La diabetes no discrimina ni siquiera por edad, pues los niños también son víctimas de este mal que se desencadena cuando el organismo pierde su capacidad de producir suficiente insulina o de utilizarla con eficacia.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la califica como "el problema de salud más desafiante del siglo XXI".
Según encuestas realizadas por la Organización Panamericana de la Salud, la prevalencia de la diabetes infantil en Panamá es de 4 por cada 100 mil niños al año.
La Clínica de Especialidades Pediátricas de la Caja de Seguro Social atiende alrededor de 200 pacientes, señala José de Jesús Grimaldo, médico endocrino-pediatra de este nosocomio.
Desafíos
En este tema es necesario alertar a la población para que esté pendiente de las señales, para que así el diagnóstico se haga temprano y evitar las complicaciones, señala la endopediatra guatemalteca Mayra Serrano, quien participó en la primera Cumbre de Endopediatría 2015 que se realizó en Panamá recientemente.
Que el niño se levante mucho a orinar o se orine en la cama o si bebe mucha agua son algunos signos de alarma, enumera Serrano.
Entre las señales también está la pérdida de peso sin explicación, si se cansa al extremo e incluso baja su rendimiento escolar, apunta Grimaldo.
Una vez se reciba el diagnóstico se deben seguir al pie de la letra las recomendaciones para evitar una complicación, advierte Serrano.
¿Cuáles pueden ser las consecuencias? Afección en los riñones, neuropatía, falta de función adecuada de los nervios que le dan movimiento al corazón, estómago o vejiga, retinopatía u otras complicaciones de los ojos, por mencionar algunas, señala la especialista.
En este sentido, Grimaldo resalta que todas estas complicaciones se pueden prevenir con educación.
Las personas con diabetes piensan que están condenadas a desarrollar estos efectos y no hacen ningún esfuerzo para evitar que se presenten, complementa Serrano.
Contrarrestar
En cuanto al tratamiento, tanto para la diabetes tipo 1 (cuando el páncreas produce muy poca o ninguna insulina) como la de tipo 2 (cuando el cuerpo no puede usar eficazmente la insulina que produce) se requiere un tratamiento multidisciplinario que debe estar conformado por un endocrinólogo pediatra, un médico general, un nutricionista y un psicólogo.
Cada uno de ellos debe brindarle todos los detalles de la diabetes, tanto a los familiares como al niño.
Por ejemplo, deben hacer énfasis en qué es la diabetes, cuáles son sus causas, cómo se aplica la insulina y la dieta que deben llevar.
Por su parte, Grimaldo subraya que la insulina es para tratar a los chicos con diabetes tipo 1, mientras que para la diabetes tipo 2 se trata con pastillas, dietas, aunque se puede llegar también a usar insulina.
Por eso es necesario que los pacientes mantengan un buen control, reiteran.