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En El Níspero nace primera cría de tapir en cautiverio
16 may 2015 - 11:47 PM
Hace 45 días las puertas de la sección de exhibición de tapires y mamíferos del zoológico El Níspero, en El Valle de Antón, provincia de Coclé, estuvieron cerradas al público para brindarle espacio y tranquilidad a una pareja de tapir que cuidaba celosamente a su cría nacida en cautiverio.
‘Catalina’, la cría hembra, llegó al mundo de la familia Tapirus, conocida vulgarmente como tapires o puerco de monte, cuando su población silvestre en Panamá estimada hace 10 años en 2 mil individuos ha decrecido en 50%, indicó el veterinario Mauricio Caballero.
Explicó que el cierre temporal de la exhibición obedeció a que se debía seguir un patrón sanitario que requiere esta especie, cuyo depredador principal son los grandes felinos y jaguares de América, y su amenaza latente es la acción humana manifestada a través de la caza excesiva y la destrucción de su hábitat.
El nacimiento de ‘Catalina’, el primero de un tapir en cautiverio desde hace nueve años, ocurrió el pasado domingo de Resurrección a las 3:00 p.m., y su peso inicial al nacer fue de ocho libras y media.
DESBALANCE GENÉTICO
Según Caballero, este nacimiento no es genéticamente ideal, porque ‘Catalina’ es producto de una pareja de hermanos. Su madre, ‘Sara’, de 14 años de edad, es primeriza y ‘Salvador’, su padre, tiene nueve años de edad.
El veterinario sostuvo que el estado clínico de la cría es hasta “saludable”, y no ha presentado ninguna consecuencia patológica de consanguinidad.
Para continuar con la especie se requiere conseguir una pareja (macho) para ‘Catalina’, que no sea familia. “Ese es el nuevo reto, aunque Sara, su madre, recibirá un cuido especial para tratar de sacarle una segunda cría”, sostuvo Caballero.
Tanto ‘Sara’ como ‘Salvador’, padres de ‘Catalina’, nacieron en cautiverio en el refugio del parque Summit y en Villa Gabriela, otro zoológico que existió en El Valle de Antón, respectivamente.
SIN APOYO
Pese a la labor que se está haciendo en este zoológico, el veterinario manifestó su preocupación porque este lugar, que conserva especies en cautiverio que están amenazadas, no recibe apoyo alguno.
No obstante, dice sentir alivio por tener el asesoramiento, recomendaciones, y cruce de información con el zoológico de Houston y de San Diego, en Estados Unidos, así como de países europeos, aunque esto se limita solo a directrices sobre el cuido de animales exóticos y foráneos.
Caballero manifestó que cuidar estas especies es un compromiso que desde hace años tomó, labor que realiza junto a su familia.
Lamentó que en Panamá no existen recursos para fomentar la investigación de animales que están a punto de desaparecer.
ORIGEN y LABOR
Fue en 1976 cuando El Níspero empezó a utilizarse como una finca de descanso y cultivo de plantas ornamentales, hortalizas, y frutales, con la presencia de algunas especies de animales nativos como tortugas, palomas, conejos, loros, gallinas, y algunos mamíferos, donde destacaban los monos, pero nunca se pensó en hacer un zoológico.
Un año más tarde, cuenta Caballero, la cantidad de animales con estadía en el sitio empezó a crecer, generando la necesidad de cobrar para cubrir los gastos de atención y mantenimiento de las especies.
Actualmente, El Níspero no recibe apoyo ni estatal ni particular, por lo que las actividades que realiza son financiadas con recursos propios, sobre todo de las entradas que cobra.
En 1991 la Dirección de Responsabilidad Patrimonial le otorgó el aval de ser los custodios de una par de tapires propiedad de Manuel Antonio Noriega y a partir de ese momento creció la cantidad de visitantes, más que nada por la curiosidad de ver estos ejemplares.
Casualmente, ‘Sara’ y ‘Salvador’, padres de ‘Catalina’, son hijos de esos dos tapires ya fallecidos, y que tenían por nombre ‘Mónica’ y ‘Noriega’.
