Normalmente, no respondo ataques, pero me pareció una ironía muy cómica que Ricardo Martinelli me haya retado, a ver si soy “varón”, por una noticia sobre su proceso en España por el caso FCC. El día anterior, él publicó una foto suya con el torso descubierto, sentado, según él mismo describió, en “el trono”, desde donde supongo el país se sacudió y, seguramente sentado allí también largó su “reto”.
Es evidente que le quedan pocas neuronas en buen estado tras publicar el momento en que nos muestra, de la forma más retorcida que encontró, la miseria de su involución humana. Pero la ironía es que no tengo guardaespaldas, como él los tuvo desde que fue presidente ni una corte de manzanillos que siempre lo acompaña –reemplazo del “amigo fiel”– ni una camarilla pagada que hace lo que se le ordena, como participar en manifestaciones o asediar a las autoridades.
Pero, ya que en retos anda, por el mismo precio, lo reto a enfrentar sus procesos y a no esconderse en las faldas de la Murillo o en los bolsillos de Ortega. Lo invito a salir de esa Embajada a cumplir su condena, si es que tiene lo que dice que a mi me falta. Usted, señor Martinelli, halló la forma de destruir el país a través de la política más obscena. Su repugnante herencia es la que vivimos hoy y la que muy probablemente termine –¡qué ironía¡– con la credibilidad del gobierno de su partido.
Sus técnicas, descritas en las investigaciones de New Business y Odebrecht, fueron las usadas por el PRD para saquear, a su turno, un país que ahora le toca salvar a su gobierno. ¡Vaya ironía! Y un hombre formado entre leyes y códigos, que se codeó con la dirigencia que llegó al sacrificio para arrancarle el país a la dictadura, ahora enfrenta el “reto” de hallar la manera de dejarlo en libertad –aquí o en el extranjero– después del inédito asalto que sufrimos de Ud. y de su familia. ¡Qué ironía!
Sus diputados del Parlacen fueron diligentes para juramentar a sus hijos al regresar de EU, pero ahora no quieren a sus colegas Nito y Gaby bajo el mismo techo. ¡Por favor!, ¿a quiénes tratan de engañar? Todos están cortados con la tijera usada para delinear su deforme molde. La ironía es que fueron sus palabras las describieron el lugar a dónde todos quieren ir: la “cueva de ladrones”, esa a la que corrió por pura cobardía apenas dejó el Palacio de las Garzas.
Su corrompida herencia el PRD la elevó a doctrina de Estado, y hoy son sus aliados naturales. No todos, pero sí lo más despreciable. Y ¡qué ironía!, el partido que usted juró destruir. Y como miembro honorario de esa cueva, quiere chen chen, y por eso sus diputados y aliados del PRD aprobaron un presupuesto que empeorará el bienestar de los panameños, porque todos pagaremos las consecuencias de ese fárrago fiscal. Pero al cobarde le importa un bledo.
La ironía es que entre más alto ese presupuesto, contrario a su falaz discurso, menos chen chen tendremos y los que entraron limpios al Gobierno, saldrán millonarios, porque ese presupuesto, precisamente, fue hecho para meterle la mano. ¡Que ironía!