Era mediodía. Una sonrisa ilumina su rostro, con tranquilidad. Entretanto, una brisa sosegada acaricia suavemente y un cielo opaco se debate con el sol, pues ambos quieren reinar.
En este ambiente lleno de paz y en compañía del sutil sonido de las hojas de los árboles frondosos de aquel parque, el psicólogo Nefthaly Montenegro Ricardo –un joven chorrerano de 29 años– cuenta que desde que estaba en la escuela secundaria Pedro Pablo Sánchez tenía muy clara su vocación por la psicología, porque así podría ayudar a los demás.
Una vez obtiene su título de Bachiller en Ciencias ingresa a la universidad en busca de esta meta.
Sin embargo, no fue fácil porque le tocó trabajar para pagarse los estudios superiores y además mantener a su mamá y a su papá, pues a su progenitor –quien era el que sostenía la casa– le diagnosticaron demencia progresiva, una enfermedad que afecta la memoria.
“Gracias a Dios y al amor en familia y al cuidado que le brindamos día a día aún nos mantiene en su memoria y disfrutamos de ese niño que tenemos en casa”, dice.
Cuando hizo su práctica para recibirse como licenciado, en su tesina propuso un campamento deportivo para desarrollar habilidades para la vida, ya que su segundo ideal seguía presente.
Luego funge como coordinador del programa de Capacitación para el Trabajo (CAPTA) de Fundación Calicanto, en la que además se desempeñó como psicólogo y capacitador.
Para 2013, aplica para una beca de la FHI 360, con sede en Washington, una organización estadounidense sin fines de lucro que tiene presencia en más de 60 países y en todo Estados Unidos.
Después de pasar por entrevistas en las que presentó su proyecto y se enfrentó al reto de que sus competidores todos estaban empapados en el deporte directamente y él era el único psicólogo. Pero al final quedó en el grupo de seleccionados.
Este beneficio consistía en visitar organizaciones no gubernamentales por 15 días en Washington y así conocer cómo se enfoca el deporte como herramienta de cambio a poblaciones de niños y adolescentes en riesgo social y quienes luego dieron los fondos para iniciar un proyecto en Panamá.
Es así como “palpa su segunda meta, la cual denomina Barrios Panamá Ciudad del Niño, ubicado en La Chorrera”, expresa mientras observa con satisfacción a un grupo de niños que son parte de su anhelado sueño.
Decide emprender este proyecto específicamente con chicos de Ciudad del Niño porque también es una organización sin fines de lucro que apoya a la niñez desprotegida, brindando oportunidades de desarrollo a niños y jóvenes que viven en pobreza extrema y en riesgo social que no tienen familia o que la familia carece de los recursos para su crianza y educación.
No obstante, previo a arrancar el proyecto tenía que capacitar y compartir los conocimientos adquiridos en el viaje con todo el personal que colaboraría con este sueño.
EL PROYECTO
El programa que se puso a andar desde el año pasado se inició con 25 niños entre 10 y 12 años, recuerda Montenegro Ricardo.
Así, el día para Barrios era el sábado. En 2014, la faena incluyó talleres de destrezas para la vida, que incluían autoestima, respeto, educación, comunicación asertiva, inteligencia emocional, hábitos de estudio y otros.
Además, había un espacio para poner esos conocimientos en marcha y se practicaban diversos deportes como natación, fútbol, béisbol, voleibol, entre otros.
Al final de la jornada se realizaba un convivio en el que el entrenador, los psicólogos, los trabajadores sociales y los beneficiarios conversaban sobre lo que habían aprendido.
Para este año 2015, explica con emoción, están participando 10 nuevos chicos, de entre 12 y 16 años.
A diferencia del año pasado, en esta ocasión los niños se están entrenando en el Ultimate Frisbee, un deporte de no contacto por medio del cual juegan en equipo con el fin de hacer anotaciones al equipo contrario con el disco.
