El semanario británico The Economist, a través de un informe de su Unidad de Inteligencia (IU), posa su mirada en la crisis sanitaria que vive Panamá por la Covid-19, y advierte que el gobierno de Laurentino Nito Cortizo, necesita restaurar rápidamente la confianza pública en su administración o corre el riesgo de disturbios sociales.
En el informe titulado “El riesgo de disturbios sociales aumenta a medida que la pandemia persiste”, la publicación analiza la manera como la actual administración ha manejado la pandemia desde el punto de vista político, económico, y social.
El documento hecho público ayer jueves 16 de julio, manifiesta que después de hacer un gran esfuerzo al inicio de la pandemia, Cortizo, corre el riesgo de convertirse en una fuerza política gastada a raíz de que las tasas de infección van en espiral, una respuesta económica poco inspiradora, las acusaciones de corrupción en medio de la crisis, y las profundas divisiones en el partido gobernante [el Partido Revolucionario de Democrático (PRD)].
Menciona que Panamá fue uno de los primeros países latinoamericanos en cerrar las escuelas e introducir pautas para quedarse en casa con unas de las reglas más estrictas de la región, sin embargo, cuatro meses después, la confianza pública en la actual administración “se ha desmoronado”.
Lo económico
El informe de la UI de The Economist, recuerda también que al no acompañar las severas medidas con un alivio económico inmediato y efectivo para los hogares pobres, el confinamiento “estricto no fue práctico y finalmente condujo a la propagación de la infección”.
“La economía ha sido severamente golpeada”, advierte.
Cita el índice mensual de actividad económica del INEC, que reportó que la actividad económica cayó en 35% en abril pasado, respecto al mismo mes de 2019.
Recuerda también que los contratos labores [más de 270 mil] están suspendidos.
“La Unidad de Inteligencia de The Economist pronostica que, aun cuando la actividad repunte en el segundo semestre de este año, el PIB real se contraerá en un 6%, con riesgos inclinados a la baja si persisten los reveses en el plan de reapertura del gobierno”, dice el reporte.
Lo político
Cuando se sumerge en lo político, The Economist menciona que si bien los otros países latinoamericanos no han logrado evitar la propagación del virus, con excepción de Uruguay, en Panamá la decepción con el manejo de la crisis por parte del gobierno se agrava por las acusaciones de supuesta corrupción a algunos de sus miembros.
“El vicepresidente José Gabriel Carrizo, y el ministro de obras públicas, Rafael Sabonge, han sido objeto de campañas en las redes sociales exigiendo su renuncia, después de que se compraron hospitales y equipos de salud a precios inflados”, afirma la publicación.
Sin embargo, ambos permanecen en sus puestos, añade el reporte, para luego decir que no pasó lo mismo con Rosario Turner, quien fungía como ministra de Salud.
Turner fue destituida del gabinete de Cortizo el 24 de junio pasado.
También afirma que “la percepción es que fue despedida injustamente” debido a la política interna del PRD, o posiblemente como resultado de su reciente negativa a firmar una carta que permitía el regreso de los hijos del expresidente Ricardo Martinelli (2009-2014), en un vuelo humanitario.
La Prensa
También dice que las profundas diferencias entre entre dos facciones del PRD son claras y podrían estar afectando los nombramientos y la toma de decisiones en el gabinete de Cortizo.
Esto, añade el semanario, ha llevado a especular que el expresidente, Ernesto Pérez Balladares (1994-99), podría postularse para la presidencia del PRD en las elecciones internas del próximo año. “Sería una figura unificadora, y tiene una reputación de competente, aunque no por respetar las instituciones democráticas”, dice The Economist.
Menciona la batalla legal que tiene con La Prensa “un periódico local independiente”, a quien secuestró cuentas producto de una demanda en curso.