Betty Brannan Jaén Corresponsal bbrannan@prensa.comWASHINGTON, D.C. —En abril de 1989, cuando fue arrestado en Tocumen por las Fuerzas de Defensa, Kurt Muse era un norteamericano que había vivido casi toda su vida en Panamá, donde "su familia tenía un negocio de suministros de imprenta y materiales para las artes gráficas".
No era panameño de nacimiento, pero sí de "corazón", dicen sus compañeros anónimos en la lucha contra la dictadura que encabezó Manuel Antonio Noriega. Esta semana se publicó en Estados Unidos un nuevo libro firmado por Muse y John Gilstrap titulado Six Minutes to Freedom [Seis minutos hacia la libertad], que describe su lucha contra el noriegato, la odisea de su encarcelamiento, y su dramático rescate de la Cárcel Modelo.
El libro promete ser el relato sobre la valentía de ciudadanos ordinarios que se unieron para tratar de derrocar a la dictadura. Es un cuento de héroes que todavía hoy prefieren permanecer en el anonimato, pero que todavía celebran y reconocen que "Kurt fue el más grande héroe de todos".
Su única arma era la radio
En 1987, Muse y sus siete compañeros fundaron La Voz de la Libertad, que interrumpía las transmisiones de Radio Nacional para difundir mensajes de lucha contra la dictadura. En esa época en el país no existían medios independientes. La Prensa y otros medios fueron cerrados por órdenes provenientes de los cuarteles.
Este pequeño bando de amigos –ninguno era político– tenía el "hobby" de escuchar por escáner las comunicaciones de las Fuerzas de Defensa (FDP) con el fin de usarlas a favor de la lucha antidictadura. Muse y sus amigos rememoraron pasajes del día en que escucharon por escáner la confirmación de que Noriega y sus secuaces estaban metidos en el narcotráfico. Además, se enteraron de los planes y tácticas que calificaron de "animales" y "diabólicas", que organizaban los miembros de las FDP para reprimir las manifestaciones ciudadanas.
También lograron descifrar el 95% de los códigos que usaban las FDP, ventaja que más adelante les salvó la vida.
De ese hobby, cuenta Muse, surgió la idea de transmitir mensajes antidictadura por radio, para alertar a la ciudadanía.
"Para nosotros era una odisea tremenda y lo hicimos con mucho temor", relató el gestor de la idea, a quien Muse le ha dado el nombre ficticio de Tomás Muñoz en el libro. Muse explica en su libro cómo obtuvieron el equipo necesario para que "La Voz de la Libertad" saliera al aire. La primera emisión se hizo realidad el 11 de octubre de 1987.
Ese día, cuando Noriega tomó el micrófono para emitir uno de sus tantos discursos, "La Voz de la Libertad" secuestró la frecuencia de Radio Nacional para emitir el siguiente mensaje: "interrumpimos esta transmisión para llevarles un mensaje de esperanza de un pueblo libre y democrático en Panamá. Un día, al fin, tendremos la oportunidad de dar nuestros votos contra la tiranía de la dictadura del General Noriega."
"Les rogamos que sean valientes, que voten. Juntos podremos sepultar la dictadura bajo una montaña de papeletas... Sean valientes. No les tengan miedo. Recuerden que nosotros somos millones y ellos solo son miles", rezaba el citado mensaje.
Dos transmisiones al día
El escritor relata que en poco tiempo lograron hacer dos transmisiones al día. Muse dice que Noriega –desesperado y furioso– contrató a expertos cubanos para localizar el origen de la transmisión de la radio clandestina, pero todos sus intentos fueron infructuosos.
Muse explica que el grupo que lideraba logró evadir a los miembros de las FDP gracias a que habían descifrado los códigos de ese estamento de seguridad. Dice que sabían cuándo sus perseguidores se les estaban acercando.
"Se convirtió en un juego de gatos y ratones, con las FDP tratando de encontrarnos con equipos de direction-finding", dijo Tomás Muñoz, quien también lamentó los comentarios que en esa época se escuchaban sobre "La Voz de la Libertad". Acotó que no reconocían el enorme esfuerzo –y riesgo– de quienes hacían las transmisiones.
"La gente decía cosas como ‘no se oye limpia la señal’, o ‘no se prende la lucecita de estéreo’. Esos comentarios "nos herían porque nadie tenía idea de lo que nosotros estábamos haciendo y lo que estamos arriesgando", puntualizó Muñoz. "Pero nos consolaba saber que teníamos la audiencia del general Noriega, a quien esto puyaba todos los días porque estaba fuera de su control. No podía hacer nada al respecto excepto dar ordenes histéricas", apuntó.
