La noche del 4 de julio, la Embajada de Estados Unidos en Panamá es la anfitriona de una escena que solo sucede una vez al año. En la fiesta de celebración de su independencia coexisten políticos rivales, el poder ejecutivo, judicial y legislativo.
Era la primera vez que José Raúl Mulino acudía a la convocatoria como presidente de la República, tras asumir tres días antes su cargo. Ese hecho en sí generaba gran expectativa. No solo por lo que dijera en su discurso en la fiesta diplomática más importante del año, sino con quién se le veía y cuál sería la atmósfera pasada la contienda electoral.
Durante toda la noche, Mulino estuvo rodeado de diversas personalidades, reflejando su reciente ascenso al poder y su rol central en el panorama político actual.
Mientras Mulino conversaba con la embajadora de Estados Unidos en Panamá, Mari Carmen Aponte, y el canciller Javier Martínez Acha, iban y venían empresarios, lobistas y políticos.
Estuvo gran parte de su gabinete, entre los que se encontraba el ministro de Economía, Felipe Chapman; y el director de Ingresos, Camilo Valdés. También José Ramón Icaza, ministro de Asuntos del Canal.
Entre la multitud, se pudo ver a Frank Ábrego, ministro de Seguridad; Juan Carlos Navarro, ministro de Ambiente; y José Luis Andrade, titular de Obras Públicas.
En contraste, José Gabriel Carrizo, exvicepresidente en el gobierno de Laurentino Cortizo y gran perdedor de las pasadas elecciones, fue visto con un muy bajo perfil.
Caminaba entre la multitud de la fiesta como cualquier otro invitado, hasta que se encontró en su camino con el exdiputado del Partido Revolucionario Democrático, Leandro Ávila, quien perdió aplastado por los diputados independientes en el distrito de San Miguelito.
Otro exdiputado que también estuvo en la fiesta fue Juan Diego Vásquez, quien decidió no reelegirse en la Asamblea Nacional y ha visto aumentar su capital político como líder de la coalición Vamos.
Se conoció que los excandidatos a la presidencia de la República, Ricardo Lombana, del Movimiento otro Camino; Rómulo Roux, de Cambio Democrático; y José Isabel Blandón, del Partido Panameñista; saludaron a Mulino en algún momento de la noche, pero no tuvieron una conversación simultánea.
La expresidente Mireya Moscoso también asistió al evento, a quien se le vio conversando con el diputado independiente Betserai Richard, el periodista de 32 años recién estrenado en la Asamblea Nacional.
De la Corte Suprema de Justicia se observó a las magistradas Maribel Cornejo y María Eugenia López. Igualmente, sus colegas, los magistrados Carlos Vásquez y Olmedo Arrocha.
Por el ala empresarial se pudo ver a Stanley Motta, del Grupo Motta; Pedro Heilbronn CEO de Copa Airlines; y Diego Vallarino, hijo del empresario Alberto Vallarino, actual asesor del presidente Mulino y líder de un emporio hotelero, inmobiliario y ganadero.
El Canal de Panamá, que enfrentará uno de los periodos más desafiantes de su historia, ante la urgencia hídrica del país, estuvo representado por el administrador Ricaurte Vásquez y la subadministradora, Ilya de Marotta.
También estuvieron representantes de medios de comunicación, como el caso de Annette Planells presidenta de la junta directiva de Corprensa.
La embajadora de Estados Unidos en Panamá, Mari Carmen Aponte, aprovechó la ocasión para resaltar la importancia de la democracia. “Aplaudo al pueblo de Panamá por sus elecciones libres y pacíficas, y por la impresionante participación de los votantes,” afirmó.
“Los vi ir a las urnas en paz; y al día siguiente, los panameños serenaron sus pasiones y siguieron remando el barco juntos”.
Aponte comparó la situación en Panamá con el inminente proceso electoral en Estados Unidos. “A medida que entramos en los últimos meses de nuestro ciclo electoral en Estados Unidos, pongo el optimismo panameño cerca de mi corazón, guiada por mi profunda fe en nuestra democracia de 248 años,” expresó.
Mulino por su lado, indicó que estaba en la mejor disposición de relanzar las relaciones de los Estados Unidos con Panamá.