"Dejo en sus manos, bajo su cuidado, a nuestra madre tierra. La dejo llena de collares de oro y plata; no la despojen de sus valijas, no regalen sus pertenencias ni riquezas a extraños. Vendrán días en que extraños llegarán como buitres para acabar con muestra madre tierra. Defiéndanla".
Así hablaba, en su lecho de muerte, hace hoy 62 años, Iguaibilikinya, el sabio y tenaz héroe dule.
Para la historia, este hombre sabio se llamó Nele Kantule, gestor de la revolución de febrero de 1925, cuando los kunas de San Blas se rebelaron contra los atropellos de las autoridades civiles y policiales panameñas que insistían en "civilizarlos", negando su cultura y costumbres.
Nele Kantule o Iguaibilikinya, contribuyó así a forjar una de las experiencias más ambiciosas, exitosas y perdurables de autonomía indígena que se conocen en el mundo y su legado persiste hasta hoy.
EL BUSCADOR
Según la tradición de los kunas, Iguaibilikinya nació en 1868 en Puturgandí. Desde temprana edad le llamó la atención la historia de los grandes hombres de su pueblo. En 1885 se trasladó a la comunidad kuna de Wala, en Darién, a buscar la historia de sus ancestros.
A los 21 años viajó a las comunidades kunas de Caimán y Arquía, ambas en la zona del Urabá colombiano, a continuar los estudios sobre el pasado de su gente. Nele se convertiría así en un vidente y un médico tradicional de renombre. En 1887 se casó con Iguasoguiguili y tuvo tres hijas y cinco varones.
LA REVOLUCIÓN
Nele, siendo saila de Ustupu, se enteró de los atropellos de la policía nacional panameña en contra de los habitantes de varias comunidades y vio que era el momento de promover un cambio. En 1920 un indígena mexicano, Manuel Olivares, visitó tierras kunas y le habló a Nele de las luchas de su pueblo, lo que confirmó sus propias convicciones y deseo de libertad. En 1923 Nele se dirigió a Ailigandí a hablar con el veterano líder Simral Colman, a quien le pidió apoyo para su causa.
Nele forjó una alianza táctica con Estados Unidos para poder enfrentar con éxito a la policía panameña.
Su pretexto: el interés antropológico y místico del explorador estadounidense Richard O. Marsh y de otros pseudo científicos de la época en el particular fenómeno de los albinos kunas, los llamados "hijos de la luna".
El 25 de febrero de 1925, un grupo de guerreros kunas asaltaron el cuartel en San Ignacio de Tupile, resultando muerto el jefe policial panameño Miguel Gordón. Los enfrentamientos continuaron hasta que el Gobierno panameño firmó un acuerdo de paz con los kunas, el 4 de marzo de 1925.
El 3 de septiembre de 1944 Iguaibilikinya muere tras enfermar luego de regresar de un viaje al Bayano.
Hoy hay quienes piensan que la tarea que inició Nele no se ha completado. Por ejemplo, Aresio Valiente, director del Centro de Asistencia Legal Popular y defensor de la causa kuna escribe: "La Revolución Dule no ha concluido. Los kunas debemos utilizar nuestras armas, los profesionales kunas y la sabiduría de los viejos, frente a los nuevos retos como la globalización".
(Vea Los retos pendientes de una comunidad luchadora)