Este viernes 15 de noviembre, el economista Felipe Argote y Carlos Lee, dirigente de la Alianza Ciudadana Pro Justicia, participaron en el primer debate sobre las reformas a la Caja de Seguro Social (CSS).
En el encuentro, ambas figuras expusieron sus puntos de vista sobre los retos y oportunidades que enfrentan las propuestas legislativas para abordar la crisis del sistema de pensiones. Mientras Argote se enfocó en los aspectos técnicos y económicos, Lee subrayó la importancia de preservar el espíritu solidario de la institución.
Lee criticó la propuesta de reforma, señalando que distorsiona el verdadero concepto de solidaridad humana. Además, lamentó que, desde las reformas de 2005, este principio solidario ha sido desvirtuado.
“Este proyecto de ley presentado por el Ejecutivo no aborda la raíz del problema. Más que técnico, es un asunto de justicia”, afirmó. Según Lee, la propuesta actual confunde solidaridad con asistencia social, un enfoque que considera engañoso y alejado de los principios originales de la CSS.
En su discurso, el abogado enfatizó que el debate sobre la CSS refleja una crisis más amplia del modelo social panameño, al que describió como “fallido” por su incapacidad de promover la equidad y la justicia.
Subrayó que esta problemática no es exclusiva de Panamá, sino un síntoma de un sistema global que prioriza las ganancias sobre la dignidad humana. Según Lee, el reto no es solo técnico, sino ético: decidir entre perpetuar un modelo excluyente y concentrador o apostar por la dignidad y la solidaridad.
Doble discurso
Por su parte, Argote centró su exposición en lo que llamó “la hipocresía” de la narrativa dominante, que acusa a los pensionados de querer más de lo que aportaron. “Aquí discutimos cómo reducir beneficios, mientras otros países buscan soluciones dignas para sus ciudadanos mayores”, lamentó.
Uno de los puntos más incisivos de Argote fue la desconexión cultural de los modelos propuestos. Señaló que las propuestas importadas de países como Estados Unidos no consideran la estructura familiar panameña, donde los adultos mayores suelen integrarse en los hogares, a diferencia de la cultura norteamericana, donde muchos son trasladados a asilos. “No puedes imponer algo que no se adapta a la cultura del país”, enfatizó, dejando claro que cualquier reforma debe respetar las particularidades sociales locales.
Argote propuso un sistema mixto en el que los salarios más bajos estén cubiertos por un modelo solidario, mientras que quienes perciban ingresos más altos puedan optar por un componente individual. Según él, este enfoque garantizaría pensiones mínimas dignas sin sacrificar la sostenibilidad financiera del sistema.
Inquietud
El economista también expresó su preocupación por lo que calificó como doble moral en el sector privado. Según explicó, durante años estos sectores criticaron a los sindicatos por presuntamente querer “expropiar” a los jóvenes al tomarse el componente solidario del sistema mixto, pero guardaron silencio ahora que el Gobierno habla de crear una cuenta única con las reservas de todos los trabajadores, lo que sería expropiar las cuentas personales.
“Por ahí empieza la cosa”, advirtió Argote, comparando este cambio con las políticas económicas iniciales de países como Nicaragua y Venezuela, donde los principios del sector privado fueron desplazados.
Para Argote, Panamá no enfrenta una crisis económica, sino una crisis de liderazgo. Sostuvo que el país tiene capacidad para crecer y brindar bienestar a su población, pero requiere decisiones valientes y coherentes.
“Es una vergüenza que países con menos recursos, como El Salvador, estén dando el ejemplo mientras aquí seguimos perdiendo oportunidades”, concluyó. Su mensaje fue claro: actuar con responsabilidad es esencial para evitar otra crisis social.