La abogada de profesión no guarda rencor, aunque su vida cambió y ha tenido que enfrentar un mundo hostil, “porque no está preparado para personas con discapacidad”, como ella dice.
Valdés vive en Arraiján, de donde viaja todos los días con un conductor que la busca y la regresa en un auto del Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial, donde labora como jefa del departamento de Igualdad de Oportunidades y Género.
Su apretada agenda diaria se vio interrumpida hace tres meses cuando se le agregaron dos sesiones diarias de entrenamientos en el lanzamiento de jabalina, un deporte en el que representará a Panamá en los Juegos Paralímpicos, que se desarrollarán en Río de Janeiro, Brasil, del 7 al 18 de septiembre.
Su llegada al deporte podría decirse que fue un golpe de suerte para Panamá y para ella, una oportunidad de destacar en una faceta que no había explorado hasta este mismo año.
La atleta de 39 años de edad entró al mundo paralímpico en una competencia a la que asistió para apoyar a sus compañeros, pero recibió una invitación para participar, un reto que aceptó y en sus primeros intentos lanzó la jabalina a 11 metros, uno menos que la marca mínima exigida para la categoría B.
Su instrumento pesa un poco más de una libra y la lanza desde una silla especial, que tiene un tubo de donde se agarra para tomar impulso.
“La jabalina tiene que clavarse en el suelo, si no el tiro no cuenta”, aclara la lanzadora, que lo intenta una vez tras otra sin quejarse.
Su jornada comienza de madrugada y se divide entre entrenamientos, trabajo y familia, una trilogía de retos sociales que enfrenta diariamente desde su silla de ruedas, siempre con una sonrisa en el rostro.
El accidente que la dejó paralizada ocurrió el 19 de julio de 2009 en cerro Campana, cuando un vehículo, que manejaba supuestamente un conductor bajo los efectos del alcohol, golpeó su carro y lo envió al barranco. Su hijo menor y ella quedaron en coma.
Valdés comenta que cuando despertó los médicos le comunicaron que no podía caminar, “pero que estaba viva”. El anuncio de los galenos lo tomó con tranquilidad, una paz que necesitaba para velar por su hijo, que intentaba también recuperarse.
La frase
“Me tuve que enfrentar un mundo hostil, que no está preparado para las personas que tienen una discapacidad”, recuerda la paralímpica, que para ese entonces encontró en internet a su mejor aliado.
“Mis brazos son testigos de las veces que me quemé intentando cocinar, sin embargo, el internet me ayudó mucho. Yo solo ponía cómo cocina una persona con discapacidad y allí estaba todo”, recuerda una de las pocas mujeres que ha representado a Panamá en los Juegos Paralímpicos.
¿Y qué tal las instalaciones deportivas en Panamá para personas con discapacidad?
“Con poco se pueden habilitar”, agrega Iveth, que hace unos días regresó de Cuba, donde estuvo realizando un plan de entrenamiento más exigente.
Iveth viaja este miércoles a Río y compite el 10 de septiembre, seis días antes que Francisco Cedeño, otro atleta panameño que también estará en los Juegos Paralímpicos de Brasil.
Cedeño participará en el lanzamiento de la bala, un deporte al que llegó después de practicar baloncesto y balonmano.
Él está paralizado de la cintura hacia abajo debido a un accidente automovilístico que le ocurrió en 2003 en La Chorrera, cuando otro conductor embriagado chocó contra su auto. Tenia 23 años de edad y se desempeñaba como cajero de un banco.
Mello, como también se le conoce a Cedeño, ahora es un corpulento atleta de 37 años que desde 2007 viene representando a Panamá en competencias internacionales, tal vez por eso preguntaba cuándo sería el abanderamiento de la delegación que va a Río, eso ocurrió ayer en la Presidencia, donde el viceministro Salvador Sánchez le entregó la enseña patria.
Esta es su segunda prueba deportiva en Río de Janeiro, donde ya estuvo en 2007 en los Parapanamericanos de baloncesto. Ha participado en el ciclo paralímpico y en los Juegos Parapanamericanos de Canadá en 2015, donde logró clasificarse a Río con un tiro de 10.19 metros, marca que ratificó en el Mundial de Catar de este año.
Cedeño desea inspirar a otras personas con necesidades especiales para que se involucren y se rehabiliten por medio del deporte.
“Mi vida en el momento del accidente cambió, pero no terminó”, así resume Mello su nueva forma de integrarse a una sociedad mezquina, en la que existen leyes para ayudar a las personas con discapacidad, pero no se cumplen.
“Después del accidente pasé un año y medio en rehabilitación”, explica Cedeño, que en Argentina en 2014 formó parte del equipo de balonmano que ganó la medalla de bronce, otro de los deportes que practica.
Técnica
Cedeño es un atleta consumado: entre sus lauros tiene medalla de oro en disco, bala y jabalina de los Juegos Paracentroamericanos de 2013 de Costa Rica.
El lanzador de la bala también estuvo en el campamento de Cuba perfeccionado su técnica, que afina con una doble sesión de entrenamientos en el Rommel Fernández, donde además hace ejercicios para fortalecer sus brazos.
Mello vive en La Chorrera y prefirió hacer un sacrificio familiar para concentrarse en el Centro de Alto Rendimiento de Pandeportes, donde labora actualmente, todo para dejar en alto el nombre de Panamá.
La delegación panameña que viaja este miércoles a Brasil está integrada además por la jefa de misión Yanelis Rodríguez; Ana de Girón, directora técnica de Pandeportes y los entrenadores Andrés Rodríguez y Orestes Pérez.
En Panamá existen cerca de 370 mil personas con algún grado de discapacidad, según el último censo que cita Valdés.
La Ley No. 42 del 27 de agosto de 1999, en su artículo 3 define discapacidad como una “alteración funcional o permanente, total o parcial, física, sensorial o mental que limita la capacidad de realizar una actividad”.
El fondista chiricano Said Gómez ha sido el máximo atleta panameño paralímpico. Ganó en cuatro Juegos Paralímpicos tres medallas de oro, una en Barcelona 1992 y dos en Atlanta 1996; además de cuatro preseas de plata (dos en Barcelona 1992, una en Sidney 2000 y una en Atenas 2004) y una de bronce (Sidney 2000).