El 13 de agosto de 1998, el banquero suizo Hans Jorg Bosch desapareció de sus oficinas en Panamá sin dejar rastros. Hubo sospechas de un secuestro y luego de que había sido asesinado. El Ministerio Público dio su muerte por hecho en 2004. Desde entonces, busca a sus presuntos asesinos.
El año pasado, el Instituto de Medicina Legal declaró oficialmente muerto a Bosch, tras practicarse pruebas de ADN a los restos de un cuerpo hallado el 19 de marzo de 2001 en una apartada zona de Cerro Azul.
Pero esa crucial prueba fue desvirtuada por la fiscal especial de Zurich (Suiza), Cornelia Cova. Los restos enviados por Panamá a Suiza en febrero de 2005 no son los de Bosch. No coinciden con ninguno de sus dos hijos, afirmó. Peor aún, agregó que "el peritaje hecho en Panamá no tiene ni el valor del papel en el cual está escrito", por lo que puede ser "una falsificación", insinuó.
Esta inconsistencia fue ratificada esta misma semana por científicos panameños que llegaron a la misma conclusión. Si el resultado de esa prueba es una falsificación, ¿qué hay del resto del expediente?
El hallazgo
En marzo de 2001 –dos años y medio después de desaparecer Bosch– se hallaron en Cerro Azul restos de un cuerpo que se pensó eran del banquero. La investigación duró menos de un año. Fue suspendida por la fiscal segunda superior, Geomara de Jones, en enero de 2002 porque "no se ha podido demostrar conducta delictiva alguna ni se infiere participación de terceras personas".
¿Qué determinó la corta investigación?
– Que los restos no correspondían al cuerpo de Bosch (Ver cuadro).
– Que fue una "muerte natural", según la necropsia.
– Que no era sangre lo que se halló en la ropa que vestía el cuerpo.
– Y que los familiares de Bosch no reconocieron esos restos ni su vestimenta.
Tampoco se hizo una prueba de ADN, tal como lo solicitó Suiza. Pero el entonces director del Instituto de Medicina Legal, Humberto Mas, pidió que el examen lo practicara el laboratorio estadounidense Fairfax, de dudosa credibilidad. La prueba no se hizo... hasta junio de 2004.
La nueva investigación
El 12 de abril de 2004, el entonces procurador, José Antonio Sossa, reabrió el caso de Bosch, así como el de la osamenta de Cerro Azul. En el primer caso habían transcurrido seis años, y en el segundo, tres. Sossa basó la reapertura del caso en que "han pasado más de cinco años de la desaparición" del banquero suizo.
Pero la verdad es que en ese momento en ninguno de los dos casos había nuevas pistas. ¿Qué lo motivaba?
El 10 de mayo de 2004, los expedientes de ambos casos fueron enviados a Geomara de Jones, la misma que había suspendido la investigación de la osamenta de Cerro Azul.
Dos semanas después, Jones pidió a Medicatura Forense el informe de necropsia de los restos de Cerro Azul. Resultó que eran los de Bosch, según una prueba de paternidad, basada en el ADN.
El ADN de los huesos de Cerro Azul se comparó con el de sangre extraída a una hermana y a un hijo de Bosch. Sin embargo, en el expediente no hay nada que diga cuándo o dónde se les extrajo. Lo único que está acreditado es que la hermana de Bosch, a través del cónsul honorario de Suiza en Panamá, Juan Blau, envió en abril de 2002 "muestras del tejido bucal" para hacer una prueba de ADN.
Un mes después –el 15 de julio de 2004– el forense José Vicente Pachar envió a Jones el certificado de defunción de Bosch, con una nota que decía: el "documento [el certificado] se llenó con los datos suministrados por su Despacho". ¿Por qué un forense haría ésto?
En ese documento y en el "parte clínico de defunción" –cuyos espacios se llenaron a máquina– se dice que la causa de la muerte es "desconocida". Esa palabra, en ambos casos, fue manuscrita, contrario al resto de la información. Curiosamente, donde se pregunta si la causa de la muerte había sido confirmada por autopsia, los espacios estaban vacíos, pese a existir un informe de necropsia.
La prueba de ADN puso a trabajar la maquinaria de la Procuraduría. El 22 de junio, Jones comenzó a interrogar a todos los que tuvieran algo que decir de la "muerte" de Bosch.
Al día siguiente, el procurador también hizo algo inusual: personalmente, junto con su secretario, José María Castillo, hizo una inspección ocular en donde se había encontrado la osamenta en Cerro Azul. Después de eso, todo testigo citado por Jones era interrogado sobre el abogado Gilberto Boutin, amigo personal del Bosch y enemigo declarado de Sossa. Se desconocen las causas de esta vinculación en esos precisos momentos.
