Las tortugas marinas lloran. Es la forma en que expelen la sal que absorben a través de sus ojos, aunque a simple vista parezca llanto.
Sin embargo, impresiona. Así lo recuerda Jacinto Rodríguez, especialista en tortugas y presidente de la Fundación Agua y Tierra, la primera vez que vio a un quelonio lagrimear.
El contexto no era positivo, pues según explica, se trataba de un ejemplar recién cazado por una comunidad, que sin vacilar, se dispuso a hervir vivo al reptil para una comilona posterior.
“Ese día supe que me dedicaría a la protección de estos ejemplares”, añade Rodríguez, quien desde entonces se ha dedicado -como diría Ernesto Sábato en su Resistencia- al “amparo sin resignación” de los quelonios marinos.
La playa de Mata Oscura, en la provincia de Veraguas, es su área habitual de trabajo. Desde ahí puede auxiliar a las cuatro especies de tortugas marinas: carey, verde, canal y lora, que suelen desovar en ese sitio y en todo el litoral Pacífico entre los meses de junio y noviembre.
No obstante, en 2014 la naturaleza tomó un giro distinto, provocando un mayor arribo del ejemplar verde a esa costa.
“El año pasado nos percatamos de que la temporada de anidación de la tortuga verde se adelantó, y que desde el mes de agosto ha comenzado a desovar”, dijo Rodríguez.
Desde entonces, el número de anidaciones de tortuga verde o chelonia mydas se ha disparado. “En comparación con 2013, el año pasado registramos cerca de 30 anidaciones de este ejemplar solamente durante el mes de noviembre”, añadió el especialista, quien se ha visto en la necesidad de extender los períodos de vigilancia para no perder de vista el fenómeno y, a su vez, crear una base de datos sobre las anidaciones durante la temporada seca para conocer si es necesario ampliar el período de observación en la playa.
“Durante el verano solíamos hacer sondeos ocasionales para ver el número de nidos”, continúa Rodríguez, quien explica que en un período de cinco meses, por ejemplo, apenas se podrían registrar unos 40 nidos.
Para mediados del mes pasado, empero, la Fundación Agua y Tierra ya contaba con un registro de 60 cavidades.
Aunque la fundación mira con buenos ojos la circunstancia, también prevé que pueda ser resultado de alguna condición derivada de los cambios en el planeta o probablemente sea consecuencia de los proyectos de rescate y liberación que se realizan en el istmo.
“Evidentemente haría falta estudiar a fondo si estas hipótesis son viables”, subraya.
VOLUNTARIADO Y RESCATE
El Fondo Mundial para la Naturaleza asegura en su publicación Conservación de las tortugas marinas, que seis de las siete especies mundiales nadan en mares latinoamericanos y caribeños bajo amenaza de extinción.
El cambio climático aunado con la destrucción de las playas y la sobreexplotación de su carne, caparazón y huevos, así como su mortalidad en redes de pesca y anzuelos, figuran como los amagos principales.
Para Rodríguez, la sobreexplotación de los quelonios y los estragos en las playas figuran como punteros en su lista de objetivos por mejorar.
Fue así como desde 2011 la fundación que preside hizo mancuerna con el grupo de acción comunitaria de Río Quebro, Asociación Agro Pesca de Quebro (AAPEQ), para crear un proyecto dedicado al rescate y reubicación de nidos de tortugas y cuidarlas de las manos del ser humano, los ataques de los perros y la extracción de arena sin control.
Aunque la tortuga lora o lepidochelys olivacea es la especie que más suele llegar a las costas Pacíficas istmeñas, al tener más ejemplar verde desovando en la playa. “Se podría vaticinar una mejoría en su población, que también se reporte como una variedad en estado vulnerable”, añade el especialista.
Las iniciativas de rescate que impulsa la fundación sin fines de lucro consisten en patrullajes nocturnos para identificar nuevos nidales en la arena.“Estos huevos son recogidos y trasladados a un refugio con viveros especiales para su cuido”, señala Rodríguez, quien los describe como corrales adyacentes a la playa, creados para incubar a los huevos hasta su nacimiento.
La idea es darles a los óvulos un refugio temporal por un período aproximado entre 45 y 60 días para luego ser liberados al mar.
Para esa labor, los especialistas utilizan alambres y mallas a fin de evitar el paso de personas, animales y otros depredadores naturales.
Los espacios comprenden cuadros de 50 centímetros delimitados con cuerdas, en donde se colocan cilindros fabricados con mallas y forrados con material antiáfido para mayor protección de los huevos, “pues también son vulnerables a que algunos insectos depositen en ellos sus larvas, impidiendo así el desarrollo del reptil”, agrega Rodríguez.
NECESIDADES
El presidente de Agua y Tierra explica que en la actualidad, la entidad se apoya del trabajo de sus voluntarios.
“Somos 15 personas que conformamos la fundación y tres personas trabajando de forma permanente en el cuidado de las tortugas”, dice Rodríguez.
El vivero levantado en Mata Oscura tiene capacidad para 100 huevos, y a la fecha se ha quedado sin espacio para recibir más crías.
“Nos estamos organizando para construir un nuevo vivero para el mes de febrero o marzo, aunque precisamos algunos materiales para culminar su edificación”, explica el especialista, quien menciona algunos elementos necesarios como alambre de ciclón galvanizado, mallas de cuadro plásticas y antiáfidas (tipo mosquiteras), guantes de látex para proteger a los huevos y neonatos de posibles bacterias, bolsas plásticas transparentes y lámparas rojas como los más apremiantes.
“Como fundación dedicada a la conservación de la naturaleza, no contamos con fondos fijos para llevar a cabo las tareas fijadas”, agrega Rodríguez, quien explica que la organización suele trabajar en conjunto con universidades y entidades cívicas y ecológicas para sus cometidos.
Igualmente se apoya en los voluntarios y donantes individuales interesados en incursionar en la temática ambiental.
“Cualquier interesado en cuidar la naturaleza y con buenas condiciones físicas es bienvenido a participar”, remarca Rodríguez, quien señala que es importante el valor de las personas para cuidar el medio ambiente.