El abultamiento anormal del cráneo en bebés, afectaciones en el sistema neurológico, fallas en la visión e incluso la muerte, son consecuencias graves que deja la toxoplamosis, según coincidieron científicos reunidos en el simposio “Toxoplasmosis: Nuevos desafíos ante una infección silente y su impacto en salud pública”, celebrado este viernes, en el marco del XIV Congreso Nacional de Ciencia y Tecnología de Panamá.
En el mundo ocurren un millón 200 mil muertes de bebés a causa de la toxoplasmosis. Sin embargo, 2 billones de personas en el mundo desconocen que llevan el parásito (Toxoplasma gondii) alojado en el cerebro.
La preocupación principal se enfoca en las mujeres embarazadas, que pudieran contrarrestar las afectaciones en sus hijos con un tratamiento oportuno. El 50% de mujeres embarazadas que se infectan no presentan síntomas que les adviertan de la presencia del parásito en su organismo.
Por tanto, los bebés nacen con la enfermedad sin recibir tratamiento hasta que se manifiesta alguna anomalía como la hidrocefalia o dilatación anormal de los ventrículos del cerebro.
La doctora Eileen Stillwaggon apunta a que las políticas de salud pública deben enfocarse en facilitar pruebas en madres embarazadas, puesto que acarrear el tratamiento para nacidos con la enfermedad es más costoso que prevenirlo. “Con la cobertura de los costos de un tratamiento para un bebé con diagnóstico tardío, se podrían hacer 77 mil pruebas a madres por año, e incluso sobraría dinero para tratar a cuatro niños con daños en la vista”, explicó a partir de un estudio económico sobre la enfermedad aplicado en Austria.
Por mucho tiempo se ha creado un estigma hacia los gatos (no vacunados), porque generalmente son los transmisores del parásito a través de las heces. Este no es el único riesgo, también la ingesta de comida cruda, no lavar bien las frutas y verduras, así como el mal lavado de manos son una oportunidad para el parásito, manifiesta el científico colombiano José Montoya.
En Panamá, un estudio realizado en un periodo de un año en el Hospital del Niño detectó que 70 infantes tenían toxoplasmosis. Se ha creado un equipo especializado para hacerle frente a este mal curable si se diagnostica a tiempo.

