La emotiva despedida a Lucy Quintero en su funeral

La emotiva despedida a Lucy Quintero en su funeral
Sepelio de la cantalante Lucy Quintero. Especial para La Prensa/Vielka Corro


Familiares, amigos y representantes de la música típica así como locutores de tarima asistieron este viernes a las honras fúnebres de la cantalante panameña Lucy Quintero, conocida como ‘La Perla Negra de Monagrillo’, para darle el último adiós y rendirle homenaje.

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Fallece la cantante panameña de música típica, Lucy Quintero

La intérprete de música típica panameña falleció la noche del pasado miércoles 1 de febrero a los 74 años de edad en Aguadulce, provincia Coclé.

“Siento penas en mi corazón / Cuando te alejas de mi soledad / Tristeza en mi vida y desilusión / Al pensar que un día ya no volverás”, cantaban a coro los asistentes el tema Penas, mientras un grupo de hombres cargaba el féretro rumbo al cementerio de Monagrillo, la tierra de Lucy Quintero. La letra cantada era uno de los temas insignia de la artista local, junto al también fallecido el acordeonista Victorio Vergara.

El ambiente de camino al camposanto estaba cargado de nostalgia, tristeza y a la vez alegría cuando el público aplaudía como gesto de agradecimiento a la artista por brindarles momentos gratos.

“Hoy estamos despidiendo a mi tía con mucho cariño y así como ella quería. Ella decía: el día que yo fallezca quiero que me canten y vivan alegres, que me recuerden así: alegre”, dijo un sobrino.

La misa de cuerpo presente se realizó en el templo San Miguel Arcángel en Monagrillo.

Artistas típicos de la talla de Alfredo Escudero, Minguito Sáez, Milton Saucedo, Lino Rodríguez, Dorita Peña, Nenito Vargas, Chalino Nieto y locutores de tarima, quienes tuvieron la oportunidad de compartir con la cantalante, rindieron homenaje a la “Ñatita”.

El templo estuvo abarrotado de fieles. Fue el sacerdote Santiago Beltrán quien presidió la misa.

Durante la homilía, el cura instó a los presentes a no estar tristes si no a alegrarse porque Lucy Quintero fue “premiada con la gloria de Dios” y que el sufrimiento terreno de su enfermedad “no era para castigarla sino para prepararla para la vida eterna”.


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