Panamá, el 52% de las causas de muerte tienen que ver con condiciones asociadas al corazón, riñones, cerebro y vasos sanguíneos. Estadísticamente, los infartos, derrames cerebrales, problemas renales y relacionados con la obesidad, en conjunto, tienen un mayor peso que distintos tipos de tumores. El estilo de vida puede influir en gran medida en estos problemas de salud y, por lo tanto, es un factor modificable.
El doctor Jorge Jesús Rodríguez Sotomayor, médico familiar, docente universitario y colaborador del Ministerio de Salud de Panamá, señala que el cuidado de la salud debe contemplar cuatro esferas: la biológica, la psicológica, la social y espiritual.
En el aspecto biológico, el cuerpo, como un carro, requiere un “mantenimiento” periódico. Se debe ir al médico y al odontólogo al menos una vez al año, para hacerse chequeos o controles.
“El médico general o de familia debe evaluar al paciente según su edad, sexo y factores de riesgo; le ordenará algunos estudios, le puede prescribir medicinas y vacunas, aparte de aconsejarlo sobre su estilo de vida”, añade el médico.
Según estudios realizados en Panamá, alrededor del 30% de la población panameña tiene obesidad y un 28% tiene sobrepeso. Aunque en algunos casos hay factores genéticos relacionados, la mala administración del tiempo y el manejo inadecuado del estrés también influyen. “Se prefiere la comida rápida, a veces se saltan el desayuno por andar apurados, y eso aumenta el riesgo de obesidad y de tener un derrame o infarto”, detalla el Dr. Rodríguez.
Tomar medio litro de agua antes de comer y sustituir otras bebidas por agua, ayuda a perder peso. Es recomendable consumir alimentos que el estómago tarde en digerir.
Devorar la comida podría llevarlo a repetir. El doctor Rodríguez señala que hay que sentarse a comer con calma y preferiblemente, conversando, ya que deben pasar unos 15 minutos después del primer bocado para que se active el centro de la saciedad en el cerebro.
La actividad física diaria, al menos por 30 minutos, también es importante. El médico destaca que se deben practicar ejercicios aeróbicos, de estiramiento y de peso, para mejorar no solo su condición cardiovascular, sino también la postura, ganar flexibilidad y fuerza, y evitar dolores y caídas. “La expectativa de vida aumenta de dos a cuatro años con solo hacer una actividad aeróbica adecuada”.
Las conductas de riesgo también inciden en la salud. Por ejemplo, los fumadores se reducen 15 años de vida con este hábito, y el consumo de alcohol aumenta el riesgo de cáncer de hígado. No obstante, los flavonoides que se encuentran en el vino tinto, el chocolate amargo, el jugo de manzana, el de arándanos, uva y en el té negro pueden conferir cierta protección cardiovascular.
Situaciones familiares, laborales y del entorno producen estrés, que hace que se eleve el nivel de la hormona cortisol. Un mal manejo del estrés puede acarrear problemas cardiovasculares y aumentar el riesgo de obesidad. La forma como se relaciona la persona consigo misma, con los demás, con la naturaleza y con un ser espiritual impacta en su forma de afrontar las situaciones cotidianas y el estrés.
“Quienes tienen un propósito en la vida viven 17 años más en comparación de quienes no lo tienen”, indica el galeno. “Enfrentar las adversidades con resiliencia y optimismo aumenta la probabilidad de vivir más años”.