Nacido el 20 de noviembre de 1942, el presidente Joe Biden anunció formalmente, por video, el pasado martes 25 de abril, su intención de presentarse a las elecciones de noviembre de 2024, para que nuevamente la ciudadanía de Estados Unidos pueda votar por él y de paso se rompa el récord del mandatario con más edad al momento de la elección, establecido por el propio Biden.
La política estadounidense está llena de senadores octogenarios, nonagenarios y uno que otro centenario. Es usual divisar a uno que otro senador dormitando en medio de las sesiones del Senado. Sin embargo, para el presidente hay otros criterios que se aplican dado que representa más directamente a la nación.
La coyuntura
Las encuestas de las principales firmas e institutos especializados revelan que la mayoría de los demócratas no quiere que Biden sea su candidato presidencial, porque lo consideran demasiado viejo. Por otra parte, ningún otro demócrata registra en las encuestas puntajes cercanos a los de Biden.
El progresista y antivacunas Robert Kennedy hijo también comunicó su intención de correr como candidato presidencial. De concretarse esta competencia, Biden tendría que ir a primarias y a cabildos hasta que Kennedy se rinda o llegue hasta el final del proceso interno. Nunca en la historia de Estados Unidos, un presidente en ejercicio, que se haya presentado a la reelección, perdió la campaña interna de su partido. Todos los presidentes han ganado sus competencias internas o incluso se han suspendido dichas competencias por falta de otros candidatos dentro de sus propios partidos.
Al otro lado de la cerca, quien aparentemente cuenta con el respaldo masivo de los votantes republicanos es el expresidente Donald Trump.
Actualmente, Trump está enfrentando cinco procesos judiciales, cuatro penales y uno civil. El enganche carismático de Trump con sus votantes parece ser tan fuerte, que si llegara a quedar preso por algunos de sus procesos judiciales, los votantes lo seguirían apoyando.
En caso de que Trump no pudiera ser el candidato republicano, su más cercano contrincante dentro de ese partido es el joven gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien está detrás de Trump a unos 20 puntos en las encuestas partidarias.
El gobernador DeSantis ha adoptado una serie de medidas, en su mayoría simbólicas, para entusiasmar a las bases republicanas. DeSantis empujó una legislación que redujo la ventana para el aborto voluntario hasta las 6 semanas de embarazo, adoptó reglas que prácticamente eliminan la enseñanza en las escuelas públicas de Florida de la historia de la esclavitud y la discriminación en los Estados Unidos, y se ha enfrentado directamente con Disney por el tema de los derechos LGBTQI+.
Los escenarios
El 72% de los republicanos y el 26% de los independientes están a favor de Trump. El 90% de los demócratas y aproximadamente el 50% de los independientes están en su contra. Todo esto, según una encuesta de Gallup de principios de abril.
No se avizora una razón por la que Trump pueda mejorar estos números. En el caso de Biden, le quedan unos 19 meses hasta las elecciones. Si la economía se mantiene y no hay una gran crisis internacional o un grave problema interno que lo pueda deslucir, Biden podría ser reelecto.
Además, a favor de Biden hay dos fuerzas que lo están ayudando: la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos y los gobiernos estatales republicanos. La derogación del derecho constitucional al aborto por un fallo de la mayoría conservadora de la Corte Suprema en junio del 2022 y la seguidilla de acciones administrativas de gobiernos locales en manos republicanas, y uno que otro fallo judicial local, han intensificado el voto de independientes, sobre todo mujeres profesionales y hombres en comunidades suburbanas a favor de los demócratas. Si la píldora abortiva, mifepristona, queda prohibida en los estados republicanos y sumamente restringida judicialmente en los estados demócratas, esto provocaría un tsunami de votos a favor de Biden.
Por otra parte, si la economía empeora significativamente y temas como la crisis migratoria en la frontera con México se agravan opacando la restricción del acceso al aborto, Biden la tendría difícil.
Potencias como Rusia y China buscarían ayudar a los republicanos para descarrilar el apoyo del gobierno Biden a Ucrania y Taiwán.
Si Biden sufre alguna crisis de salud o el normal deterioro cognitivo que sufren los adultos mayores lo desdibuja como mandatario, afectando su gestión de gobierno o su campaña, siempre es posible que la vicepresidenta Kamala Harris se encargue del asunto. De seguir todo igual, Estados Unidos podría tener la misma experiencia que en Panamá tuvimos con el octogenario Arnulfo Arias o los dominicanos con Joaquín Balaguer. ¡Los octogenarios al poder!