¿Se desespera si pasa mucho tiempo lejos del celular? ¿Le resulta frustrante o deprimente cuando los contactos no interactúan con las publicaciones hechas en redes sociales? ¿Siente que su celular vibra o suena, y en realidad no es así?
Si ha experimentado estos comportamientos repetitivamente, quizás esté frente a una de las nuevas conductas de ansiedad que han llegado de la mano de la era tecnológica.
Se trata de nuevos casos que están siendo estudiados, y entre ellos destaca el miedo a salir de casa sin el celular, denominado como nomofobia, afirma el médico psiquiatra Guillermo Rodríguez Cárdenas.
Al menos la mitad de la población padece de este síndrome y no lo sabe, estima.
También está el “fomo”, de la expresión fear of missing out, o, en español, “miedo a perderse de lo que está pasando”. En este caso, perderse lo que ocurre en el universo de las redes sociales.
Este concepto ha ganado popularidad en los recientes años, según los estudios realizados por el pionero en este tema Andrew Przybylski, investigador del Oxford Internet Institute.
De acuerdo con los resultados de sus investigaciones, el “fomo” se describe como “la sensación de malestar que se siente al ser consciente de que otras personas están realizando actividades agradables y uno no forma parte de ello”.
En este listado de manifestaciones por causa de la tecnología, también está la depresión por redes sociales, que se puede presentar porque los contactos de una persona no interactúan o responden a las publicaciones que esta realiza. Por ejemplo, si sube una foto y no obtiene muchos likes, ilustra la psicóloga Yadira Bernal.
Hoy día también hay quienes han sufrido situaciones que expertos han denominado como la “llamada imaginaria” o “efecto Google”. La primera corresponde a que la persona está tan pendiente de su celular que sueña con que este ha sonado o vibrado y la segunda hace referencia a la tendencia de olvidar información por estar acostumbrados a buscar lo que desea en internet.
Estos casos no están tipificados como trastornos en los manuales de diagnóstico de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aclara el psicólogo Ricardo Turner, de la Clínica Psicológica de la Universidad de Panamá.
Aunque la OMS sí ha estimado que una de cada cuatro personas en el mundo puede sufrir trastornos de la conducta relacionados con las nuevas adicciones.
TECNOLOGÍA QUE APRISIONA
La evolución tecnológica y la popularización de internet han traído infinidad de ventajas para la vida cotidiana. La otra cara de la moneda, en tanto, es que también han ocasionado que algunas personas sean dependientes de estas herramientas.
Por esta situación han surgido comportamientos como el “fomo” (fear of missing out), la nomofobia, el efecto Google y la llamada o vibración imaginaria, por mencionar algunas.
INDICADORES
En el “fomo”, la persona vive con la ansiedad eterna de que están pasando muchas cosas en las redes sociales y no puede prestar atención a todas, explica Guillermo Rodríguez Cárdenas, médico psiquiatra.
Además, siente que otras personas se están divirtiendo a lo grande cuando ven sus fotos en Facebook, Instagram y Twitter, mientras ellos están bajo una montaña de mucho “hacer nada”.
Revisan compulsivamente el teléfono o la tableta para saber de una notificación, ya sea llamada perdida o mensaje no contestado.
La sensación de angustia aumenta en los lugares donde no puede usarse el teléfono móvil como bancos, cines, teatros, aviones, entre otros, asegura María Silvia Amaya, psiquiatra de niños y adolescentes.
“Se presenta con más frecuencia en las personas entre los 18 y 33 años”, dice Rodríguez Cárdenas.
Otro de los síndromes que viven muchos en la actualidad es la nomofobia, término que es una abreviatura de la expresión inglesa no-mobile-phone phobia.
De solo pensar que no tienen el celular por unos minutos, así como el no estar conectados, les genera taquicardia, un claro signo de una dependencia, reitera el psicólogo Aristides De Ycaza.
La persona experimenta ansiedad, dificultad para concentrarse, irritabilidad, inquietud y sensación de inseguridad, dice Amaya.
Los nomofóbicos tienden a regresar en busca del teléfono sin importar la distancia recorrida, manipulan su dispositivo móvil en reuniones, en la escuela, universidad y hasta en el baño.
Pueden olvidar todo: llaves, auto, apuntes, accesorios (menos el celular), y al igual que los adictos, requieren salir de los lugares que lo prohíben para revisarlo.
La nomofobia es más recurrente en mujeres, porque su estructura cerebral se caracteriza por una mayor necesidad afectiva y de comunicación que los hombres, y entre los adolescentes por su inmadurez y dificultad en el manejo de los impulsos.
Estudios han revelado que el 70% de las mujeres reconoce tener pánico a perder su celular frente al 61% de los hombres, recuerda Rodríguez Cárdenas.
Por otro lado, aquellas personas que están habituadas a los teléfonos también pueden presentar lo que ha sido llamado por los expertos como la vibración o llamada fantasma.
¿Cómo se manifiesta? Cuando creen que su celular ha sonado o vibrado sin que haya ocurrido. Estas raras sensaciones se presentan porque el cerebro empieza a vincular el celular con cualquier otro impulso, explica la psicóloga Yadira Bernal.
Según la especialista, aproximadamente un 70% y 80% de los usuarios de teléfonos móviles ha percibido esta conducta en mayor o menor medida.
Entre estos síndromes también está el efecto Google, que es cuando las personas tienden a olvidar cualquier información por estar acostumbradas a buscar todo en la red.
Bernal comenta que ese fenómeno irá aumentando en la medida en que se siga guardando información, incluso personal en los dispositivos tecnológicos.
Por lo general, estos individuos saben ciertos datos, sin embargo, son incapaces de recordarlos y recurren a una búsqueda en internet.
EFECTOS
Las consecuencias de padecer uno de estos fenómenos pueden ser materiales, físicas, sociales y afectivas.
Se incluye descenso en el rendimiento académico y laboral, aumento de los niveles de estrés y ansiedad, menciona Amaya.
También pueden ocasionar problemas en las relaciones sociales, familiares y de pareja, pues el estar pendiente del teléfono celular o las redes sociales hace que la persona descuide e, incluso, abandone el disfrutar el tiempo con otros para estar “conectado”, dice Rodríguez Cárdenas.
A largo plazo se puede generar un aislamiento social y afectivo del mundo real.
Altera los hábitos de sueño, ocasiona daños en la columna y en el cuello, en los músculos y en las articulaciones de las manos y en la visión, añade Amaya.
Además, de acuerdo con las estadísticas de la Policía Nacional, el 25% de los accidentes de tránsito se da a causa del uso de celular mientras conduce.
Por otro lado, según el índice global de tecnología de la información, Panamá está en el cuarto lugar de penetración de telefonía en el mundo, lo que lo convierte en un país altamente consumidor.
En el país existen 6 millones 946 mil 636 líneas de celulares activas, registra la Autoridad Nacional de los Servicios Públicos.La clave no está en evitar el uso de las herramientas tecnológicas, sino en usarlas de forma adecuada y velar por una educación que comprenda tanto los aspectos positivos de las nuevas tecnologías como los usos indebidos y patológicos, aconsejan.