Sus habilidades en el ring confirmaron el mote de Alacrán, picaba y era muy escurridizo; así era Eusebio Pedroza, un humilde boxeador que llegó a ser campeón pluma desde 1978 hasta 1985, dejando una estela de 19 defensas exitosas en su carrera. La madrugada de este viernes 1 de marzo de 2019 falleció a la edad de 62 años.
Su legado en el boxeo le valió para que en 1999 se convirtiera, junto a Roberto Durán, Ismael Laguna, Hilario Zapata y Panamá Al Brown en uno de los cinco panameños que han sido exaltados al Salón de la Fama hasta el momento.
Pedroza, con un palmarés de 41 victorias (26 por nocaut), seis derrotas (tres por nocaut) y un combate nulo estuvo hospitalizado en el complejo Arnulfo Arias Madrid y después en el oncológico, antes de ser enviado a su casa donde tuvo una recaída.
El campeón mundial batalló contra el cáncer y este viernes murió en el Instituto Oncológico Nacional, confirmaron sus familiares, que dijeron que en estos momentos están organizando las honras fúnebres.
Pedroza fue un boxeador ganador, no de mucha pegada, pero con un estilo que deleitaba y que se ganaba los aplausos al pasar los golpes del rival.
Por ejemplo, en 1978, cuando ganó el campeonato del peso pluma al derrotar al español Cecilio Uco Lastra, en un combate que se realizó en el ese entonces gimnasio Nuevo Panamá.
Eran los tiempos de pantalones de basta ancha, peinados de amplia cabellera y de llenos completos en la ahora Arena Roberto Durán.
A Pedroza en ese momento se le describía como un boxeador de rápidos desplazamientos, excelente contragolpeo y como un estilista. Su largo jab mantenía a raya a sus contrincantes.
La pelea contra Uco Lastra duró 13 asaltos y Pedroza ganó por nocaut técnico, no sin antes poner de pie a la multitud que lo apoyaba en el Nuevo Panamá.
Después de ese histórico triunfo y ese mismo año despachó a los retadores Ernesto Herrera y Enrique Solís. Luego vinieron compromisos contra Royal Kobayashi y Rubén Olivares, entre otros.
En un choque de panameños, le dio la oportunidad a su compatriota Héctor Carrasquilla, a quien noqueó en el asalto 11, en un pleito titular realizado en 1979, también en el Nuevo Panamá, ante un lleno completo.
Ambos pesaron 126 libras exactas y sus combinaciones sacaban los gritos de una multitud dividida. Los volados de Pedroza a los costados siempre fueron una de sus armas preferidas para minar las condiciones de sus rivales.
Pedroza, quien hizo su debut en 1973, perdió su corona en 1985, cuando enfrentó al irlandés Barry McGuigan, por decisión unánime en 15 asaltos en el Loftus Road Stadium de Londres.
Fue una épica batalla de muchos intercambios de golpes, en la que Pedroza fue derribado en el séptimo round. El panameño se repuso, y en el noveno fue puesto en malas condiciones, era el preludio del resultado ante un McGuigan que siempre dio marcha adelante contragolpeando.
Luego hizo cinco peleas más antes de retirarse en 1992, a los 36 años de edad.
Peleó en Puerto Rico, Japón, Corea del Sur, y aún recuerdo su triunfo espectacular en 12 asaltos en Houston, frente al entonces tres veces monarca mundial Rubén Olivares. Otros escenarios fueron Nueva Guinea, Nueva Jersey, Venezuela, Carolina del Norte, etc.
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