Sábado 22 de octubre. Siete de la noche. Un grupo de vecinos conversa en calle segunda y Avenida A, en San Felipe. Hablan sobre la visita del presidente de Estados Unidos, George Bush.
"Mira, lo único que yo digo es que si veo a Balbina [Herrera] sentada con el gringo, ese sí que es el final".
Son las paradojas del destino: en junio de 1992, Herrera –vestida de negro y de luto– protestó contra la visita de George Bush padre a Panamá. El PRD estaba a la deriva y las heridas de la invasión estaban abiertas. Hoy las cosas son distintas. Herrera es ministra de Estado y le dará la bienvenida al actual presidente Bush. Sus críticos hablan de renunciamiento y sus partidarios creen que esta nueva actitud es una demostración contundente de su madurez política.
Herrera no se arrepiente de su pasado, pero dice que la historia evoluciona.
Cuando vino George Bush, el padre del actual Presidente de Estados Unidos, usted protagonizó las protestas que ya forman parte de la historia de Panamá. Hasta se ha dicho que ese día fue el principio del resurgimiento del PRD.
– Yo creo que fue un momento importante. En lo personal, no he valorado lo que fue ese impacto. Creo que cualquier otro hubiera hecho igual. Fue un momento que surgió así, había muchos sentimientos encontrados, veníamos de perder una campaña electoral, había gente correteada, muerta, de ambas partes... No hay forma de que pueda contar con palabras lo que era ese momento, el sentimiento, el dolor, la angustia. Fue sumamente difícil.
Y ahora tiene que recibir al hijo del Presidente que decidió la invasión a Panamá.
–Hace 13 años nadie tenía una bola mágica para saber qué iba a pasar. Que el hijo de Omar [Torrijos] iba a ser Presidente, que yo iba a ser ministra. Tú me dices, ¿ibas a pensar que 13 años después iba a venir el hijo? Hay que respetar los tiempos históricos. Y hay que mirar hacia el futuro.
¿Qué cosas cambiaron para que se modifique su actitud?
–Primero, revirtió el Canal y está en manos de los panameños. Ahora hay una recomposición de las fuerzas, somos dos países, cada uno tiene su propia definición. Todavía hay algunos elementos que deben discutirse, pero no es la misma situación de la intervención americana en Panamá.
Pero si se ven las imágenes del 92...
–El momento histórico cambió. La historia evoluciona. Hay sectores que están con los sentimientos de sus familiares, de ambas partes, pero como en la vida, tampoco puedes seguir mirando siempre hacia el mismo lugar, en los mismos puntos. Y con los respetos, igual, yo no puedo estar en la misma situación que en el 92.
¿Pero en el PRD...
–Me estás preguntando ahora como Balbina y yo te estoy contestando como ministra de Estado, como miembro de un equipo de gobierno.
Pero usted también es una militante reconocida de su partido.
–Te hago la pregunta a ti. Tú eres periodista y tú podrás tener sentimientos hacia mí, pero tu papel es el de periodista que me hace preguntas. Es decir, tú podrás tener sentimientos, y tus sentimientos te los guardas. Yo soy de un equipo de gobierno. No me preguntes sobre mis sentimientos. Yo, como parte de este gobierno, voy a hacer el papel que me corresponde. Como lo hice en el 92, lo voy a hacer ahora como parte de un gobierno. El problema interno, lo emocional que yo pueda tener, es un problema interno. Pero ahora soy ministra de Estado del gobierno del presidente Martín Torrijos, quien ha invitado al presidente Bush a Panamá. Y tengan la seguridad de que, como parte de este equipo, voy a cumplir con mi responsabilidad.
¿En qué cosas la cambió esto de ver el mundo desde un ministerio y ya no desde la calle?
–Es que no es así. Desde este ministerio estoy mucho más vinculada con la calle.
En su mirada política preguntaba. Se la ve más racional, menos propensa a la confrontación.
–Mira, mi propia vida me cambió con los años. No es lo mismo haber empezado a los 26 años siendo alcaldesa de un distrito que, 25 años después, decir ‘soy ministra’. Todo ha sido paulatino. Tuvimos que ser cinco años alcaldesa, 15 años diputada, son 20 y ahora vamos por un año de ser ministra. La gente me podrá mirar ahora, pero mi base está cuando yo me inicié en el movimiento social en este país. Hemos cumplido etapas. Que nos sentimos satisfechos porque recuperamos el Canal, excelente; que lamentamos lo sucedido en el 89, correcto. Pero seguimos adelante.
¿Y qué dice cuando se mira al espejo, cuando no es posible guardar lo que se siente?