Ese grupo llegó a tener seis o siete transmisores y también transmitieron por televisión.
Con motivo de las elecciones de mayo de 1989, Muse dice que tenían información de que Noriega iba a avalar un fraude electoral, por ello pensaron en hacer transmisiones para permitirle al candidato presidencial de la oposición hacer un llamado a la población para que protestara.
"La idea nuestra era darle micrófono al candidato que perdiera las elecciones, para que él alzara al pueblo, para que al estilo filipino, el pueblo dijera ‘esto se acabó’. Ese hubiera sido el último día de la dictadura", apuntó.
Pero un mes antes de las elecciones, la complicidad de Muse se descubrió. Una mujer, que no identificó, lo delató. Según el escritor, esa mujer fue chantajeada por los secuaces de Noriega. Muse dice que tras su detención no delató a sus compañeros, quienes con sus respectivas familias –incluyendo la familia Muse, con niños, abuelos, y cuñados– lograron huir a Fort Clayton, donde los norteamericanos les dieron asilo y eventualmente los transportaron a Panama City, en Florida. Allí iniciaron una etapa difícil de exilio, que para algunos duraría 10 años.
Un rehén en la Modelo
Mientras tanto, Muse estaba preso. Por suerte, la gente de Noriega no se atrevió a torturarlo físicamente. Lo amenazaban, lo maltrataban verbalmente, no lo dejaban dormir, pero no lo sometieron a torturas físicas. La gran suerte de Muse fue que como ciudadano estadounidense, las FDP no se atrevieron a hacerle todo lo que hubieran querido. Otra ventaja fue que por ser ciudadano estadounidense, el Comando Sur y la Embajada de Estados Unidos tomaron cartas en el asunto. Durante las primeras 48 horas, las FDP insistieron en que no tenían preso a ningún Kurt Muse y la frustración colmó el lado norteamericano hasta que a Marcos Ostrander –abogado panameño que trabajaba con el Comando Sur– y a un "funcionario de nivel mediano" de la embajada se les ocurrió una brillante idea: el funcionario levantó el teléfono y tranquilamente le anunció al Gobierno panameño que todas las visas para Estados Unidos –incluyendo las del Presidente de la República– estaban canceladas hasta que las FDP aceptaran que tenían detenido a Kurt Muse. La medida surtió efecto, en cuestión de horas reconocieron la detención.
De allí en adelante, un representante del Comando Sur visitaba a Muse cada dos días, llevándole comida y noticias de su familia, que estaba a salvo en Estados Unidos. El general Frederick Woerner, escribe que Muse, no se inmutó por pedir la ayuda del Comando Sur, sin embargo dijo que éste se involucró de todos modos porque la esposa de Muse era maestra en las escuelas del Departamento de Defensa en la antigua Zona del Canal.
La Agencia Central de Inteligencia (CIA) también se involucró, pero Muse asegura que él jamás fue espía de la CIA y que "La Voz de la Libertad" jamás fue una operación de la CIA. Debido a que el costo de los equipos y los locales de transmisión resultaron muy costosos –apartamentos alquilados en distintas áreas de la ciudad de Panamá–, Muse y sus compañeros aceptaron donaciones esporádicas (equipos y financiamiento) de la CIA, pero sin permitir interferencia de esa agencia en las operaciones.
El rescate
Para liberar a Muse, agentes del Gobierno estadounidense le propusieron a su esposa que le escribiera una carta de disculpas a Noriega, pero Muse rehusó que lo hiciera. Una de las causas de la invasión a Panamá tenía como objetivo rescatar a Muse de la cárcel Modelo. Después de que la hija y la esposa de Muse le escribieran al presidente George Bush (padre) para rogarle que hiciera algo para rescatar a Muse es que se da la intervención armada a Panamá.
Muse hace en su libro un recuento dramático de lo peligroso que fue el rescate. Relató que las FDP tumbaron al helicóptero estadounidense del cielo y de cómo los soldados especiales de la Fuerza Delta arriesgaron sus vidas para salvar la suya.
El fin de semana pasado, todos los viejos gestores de Radio "Voz de la Libertad" se reunieron en Estados Unidos para celebrar la publicación del libro de Muse. En una entrevista exclusiva concedida a La Prensa, la última pregunta de esta corresponsal fue ¿qué debe hacerse con Noriega cuando salga libre de la cárcel en Miami en septiembre de 2007? La respuesta fue unánime.
"Que conozca La Joyita por dentro", dijo uno. "Diecisiete años no es suficiente para todo lo que hizo", opinaron los demás.