La iglesia episcopal Cristo a orillas del mar, mejor conocida como la iglesia de piedra, un templo de corte gótico que constituye un patrimonio histórico para la ciudad y provincia de Colón, cumple 150 años de construcción.
Su historia no ha sido tranquila ni un dechado de sacralidad, toda vez que durante la Guerra de los Mil Días fue profanada por el Ejército colombiano, que la tomó de cuartel y sus reliquias fueron destruidas.
Luego de ser restaurada en 1885 retoma su papel de parroquia de miles de colonenses que siguen el orden episcopal, hermano del catolicismo romano.El solo hecho de ingresar a su nave se convierte en un viaje a la historia de la otrora ciudad de Aspinwall.
Ubicada a pocos metros de la bahía en la urbe colonense, debe su nombre a su cercanía al mar.
Antecedentes
En 1863, William Aspinwall, Henry Chauncy, John Loyd Stephens y George Totten superaron las dificultades a las que se enfrentaron para construir el Ferrocarril de Panamá, el cual acortaba el camino entre las costas este y oeste de Estados Unidos.
Para ese mismo año, la operación del ferrocarril se convirtió en una empresa altamente rentable, permitiendo reforzar la economía en la región, lo que ofreció una mejor calidad de vida a sus trabajadores en cuanto a vivienda, alimentación, recreación y espiritualidad.
Esto último motivó a los lugareños a erigir la iglesia episcopal de Cristo a orillas del mar.
CONSTRUCCIÓN
La estructura comenzó a construirse en 1863 utilizando piedras provenientes de la cantera de Bohío Soldado, un caserío que surgió a orillas del río Chagres, y fue terminada en 1864.
La obra estuvo a cargo del ingeniero James Renwick, natural de Nueva York, bajo la supervisión de la Compañía del Ferrocarril de Panamá, signada por un diseño gótico victoriano.
Renwick, yerno de Aspinwall, era reconocido por sus logros como diseñador de iglesias en Estados Unidos.
El dinero para su construcción salió de donaciones provenientes de los residentes de la entonces ciudad de Aspinwall.
El templo fue consagrado el 15 de junio de 1865 por el obispo Alonso Potter, de Pensilvania, y su primer reverendo en 1883 fue Samuel Kerr, de nacionalidad jamaicana, quien sirvió en esta posición hasta 1889.
REFUGIO
La iglesia sirvió como cuartel, hospital y refugio, cuenta Patricia Reid, guardiana mayor del templo, quien agregó que la destrucción por un fuego de la ciudad de Colón, el 31 de marzo de 1885, provocó que la iglesia suspendiera sus servicios por seis meses.
Siendo uno de los pocos edificios que no resultaron afectados, fue utilizado como refugio y hospital para los enfermos y heridos, además de un cuartel para los soldados colombianos.El 6 de diciembre de 1885 la iglesia episcopal retoma sus labores religiosas, que han continuado de manera ininterrumpida hasta el presente.