En El Níspero nace primera cría de tapir en cautiverio

En El Níspero nace primera cría de tapir  en cautiverio


Hace 45 días las puertas de la sección de exhibición de tapires y mamíferos  del zoológico El Níspero, en El Valle de Antón, provincia de Coclé,  estuvieron cerradas al público  para brindarle espacio y tranquilidad a una pareja de tapir  que cuidaba celosamente a su cría nacida en cautiverio.
 
‘Catalina’, la cría hembra, llegó   al mundo de la familia Tapirus, conocida vulgarmente como tapires o puerco de monte, cuando su población silvestre en Panamá estimada hace 10 años en 2 mil individuos ha decrecido en 50%, indicó el veterinario Mauricio Caballero.
 
Explicó que el cierre temporal de la exhibición obedeció a que se debía seguir un patrón sanitario que requiere esta especie, cuyo depredador principal son los grandes felinos y jaguares de América,  y su amenaza latente es la acción humana manifestada a través de la caza excesiva y la destrucción de su hábitat.
 
El nacimiento de ‘Catalina’, el primero de un tapir en cautiverio desde hace nueve años,  ocurrió el pasado domingo de  Resurrección a las 3:00 p.m.,  y su peso inicial al nacer fue de  ocho libras y media.
 
 DESBALANCE GENÉTICO
 
Según Caballero,  este  nacimiento no es genéticamente ideal, porque ‘Catalina’ es producto de una pareja de hermanos. Su madre, ‘Sara’,  de 14 años de edad,  es primeriza y ‘Salvador’, su padre, tiene nueve años de edad.
 
El veterinario sostuvo que el  estado clínico de la cría es hasta  “saludable”, y no ha presentado ninguna consecuencia patológica de consanguinidad.
 
 Para continuar con la  especie  se requiere conseguir   una pareja (macho) para ‘Catalina’,  que no sea familia. “Ese es el nuevo reto, aunque  Sara, su madre, recibirá un cuido especial para tratar de sacarle una segunda cría”, sostuvo  Caballero.
 
Tanto ‘Sara’ como ‘Salvador’, padres de ‘Catalina’, nacieron en cautiverio en el refugio del parque  Summit y en Villa  Gabriela, otro zoológico  que existió en El Valle de Antón, respectivamente.
 
SIN APOYO
 
Pese a la labor que se está haciendo en este  zoológico, el veterinario manifestó su preocupación porque este lugar,  que conserva especies en cautiverio que están amenazadas, no recibe apoyo alguno.
 
No obstante,  dice sentir alivio por tener el asesoramiento, recomendaciones, y cruce de información con el zoológico de Houston y de San Diego, en Estados Unidos, así como de   países europeos, aunque esto se limita solo a directrices sobre el cuido de  animales exóticos y foráneos.
 
Caballero manifestó que cuidar estas especies es un  compromiso que desde hace años tomó, labor que  realiza junto a su familia.
 
Lamentó que  en Panamá no existen  recursos para fomentar la investigación de animales que están a punto de desaparecer.
 
ORIGEN y LABOR
 
Fue en 1976 cuando El  Níspero   empezó a utilizarse  como una finca de descanso y cultivo de plantas ornamentales, hortalizas, y frutales,  con la presencia de algunas especies de animales nativos como tortugas, palomas, conejos, loros, gallinas, y algunos mamíferos, donde destacaban los monos,  pero nunca se pensó en hacer un zoológico.
 
Un año más tarde, cuenta Caballero,  la cantidad de animales con estadía en el sitio empezó a crecer, generando  la necesidad de cobrar para cubrir los gastos de atención y mantenimiento de las especies.
 
 Actualmente, El Níspero no recibe  apoyo ni estatal ni particular, por lo que  las actividades que realiza son financiadas con recursos propios, sobre todo de las entradas que cobra.
 
En 1991 la Dirección de  Responsabilidad Patrimonial  le otorgó el aval de ser los custodios de una par de tapires propiedad de Manuel  Antonio Noriega  y a partir de ese momento   creció la cantidad de visitantes,  más que nada por  la curiosidad de ver estos ejemplares.
 
Casualmente, ‘Sara’ y ‘Salvador’, padres de ‘Catalina’,  son hijos de esos dos tapires ya fallecidos, y que tenían por nombre  ‘Mónica’ y ‘Noriega’.