–Es que yo no te puedo hablar de mi intimidad porque ahora yo no soy yo. Hay veces en la vida en que tú no eres tú, tú formas parte de un equipo de trabajo. Si yo fuera individual no tengo ningún problema, diría estoy de acuerdo, estoy en contra. Pero ahora tú tienes que mirar por lo que es tu equipo. Esa es la misión. ¿Cuál es el cambio?, me preguntabas. Saber. Cuando eres dirigente estudiantil o alcaldesa o ministra, o presidente de un partido, cuando no lo eres: saber a qué. Y a tus propias emociones las controlas. O las desbordas, dependiendo. Ahí es donde está el crecimiento individual.
Omar Torrijos internacionalizó los reclamos de la soberanía del Canal y logró sus objetivos. En relación a los polígonos de práctica y las bombas químicas que quedaron en Panamá, esta administración ha elegido el silencio.
–Cuando se firmaron los tratados, los optimistas decían en 23 años nos devuelven el Canal. Los pesimistas decían que todavía faltaban 23 años. Pero ganamos los optimistas porque se fueron los 23 años y el Canal revirtió. Igual ahora: no hay puntos de acuerdo en la relación entre Estados Unidos y Panamá. Se buscan las cosas que nos unan. Este gobierno ha hablado sobre esos temas: su canciller y su ministro de Gobierno y Justicia han dicho ojo, este es un tema pendiente, no es un caso cerrado.
¿Reivindicar la legitimidad del reclamo es reclamar?
–Ahora es el momento de generar un nuevo tipo de relación con Estados Unidos. No es que Panamá olvide los temas pendientes. Pero si vas a establecer un nuevo marco, no vas a empezar por lo más difícil. Al final... llegaremos a ver las cosas que queremos. Así se manejan las cosas en la política internacional.
Hasta donde podía verse, las relaciones de la administración Moscoso con Estados Unidos parecían buenas. Incluso comenzaron las negociaciones de un tratado de libre comercio, pero en el caso de los polígonos no se avanzó.
–Yo no sé si el gobierno anterior tenía relaciones tan fuertes con Estados Unidos. Yo no vi resultados. Sí escuché a la embajadora Linda Watt decir que había altos niveles de corrupción. Una cosa es que tú, a título personal, pudieras tener una buena relación, pero eso no funciona con los países. Yo creo que el presidente Torrijos está recomponiendo una relación con Estados Unidos, con respeto. ¿Cuál va a ser el resultado de las relaciones? Habrá que darle tiempo al tiempo.
¿Cuál es su análisis de estos primeros 14 meses de gobierno? Las encuestas hablan de diferentes niveles de aceptación según el período.
–Mira, cada Presidente establece sus métodos. Los anteriores decidieron pasar su año de luna de miel, ‘aquí no pasa nada’, hasta casi llegar al tercer año. Torrijos decidió abordar dos temas de campaña en su primer año. La Caja de Seguro Social y el tema de la pobreza, que no son ni populares ni fáciles de resolver. Y a nadie le gusta que le metan la mano en el bolsillo. Perdóname, pero si hay algo que no le gusta a la gente es eso. El tiempo dirá si Torrijos estaba en lo correcto.
Desde la oposición intentaron instalar la idea de un gobierno lento y algo torpe.
– ¿Crees que a los cinco meses de gobierno establecer la reforma fiscal y el tema de la Caja de Seguro es lento? Es muy duro. Había que ser arriesgado.
Pero el tema de la Caja está en punto cero.
–Ahí hay un proyecto.
Que hubo que suspender.
–Perdón, pero si no hubiese una ley aprobada, no hubiese una mesa de diálogo. Ahora se discute la Ley 17, para mejorarla. Y todo el que la quiera mejorar tiene una puerta abierta.
¿La democracia todavía no logró revertir la brecha entre pobres y ricos?
–La gente a veces se espanta con la distribución de la riqueza. ‘Aquí hay gente que se muere de hambre’, dicen, como si no se percataran de la situación social del país. En los últimos 20 años la pobreza ha aumentado y también la mala distribución... Mira, no es que yo quiera que haya menos ricos en este país. Pero, ¿por qué no le estamos llegando a la gente que de verdad lo necesita?
¿A Torrijos hay que sumarlo a ola de presidentes como Lula, Kirchner o Chávez?
–El presidente Torrijos tiene muy claro lo que es su agenda social. Porque tenemos que dar la compensación social.
¿Qué opina del proyecto chavista en Venezuela?
–No voy a opinar sobre eso. La política exterior la manejan el Presidente y el Canciller.
¿Quiere ser Presidenta?
–Mi sueño es ser una mujer que siga comprometida con los intereses de este país. Yo no voy a descartar ningún rol. Mientras podamos seguir teniendo influencia sobre los intereses de este país y de esta gente, ahí estaré.
¿Sabe qué lugar ocupará ese domingo que llegará Bush? ¿Va a estar sentada cerca de él?
–No sé. Eso no lo digo yo, lo decide protocolo. ¿Tú dices que me van a mirar mucho?
PERFIL