Los testigos, interrogados por Jones, recordaron problemas entre el banquero y el abogado por causa de un negocio en el que la peor parte parece haberla llevado el primero. No obstante, casi todos coincidían en que, pese a ello, mantenían buenas relaciones.
¿Quién secuestró a Bosch?
Un antiguo chofer y guardaespaldas de Boutin fue reconocido por una aseadora del banco como una de las personas que estuvo en los estacionamientos del banco el día y hora en que había desaparecido Bosch. Era Henry Rodríguez, quien había trabajado para la firma de Marc Harris entre 1995 y 1997. Pero para el año 2004, trabajaba en el Ministerio Público.
El propio Sossa lo nombró inspector de seguridad, el 26 de marzo de 1999. Es decir, Henry, que en teoría estaba involucrado en un secuestro, fue a buscar trabajo y lo encontró en el Ministerio Público seis meses después de concluido aquel "asunto".
Henry dijo haber estado en el Swiss Bank entre las 7:15 y 7:30 p.m. Conducía, junto a Edgardo Najarro –otro guardaespaldas de Boutin– una camioneta Four Runner color gris oscuro, propiedad de Boutin. El abogado viajaba en uno de los puestos traseros. Recogieron a Bosch en el banco y luego se bajaron, a las 8:05 p.m., en el restaurante Mezzanote. Los conductores se retiraron hasta que fueron llamados por Boutin a las 8:45 p.m. Pero solo lo recogieron a él.
Cuando Najarro fue interrogado, su versión no coincidió con la de Henry. Dijo haber llegado al banco entre las 6:00 y 6:30 p.m., en un Mercedes dorado –luego mencionó la camioneta– Al mostrarle la fotografía, no reconoció a Bosch ni recordó a qué restaurante fueron –pero después lo identificó–. También dijo que Boutin los llamó como a las 11:00 p.m. para recogerlo.
Geomara de Jones envió a Sossa una nota el viernes 20 de agosto de 2004 en la que le comunica que había indicios contra Boutin, pero tenía que informarle que su esposo, Carlos Jones, era querellante en un caso contra Boutin.
Si Jones quería hacerle saber a Sossa que ella no podía continuar en el caso, la información llegó tarde, pues desde que empezó a interrogar a los testigos –dos meses antes– repetidamente preguntaba por Boutin. Y, como se verá, la fiscal tampoco se desvinculó del caso totalmente.
El día de la vorágine
Sossa envió el mismo día 20 de agosto el expediente –de unas 900 páginas– al fiscal superior especial, Arquímedes Sáez –hoy detenido e investigado por corrupción en otro caso–. Decenas de fojas con órdenes de conducción, arrestos, indagatorias y otras diligencias se tramitaron ese día y el sábado siguiente.
"Esa fue una vorágine de trabajo, encaminada a la detención de Boutin", recordó Rodolfo Pinzón, a la sazón secretario de la Fiscalía Superior Especial. Reveló que "Saéz también consultaba mucho con la fiscal de Jones...", es decir, con la que se había declarado impedida.
Después de obtener las declaraciones de Henry y Najarro, Jones se "separó" del caso.
Pinzón admitió que era inusual que en un mismo día se recibiera un expediente, se ordenara indagar a los sindicados y se tramitara su detención. Tampoco era normal que funcionarios de otras fiscalías –en este caso, la de Jones– sugirieran hacer diligencias judiciales cuando sus superiores se habían declarado impedidos para seguir investigando.
También recordó que, pese a que ese viernes 20 de agosto laboró todo el día, no supo del ingreso del expediente a la Fiscalía. Entonces, ¿cuándo entró? ¿Acaso en la noche? Si fue así, ¿cuál era la urgencia de hacer tantas diligencias en tan corto tiempo?
Sossa participaba –el sábado 21 de agosto, al igual que Boutin– en un Congreso Latinoamericano de Derecho Procesal en Atlapa. Allí, en medio de decenas de abogados, Boutin fue detenido. Según su defensa, Sossa anunció la detención de su colega "por el homicidio de Hans Jorg Bosch".
Boutin pasó 33 días detenido. Entre tanto, su ex chofer Henry Rodríguez, arrestado por el mismo caso, se retractó de sus declaraciones. Acusó a Jones de coacción, de haberlo amenazado con su destitución de la Procuraduría y de privarlo de su libertad si no cooperaba.
Henry permaneció semanas detenido, al igual que su supuesto cómplice, Edgardo Najarro, quien sí se mantiene en sus primeras declaraciones.
Lo cierto es que tres personas fueron detenidas, acusadas de homicidio. Las pruebas para su detención fueron:
– Que fueron vistos con Bosch cuando este desapareció. Sin embargo, se ignoraron las contradicciones de los testigos.
– Una prueba de ADN que resultó ser falsa.
– Los restos de una persona que en nada se asemejaba físicamente a Bosch.
– Testimonios de personas que luego denunciaron coacción de parte de fiscales para mentir.