Para Erick Núñez, del Departamento de Biodiversidad y Vida Silvestre del Ministerio de Ambiente, los corredores biológicos son “núcleos” o zonas protegidas, encaminadas a la conservación y al uso sostenible de los recursos naturales.
Para este especialista istmeño, el proyecto del Corredor Biológico Mesoamericano del Atlántico Panameño (Cbmap) se destaca como uno de los más relevantes en cuanto a conectividad de paisajes y estudios de especies.
Forma parte del Corredor Biológico Mesoamericano, que se inicia desde el sureste mexicano y que en Panamá se extiende desde Bocas del Toro hasta Darién, “permitiendo la conectividad entre paisajes, ecosistemas y hábitat”, asegura.
Antes de que el Cbmap se constituyera, estaba establecido el Proyecto Paseo Pantera, que desde su génesis en la década de 1990 por la Wildlife Conservation International y la Caribbean Conservation Corporation, buscaba restablecer la región centroamericana como una zona de tránsito de especies como panthera onca o jaguar, explica Stanley Heckadon en su libro Agenda ecológica y social para Bocas del Toro.
Además del Cbmap, sobresalen otras zonas naturales en el país, que también se constituyen como núcleos vitales para el desarrollo ecológico, aunque de acuerdo con Núñez, la mayor cobertura vegetal se encuentra en la vertiente caribeña del istmo.
Núñez menciona el Corredor Altitudinal de Gualaca, que conecta las áreas protegidas de la región costera de Chiriquí con la Reserva Forestal Fortuna. Mientras que en el litoral pacífico se encuentra el pasaje, que abarca desde el Parque Nacional Cerro Hoya hasta la Reserva Forestal El Montuoso, en la península de Azuero, continúa.
El especialista señala, igualmente, otros tránsitos relevantes como el Corredor Transístmico Panamá-Colón y los boscajes propuestos por la oenegé The Nature Conservacy: Sixaola-San San, Chiriquí Grande-Bocas del Toro y el Corredor Río Chiriquí, como posibles nuevos corredores biológicos en el Parque Internacional La Amistad.
Los corredores “ayudan a conectar pedazos de ecosistemas”, afirma el ambientalista Líder Sucre, quien explica que su principal función es unir bloques boscosos que permiten aunar su biología y mantener la diversidad. "Son áreas o territorios que hacen posible la vinculación o conectividad entre paisajes, ecosistemas y hábitats", remarca Núñez, por su parte, con el asentimiento del científico Rafael Samudio, de la Sociedad Mastozoológica de Panamá (Somaspa), quien desde 2000 realiza estudios de monitoreo en estos pasajes, que corroboran la funcionalidad vital de estos tránsitos.
Pese a su relevancia natural, los corredores biológicos no forman parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas y no se encuentran amparados bajo una norma legal específica, aunque según Núñez, sí se acoge al resto de las normativas ambientales vigentes en el país. Y aunque desde su concepción estos pasajes "fueron propuestos como estrategias de conservación y uso sostenible, sumando a los propietarios y comunidades locales a iniciativas para mermar pérdida de la biodiversidad, algunas zonas aún son propensas a degradarse, producto del desarrollo de actividades agropecuarias, la minería y el desarrollo inmobiliario, por ejemplo" continua Núñez.
“Panamá es excepcionalmente biodiverso”, dice Líder Sucre, quien asegura que los corredores istmeños cumplen con su función de “puerta de entrada” de un sinnúmero de plantas y animales provenientes del norte y del sur.
Para el ambientalista panameño se trata de una fecundidad, especial y única, principalmente presente en los bosques y corredores biológicos situados en el este del país.
Bosques como el Parque Nacional Chagres conforman ese gran conector que según Sucre, sobresale como uno de los más relevantes, en el ámbito mundial.Para Rafael Samudio, de la Sociedad Mastozoológica de Panamá (Somaspa), la zona que comprende la Sierra Llorona y Santa Rita, conocida como el Corredor Biológico Colón del Jaguar, dentro del Parque Nacional Chagres y el Parque Nacional Portobelo, también figura como una zona próspera para el paso de felinos, aves y mamíferos, hacia la zona oeste del Canal de Panamá. “Y viceversa”, recalca el especialista, cuyas observaciones desde 2005 evidencian la presencia de jaguares fuera de las áreas protegidas.
De esa primera observación se hicieron estudios posteriores, que en 2014 desvelaron la presencia de cinco especies de felinos (jaguar, puma, tigrillo, manigordo y tigrillo congo) y sus mamíferos presa (venado, saíno, conejo pintado y ñeque, por ejemplo) a lo largo del corredor.
De acuerdo con Samudio, lo anterior podría servir para hacer del sector un “sitio bandera” para la conservación y estudios biológicos.
El próximo año, Somaspa espera poder retomar esta investigación para precisar más detalles sobre este corredor.