"Mi hija no quiere que me corte el cabello, pero igual ya se me está cayendo. Lloro, aunque la gente me dice que no me preocupe, que a muchos les ha pasado y han salido adelante", expresa Vita Reyes, de 70 años, quien fue operada de cáncer este año.
Reyes quería quitarse el poco cabello que le queda y buscar una peluca. Para esto fue a la Sala de Belleza de Fundacáncer, ubicada en el Instituto Oncólogico Nacional (ION).
En el salón la recibió Serbacia De La Cruz, técnica en enfermería que labora en el ION, quien tiene poco más de 10 años de apoyar a las personas con cáncer y a sus familiares.
Voluntarios
De hecho, en los últimos años también ha colaborado en esta sala. La motivación para realizar esta labor es más que nada porque "quiero ser una voz de aliento para estos pacientes", expresó la mujer de 54 años, mientras le corta el cabello a Robles.
En medio de esta faena De La Cruz le dice a Robles que hay varias pelucas y que podrá escoger la que desee. "Se verá incluso más joven", le animó.
Al finalizar, Robles esbozó una sonrisa al verse en el espejo y pasó su mano por su nueva cabellera. En ese momento De La Cruz reiteró: "eso es lo que hacemos, animar a las personas y lo hacemos de todo corazón".
En las filas de voluntarios en pro de estos pacientes de cáncer también están aquellos que son supervivientes.
Como es el caso de las hermanas Rosalba y Cristina Robinson, que ambas le han ganado la batalla al cáncer de mama y apoyan todas las actividades de Fundacáncer.
Estas mujeres de 52 años también aportan su granito de arena en la sala de belleza, a la que asisten tres veces a la semana, de 9:00 a.m. a 1:00 p.m. Por día atienden entre 20 y 25 personas.
Rosalba inició el voluntariado en 2001, cuando le detectaron el cáncer. "Luego de esta experiencia pensé que si había podido luchar contra el cáncer podía decirle a otros pacientes cómo levantarse y seguir adelante", expresó y agregó, "esta labor es parte de mi vida".
La historia de su hermana Cristina es similar. Empezó hace cinco años, pero de forma esporádica y una vez le detectan la enfermedad, en 2012, sigue la misma rutina de su hermana.
Datos
Para el mes de octubre también venden recuerdos como lápices, pulseras y rosarios.
Los fondos recaudados de estas ventas son destinados a las labores que realiza Fundacáncer para apoyar a cientos de personas que padecen de este mal.
Las cifras del ION registraron 3 mil 227 nuevos casos de cáncer en el país en 2014. A estas cuadrillas de voluntarios se han sumado cada vez más personas. Conozca otras historias.
Llamada hacia el voluntariado
En la actualidad, muchas personas apoyan de una manera u otra a esos hombres y mujeres que están pasando por un diagnóstico de cáncer o que están en pleno tratamiento para contrarrestar esta enfermedad.
El cáncer de mama decidió llegar a la vida de María Milagros Nárvaez en 2013, en ese entonces le practicaron una cuadrantectomía, es decir, una extirpación de un cuarto de la mama.

Aunque buscó varias opiniones sobre este diagnóstico, el final siempre era el mismo: tenía cáncer. "No me quedó otra cosa que hacerle frente a la enfermedad", recuerda Nárvaez, quien tiene 47 años y es periodista.
Entre el ir y venir al ION, ella conoce a los voluntarios de la Asociación Nacional de Pacientes de Quimioterapia (Asonapaq) y, al ver su labor de apoyo a los pacientes con cáncer, decide unirse a esta cuadrilla.
Nárvaez le brinda una voz de esperanza y una mano amiga a los pacientes que están padeciendo este mal y que se sienten aterrorizados, porque no saben a lo que se tendrán que enfrentar.
En esta asociación logran este objetivo más que nada a través de sus testimonios, ya que así los nuevos pacientes pueden ver diferentes panoramas de lo que podría ser su situación y sentirse más tranquilos, expresa.
Muchos sienten temor por las quimioterapias, pero hay que estar claros en que no todos los pacientes van a reaccionar igual a este tratamiento, recalca.
Por otro lado, comenta que su labor también incluye, junto a las otras voluntarias, dar capacitaciones en empresas que solicitan información sobre el cáncer para sus colaboradores.
Además, como miembro de Asonapaq, apoya a las otras fundaciones en actividades para recolectar fondos, añade.
Otra mano amiga
Madeline de Huerta tiene 46 años, y en 2011 le detectaron cáncer en su mama derecha. En ese entonces, una amiga le invitó a Fundacáncer y ella aceptó.
"Fui solo para ver qué era Fundacáncer, pero me enamoré de esta asociación. Conocí a muchas mujeres como yo y dije: ‘Fundacáncer es mi quimio del alma".
Empezó a apoyar a otras mujeres. Veía el día a día de las pacientes con cáncer y les brindaba su apoyo, dándoles una voz de ánimo y aclarándoles, dentro de lo posible, cualquier duda sobre esta enfermedad.

Hasta el día de hoy, De Huerta apoya todas las actividades que realiza Fundacáncer dentro y fuera del ION.
A esta vocación de De Huerta no la detiene nada, pues el año pasado le detectaron cáncer en los huesos y, aunque se encuentra en tratamiento, su labor como voluntaria no ha cesado.
"Me hago exámenes cada tres meses. Tengo tratamiento oral y me inyecto una vez al mes. Además, he tenido dos sesiones de radioterapia", cuenta De Huerta, madre de dos hijas.
Ambas supervivientes, María Milagros Nárvaez y Madeline de Huerta, sienten la necesidad de dar esa voz de ánimo a los que están viviendo lo que ellas un día experimentaron.
Datos
En este mes de sensibilización sobre el cáncer de mama, la Organización Mundial de la Salud recuerda que este tipo de cáncer es el más frecuente.
En las Américas, en 2012, más de 408 mil mujeres fueron diagnosticadas con cáncer de mama.
En el caso de Panamá, en 2014 se registraron 583 casos nuevos de cáncer de este tipo, cifra que ha bajado en comparación con 2013, cuando se registraron 592 casos, según el ION.






