O por lo menos así me sentí este pasado viernes. Fui a APEDE a la develación de los planos del Museo de la Pollera que se pretende hacer en Las Tablas. Antes de ver los planos, Lorena San Román, quien ha sido directora de museos en Costa Rica y es asesora de UNESCO en el tema, hizo una presentación de lujo que dejó a más de uno temblequeando en la silla.
Me encantó lo que dijo. Resumidito: hay que INVESTIGAR entre dos a tres años ANTES de siquiera pensar en el diseño de planos. Hay que definir para quién es el museo; cuál es la mejor locación; qué se quiere lograr con el mismo; obtener los fondos necesarios para su construcción; definir esquema de consecución de fondos post inauguración… y un montón de cosas más.
Fue muy dura en sus planteamientos. Habló sobre el amiguismo; sobre el clientelismo; sobre museos aburridos sin propósito; sobre gente guerreando sin ponerse de acuerdo. Sin embargo, me gustó mucho lo que dijo porque nos cantó un poco de verdades que aparentemente son típicas no sólo de Panamá, sino de Latinoamérica.
Bueno, ¿y por qué lo de la piedra del título? Pues en sesión de preguntas y comentarios, me paré y dije que me parecía estupendo un museo, pero no solo de la pollera santeña, sino de todas las polleras del país. En todo caso, si no se pretende un museo nacional, que sean bien claros en terminología y que lo llamen “Museo Regional de la Pollera de Los Santos” o algo así.
Y aquí va, de rajatabla, mi opinión: no podemos decir que una pollera es mejor que otras, o que una pollera regional representa al país. Todas las polleras tienen su encanto, y su valor. No niego que la pollera santeña tiene muchísimo trabajo y un joyero espectacular, pero no podemos demeritar las demás regiones del país. Todos somos Panamá, y todos somos parte del folclore nacional.
Hablando de polleras, algunos comentarios de la edición 6, que ha sido SUPER comentada positivamente… gracias a todos los que escribieron!
