Existe un “antes” y un “después” en cuanto a la tecnología utilizada para diagnosticar el cáncer.
Hasta hace poco tiempo solo se contaba con el uso de radiografías, mamografías, resonancias magnéticas y otros recursos de pruebas diagnósticas de imagen para identificar anomalías.
Ahora, ya en 2015, la comunidad científica ha sumado nuevas tecnologías que permiten diagnosticar el cáncer de una manera más específica, lo que posibilita que consecuentemente el paciente reciba una terapia diseñada para él.
Una de esas herramientas novedosas son las pruebas que permiten estudiar el perfil molecular detallado de tumores malignos que afectan a una determinada persona. Y es que aunque dos personas sean diagnosticadas con la misma enfermedad, ambos pacientes son molecularmente diferentes.
Así lo expuso el médico argentino e investigador clínico Daniel Ciriano en una conferencia sobre innovación en materia de salud en el marco de un foro de periodismo científico en salud realizado la semana pasada en Cartagena, Colombia.
Si uno compara cómo se hacía un diagnóstico de cáncer hace unos 15 años, el especialista se tenía que basar en imágenes que mostraban que había un tumor, y si estaba localizado en los pulmones, era denominado “el cáncer de pulmón”, cuando en realidad existen diferentes tipos de cáncer de pulmón, de seno, entre otros.
Hoy, gracias a la tecnología que permite estudiar el perfil molecular de tumores malignos, “sabemos que hay decenas de diferentes tipos de cáncer de pulmón, ya que los tipificamos con estudios de precisión molecular, y así podemos saber si expresan o no determinadas proteínas, si tienen o no desviaciones en algunas de esas cadenas [de proteínas] y moléculas intracelulares que están en las células tumorales para así actuar en consecuencia”, expuso Ciriano, quien dirige los programas de capacitación en Metodología de la Investigación Clínica en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad Católica de Córdoba.
Ayer y hoy
Antes, los pacientes eran diagnosticados con cáncer a través de imágenes obtenidas por macroscopía tumoral.
Ayer “se tomaba una decisión clínica y se hacía un monitoreo clínico basado en esta cosa grosera de la macroscopía tumoral. Hoy en día la comprensión profunda de la biología permite ya un tratamiento personalizado, teniendo en cuenta el perfil molecular de cada tipo de tumor, lo que posibilita tomar decisiones clínicas adaptando el tratamiento hacia el perfil molecular”, expuso el doctor Ciriano.
En otras palabras, hoy se cuenta con pacientes que en un futuro van a poder obtener un testeo molecular intensivo, que podrá incluir aspectos de la genómica de su tumor y de la genómica de su patología.
El genoma de un tumor
En entrevista con La Prensa, Daniel Ciriano afirmó que para obtener el perfil genómico de un tumor se extrae una parte del tumor del paciente y se le hace una serie de análisis genómicos para identificar cuáles de los 300 genes que están involucrados en la génesis del cáncer están expresados en ese tumor en particular.
Esta información se compara con “bases de datos de información de estudios clínicos, pero también con datos de la práctica cotidiana del mundo real, que contienen datos de tumores que tienen las mismas características genómicas, es decir, la misma huella genómica”.
Mediante esa comparación, “se puede observar de qué manera determinados pacientes respondieron a estudios clínicos o a drogas que están siendo evaluadas en estudios clínicos, y también cómo reaccionaron pacientes con ese mismo perfil tumoral a tratamientos en la práctica cotidiana con diferentes esquemas de tratamiento”.
Doctor Daniel Ciriano
Investigador clínico en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad Católica de Córdoba.
De esta manera, con la correlación de todos esos datos, el oncólogo que envía a analizar el tumor, por ejemplo, a una firma de análisis molecular y genómica, lo que recibe es un reporte en el que, además de reflejar la tipificación genómica del tumor, incluye información que indica casos reales de otros pacientes con las mismas características de ese tumor y con qué productos han sido tratados, obteniendo una determinada sobrevida.
Hoy “el médico puede tomar la decisión terapéutica que quiera, pero esa información que recibe [sobre el perfil genético del tumor] es una información valiosa, “que le está contando cómo ya cientos de pacientes han respondido de una manera u otra a un tratamiento”.
Esto es algo absolutamente novedoso, que está recién empezando a ser utilizado en estudios clínicos y en pacientes de la vida real, ya que los oncólogos están mandando a hacer este análisis de perfilación genómica para poder ser precisos en el tratamiento, afirma Ciriano.
“Para mí esto tiene un potencial de mejorar drásticamente la manera en que los oncólogos encaran el diseño de las líneas de tratamiento, porque ya no toman decisiones por haber leído o no un paper científico, por haber ido o no a una conferencia de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica, sino que están recibiendo datos reales, de la vida real de cientos de miles de pacientes que han sido tratados en todo el mundo. El impacto que puede tener eso en cómo se manejan los pacientes oncológicos a partir de ahora va a ser fantástico”, indica.