociadas con opacidad y oportunismo, careciendo de una perspectiva histórica. Si bien es falso que el gobierno chino opere el Canal de Panamá o que soldados chinos estén acantonados en el país, la débil institucionalidad y las irregularidades en contrataciones públicas han alimentado percepciones erróneas. Es urgente arrojar luz sobre estas prácticas y fortalecer la transparencia en las relaciones exteriores y los contratos públicos de Panamá.