Casi 40 días después de su instalación, el diálogo de Penonomé entre el Ejecutivo y los sectores sociales organizados entra a su recta final con dos desafíos mayúsculos: incorporar al sector privado en medio de las tensiones y tratar de cumplir una serie de acuerdos que incluyen regulación de precios, márgenes de ganancia y una mayor intervención estatal en la cadena de distribución.
Es decir, lo contrario a lo que históricamente ha pedido la empresa privada.
De hecho, la entrada de otros actores al diálogo, particularmente el sector empresarial, así como las denuncias de incumplimiento de los primeros acuerdos, especialmente en materia de canasta básica, es lo que ha prolongado el cierre de la primera fase de la mesa única de Penonomé, facilitada por la Iglesia católica.
Estos acuerdos “deben ser cumplidos y honrados por el bien de nuestro pueblo”, decía ayer domingo en su homilía el arzobispo metropolitano, José Domingo Ulloa, quien recordaba que el 21 de julio se instaló la mesa con el papel de la Iglesia como “puente” en medio de “un país a punto de una explosión social”. Se refería a los bloqueos de calles, protestas y manifestaciones que paralizaron el país por casi un mes.
Para esos días representantes del Ejecutivo y de Bastión de Lucha Oriente Chiricano, Alianza Pueblo Unido por la Vida y Alianza Nacional de los Derechos del Pueblo Organizado acordaron ocho puntos a saber: canasta básica, combustible, medicamentos, educación, energía, Caja de Seguro Social, corrupción y las llamadas mesas intersectoriales y de seguimiento.
Critican exclusión
Desde un inicio sectores productivos y empresariales han cuestionado su exclusión de esas conversaciones, así como el contenido de lo que allí se aprueba.
El Consejo Nacional de la Empresa Privada, por ejemplo, señaló que el diálogo era una especie de “monólogo delirante” que se “convirtió en teatro de planteamientos políticos, que insulta y ultraja a quienes generan empleo y promueven el desarrollo”.
Reacción parecida tuvo la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá, que incluso impulsó la creación de la Gran Alianza por Panamá, que incluye unas 150 organizaciones.
Mientras tanto, en mesa del diálogo de Penonomé, transmitida por SerTV, figuras como Saúl Méndez, William Hugues, Maribel Jaén, Fernando Ábrego, Pastor Falconett, Santiago Montenegro, Armando Espinoza, Alirio Prado y Jorge Guzmán, enfilaban sus críticas contra el sector empresarial e intentaban presentar a los representantes del Ejecutivo, que han desfilado por Penonomé, como sus voceros.
Así fue la tónica en los primeros siete temas en las que no ha faltado la advertencia de volver a las calles.
Y siguió igual este sábado 27 de agosto cuando se declaró el quinto receso de tres días o más. Esta vez se fueron por cinco días.
Incluso hasta la Iglesia, que en su papel de moderador muchas veces ha tenido que pedir bajar el tono agresivo de los discursos, ha recibido dardos por la composición de la mesa entre el Ejecutivo y los sectores que tomaron la vocería de las protestas sociales. “Sabíamos que para mantenerla con los actores primarios recibiríamos las críticas de algunos sectores, incluso las críticas de algunos actores de la mesa”, reconoció Ulloa.
Durante la semana pasada se aprobaron ocho comisiones para darle seguimiento a los acuerdos (ver tabla), pero aquí solo participarían el Ejecutivo y las alianzas, a menos que los integrantes decidan lo contrario.
En donde sí se incluiría al sector empresarial sería en el octavo punto: mesa intersectorial y de seguimiento. Precisamente este es el punto que está pendiente.
Pero las alianzas quieren que los temas se pongan en blanco y negro antes de llegar a la reunión, que preliminarmente sería en el Centro de Conciliación, Mediación y Arbitraje de la Universidad Tecnológica de Panamá.
Estos son: seguridad y soberanía alimentaria; vivienda y hábitat (infraestructura pública); educación, juventud y desarrollo social; salud y seguridad social; derechos humanos, ambiente y pueblos originarios; laboral; transporte y logística.
No obstante, el Ejecutivo planteó que no se debe excluir ningún tema. La discusión para definir este punto, sin embargo, debe continuar el próximo viernes 2 de septiembre a las 9:00 a.m. en Penonomé.
Méndez, en un intento por culpar al Ejecutivo por la demora en pasar a la segunda fase, dejó claro con sus palabras lo enrarecido del clima si se lograra armar una mesa tripartita con el sector empresarial. Calificó a su eventual contraparte como “mafias” y pidió que “vengan para acá; nosotros tenemos muchas cosas que decirles”.