Hace 45 días las puertas de la sección de exhibición de tapires y mamíferos del zoológico El Níspero, en El Valle de Antón, provincia de Coclé, estuvieron cerradas al público para brindarle espacio y tranquilidad a una pareja de tapir que cuidaba celosamente a su cría nacida en cautiverio.
‘Catalina’, la cría hembra, llegó al mundo de la familia Tapirus, conocida vulgarmente como tapires o puerco de monte, cuando su población silvestre en Panamá estimada hace 10 años en 2 mil individuos ha decrecido en 50%, indicó el veterinario Mauricio Caballero.
Explicó que el cierre temporal de la exhibición obedeció a que se debía seguir un patrón sanitario que requiere esta especie, cuyo depredador principal son los grandes felinos y jaguares de América, y su amenaza latente es la acción humana manifestada a través de la caza excesiva y la destrucción de su hábitat.
El nacimiento de ‘Catalina’, el primero de un tapir en cautiverio desde hace nueve años, ocurrió el pasado domingo de Resurrección a las 3:00 p.m., y su peso inicial al nacer fue de ocho libras y media.
DESBALANCE GENÉTICO
Según Caballero, este nacimiento no es genéticamente ideal, porque ‘Catalina’ es producto de una pareja de hermanos. Su madre, ‘Sara’, de 14 años de edad, es primeriza y ‘Salvador’, su padre, tiene nueve años de edad.
El veterinario sostuvo que el estado clínico de la cría es hasta “saludable”, y no ha presentado ninguna consecuencia patológica de consanguinidad.
Para continuar con la especie se requiere conseguir una pareja (macho) para ‘Catalina’, que no sea familia. “Ese es el nuevo reto, aunque Sara, su madre, recibirá un cuido especial para tratar de sacarle una segunda cría”, sostuvo Caballero.
Tanto ‘Sara’ como ‘Salvador’, padres de ‘Catalina’, nacieron en cautiverio en el refugio del parque Summit y en Villa Gabriela, otro zoológico que existió en El Valle de Antón, respectivamente.
SIN APOYO
Pese a la labor que se está haciendo en este zoológico, el veterinario manifestó su preocupación porque este lugar, que conserva especies en cautiverio que están amenazadas, no recibe apoyo alguno.
No obstante, dice sentir alivio por tener el asesoramiento, recomendaciones, y cruce de información con el zoológico de Houston y de San Diego, en Estados Unidos, así como de países europeos, aunque esto se limita solo a directrices sobre el cuido de animales exóticos y foráneos.
Caballero manifestó que cuidar estas especies es un compromiso que desde hace años tomó, labor que realiza junto a su familia.
Lamentó que en Panamá no existen recursos para fomentar la investigación de animales que están a punto de desaparecer.
ORIGEN y LABOR
Fue en 1976 cuando El Níspero empezó a utilizarse como una finca de descanso y cultivo de plantas ornamentales, hortalizas, y frutales, con la presencia de algunas especies de animales nativos como tortugas, palomas, conejos, loros, gallinas, y algunos mamíferos, donde destacaban los monos, pero nunca se pensó en hacer un zoológico.
Un año más tarde, cuenta Caballero, la cantidad de animales con estadía en el sitio empezó a crecer, generando la necesidad de cobrar para cubrir los gastos de atención y mantenimiento de las especies.
Actualmente, El Níspero no recibe apoyo ni estatal ni particular, por lo que las actividades que realiza son financiadas con recursos propios, sobre todo de las entradas que cobra.
En 1991 la Dirección de Responsabilidad Patrimonial le otorgó el aval de ser los custodios de una par de tapires propiedad de Manuel Antonio Noriega y a partir de ese momento creció la cantidad de visitantes, más que nada por la curiosidad de ver estos ejemplares.
Casualmente, ‘Sara’ y ‘Salvador’, padres de ‘Catalina’, son hijos de esos dos tapires ya fallecidos, y que tenían por nombre ‘Mónica’ y ‘Noriega’.