Hace 45 días las puertas de la sección de exhibición de tapires y mamíferos  del zoológico El Níspero, en El Valle de Antón, provincia de Coclé,  estuvieron cerradas al público  para brindarle espacio y tranquilidad a una pareja de tapir  que cuidaba celosamente a su cría nacida en cautiverio.

 

‘Catalina’, la cría hembra, llegó   al mundo de la familia Tapirus, conocida vulgarmente como tapires o puerco de monte, cuando su población silvestre en Panamá estimada hace 10 años en 2 mil individuos ha decrecido en 50%, indicó el veterinario Mauricio Caballero.

 

Explicó que el cierre temporal de la exhibición obedeció a que se debía seguir un patrón sanitario que requiere esta especie, cuyo depredador principal son los grandes felinos y jaguares de América,  y su amenaza latente es la acción humana manifestada a través de la caza excesiva y la destrucción de su hábitat.

 

El nacimiento de ‘Catalina’, el primero de un tapir en cautiverio desde hace nueve años,  ocurrió el pasado domingo de  Resurrección a las 3:00 p.m.,  y su peso inicial al nacer fue de  ocho libras y media.

 

 DESBALANCE GENÉTICO

 

Según Caballero,  este  nacimiento no es genéticamente ideal, porque ‘Catalina’ es producto de una pareja de hermanos. Su madre, ‘Sara’,  de 14 años de edad,  es primeriza y ‘Salvador’, su padre, tiene nueve años de edad.

 

El veterinario sostuvo que el  estado clínico de la cría es hasta  “saludable”, y no ha presentado ninguna consecuencia patológica de consanguinidad.

 

 Para continuar con la  especie  se requiere conseguir   una pareja (macho) para ‘Catalina’,  que no sea familia. “Ese es el nuevo reto, aunque  Sara, su madre, recibirá un cuido especial para tratar de sacarle una segunda cría”, sostuvo  Caballero.

 

Tanto ‘Sara’ como ‘Salvador’, padres de ‘Catalina’, nacieron en cautiverio en el refugio del parque  Summit y en Villa  Gabriela, otro zoológico  que existió en El Valle de Antón, respectivamente.

 

SIN APOYO

 

Pese a la labor que se está haciendo en este  zoológico, el veterinario manifestó su preocupación porque este lugar,  que conserva especies en cautiverio que están amenazadas, no recibe apoyo alguno.

 

No obstante,  dice sentir alivio por tener el asesoramiento, recomendaciones, y cruce de información con el zoológico de Houston y de San Diego, en Estados Unidos, así como de   países europeos, aunque esto se limita solo a directrices sobre el cuido de  animales exóticos y foráneos.

 

Caballero manifestó que cuidar estas especies es un  compromiso que desde hace años tomó, labor que  realiza junto a su familia.

 

Lamentó que  en Panamá no existen  recursos para fomentar la investigación de animales que están a punto de desaparecer.

 

ORIGEN y LABOR

 

Fue en 1976 cuando El  Níspero   empezó a utilizarse  como una finca de descanso y cultivo de plantas ornamentales, hortalizas, y frutales,  con la presencia de algunas especies de animales nativos como tortugas, palomas, conejos, loros, gallinas, y algunos mamíferos, donde destacaban los monos,  pero nunca se pensó en hacer un zoológico.

 

Un año más tarde, cuenta Caballero,  la cantidad de animales con estadía en el sitio empezó a crecer, generando  la necesidad de cobrar para cubrir los gastos de atención y mantenimiento de las especies.

 

 Actualmente, El Níspero no recibe  apoyo ni estatal ni particular, por lo que  las actividades que realiza son financiadas con recursos propios, sobre todo de las entradas que cobra.

 

En 1991 la Dirección de  Responsabilidad Patrimonial  le otorgó el aval de ser los custodios de una par de tapires propiedad de Manuel  Antonio Noriega  y a partir de ese momento   creció la cantidad de visitantes,  más que nada por  la curiosidad de ver estos ejemplares.

 

Casualmente, ‘Sara’ y ‘Salvador’, padres de ‘Catalina’,  son hijos de esos dos tapires ya fallecidos, y que tenían por nombre  ‘Mónica’ y ‘Noriega’.

 

 

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