A su consideración, este deporte permite reforzar los conceptos de manejo de conflictos que lo llevan del “deporte a su vida real”.
OTRA SATISFACCIÓN
La llamarada de Nefthaly Montenegro Ricardo en pro del apoyo social no solo se limita a Barrios Panamá, pues actualmente también capacita a niños, niñas, adolescentes y adultos en prevención del VIH y sida.
En este sentido reflexiona: “lastimosamente el estigma y la discriminación hacia las personas con VIH es aún una realidad”.
“La ignorancia en cuanto al tema del VIH, la falta de apoyo a las personas con VIH y muchas veces la desorganización ante la salud pública hacia cada uno de ellos es una realidad. Llevo meses viendo cómo los hospitales carecen de medicamentos antirretrovirales que son los que mantienen con vida a estos pacientes. Duele ver a las personas desesperadas porque no tienen sus medicamentos”.
Hay desconocimiento. Las personas aún creen en mitos. “Hay quienes piensan que el VIH afecta a una población en particular, piensan que el VIH se pega cuando en realidad se transmite”, expresa recordando que también se desempeña como coordinador del programa de atención integral a niños, niñas y adolescentes con VIH de Aids for Aids.
UN SUEÑO CUMPLIDO
Este joven chorrerano no para de soñar, pues confiesa que su próximo “deseo o sueño –porque los sueños se hacen realidad– es llevar Barrios Panamá a otras comunidades, fundaciones y organizaciones”.
“No ha sido fácil”, dice mientras respira profundamente y brota una sonrisa tenue en señal de regocijo, pero “allí vamos”.
¿Cuál es tu satisfacción al terminar cada sábado?
La mayor satisfacción es ver las sonrisas de los chicos y los entrenadores. Además, también el hecho de pasar un sábado sano y ver cómo se crean lazos entre todos como una gran familia. Y saber que los chicos se van con un nuevo aprendizaje y la alegría cuando dicen animados: “Nos vemos el otro sábado, señor Nefthaly… sin falta”.
¿Qué has aprendido de estos chicos?
Sábado tras sábado me enseñan a amar de manera incondicional, a valorar a la familia y a ser felices con lo que tenemos. Pero ante todo, a ser agradecidos con la vida y que a pesar de los problemas que ellos puedan tener siempre regalan una sonrisa. Eso da sentido a la vida. Los chicos me han enseñado a que hay que valorar cada momento.
¿Cuál crees que han sido, hasta ahora, los principales logros de Barrios Panamá Ciudad del Niño?
Hemos notado que los chicos manejan mejor sus relaciones interpersonales a través del deporte. De manera divertida han internalizado aquellas herramientas que les permiten ser mejores personas de lo que ya lo son. Han aprendido a compartir y a trabajar en equipo. Los cambios que el deporte y la psicología crean en conjunto son imaginables; crea no solo mejores personas, sino mejores deportistas.
¿Qué representa para ti trabajar con chicos en riesgo social?
Es un aporte para tener una mejor comunidad con futuros hombres de bien que vivan una vida de mejor calidad. Es mi aporte a un mejor país de manera incondicional. Yo amo ser voluntario.
¿Qué hace falta en Panamá para apoyar a estos chicos?
Hay muchos programas para chicos en riesgo social. Lo importante es hacer siempre algo diferente que ayude a los chicos a tener una mejor calidad de vida. Hace falta más personas que se interesen y tomen la decisión de hacer algo por los demás. Como psicólogo, me gustaría ver más colegas en el área social tomando la batuta y como dice una gran colega y amiga: hacer “Psicología en Acción”.
¿Cuál ha sido la fórmula para lograr tus metas?
La fórmula de lograr nuestras metas está en creer en uno mismo, seguir tocando puertas cuando alguien las cierra, apoyarte en tu familia y verdaderos amigos, ser muy organizado y hacer lo que te apasiona.