Para un niño de ocho años, asistir a la escuela no debería representar mayor reto que hacer sus tareas y estudiar para los ejercicios. Para Susana* no fue así. Sus días en el colegio eran “una pesadilla”.
Las agresiones verbales y físicas por parte de un grupo de compañeras siempre protagonizaban sus recreos. “Era frecuente y doloroso, tanto físico como emocionalmente”, rememora Susana, hoy una joven de 16 años, mientras no puede evitar que unas lágrimas corran por sus mejillas al recordar episodios que marcaron su infancia.
Después de casi dos años de vivir en ese desasosiego, sus padres decidieron irse a vivir a otro punto del país y buscar ayuda profesional.
Susana es una de las víctimas alcanzadas por el bullying, situación que se da cuando la persona es acosada, molestada o agredida de una manera continua y deliberada, lo cual le causa dolor físico y emocional.
“El bullying es un acto inteligente”, apunta Ingrid Olivares, directora de la Fundación Basta de Acoso y Violencia en Panamá.
A consideración de Olivares, en el país este tipo de acoso ha aumentado y hoy es más visible por la información que se maneja sobre el tema, a pesar de que se carece de cifras oficiales de este problema.
En este sentido, hay solo dos trabajos estadísticos sobre Panamá. Uno de ellos es la encuesta de la Fundación Relaciones Sanas, que midió cuál es la percepción que tienen los jóvenes sobre este tipo de violencia escolar, cuyos resultados se dieron a conocer el año pasado. Después de aplicar la encuesta a 3 mil 45 estudiantes de entre tercer y duodécimo grado en 11 centros educativos de la ciudad capital, esta arrojó que el 87% señaló haber estado expuesto a algún tipo de acoso durante 2012 y 2013, resalta Solymar Dolande de Mejía, psicóloga y subcoordinadora del programa de bullying de la Fundación Relaciones Sanas.
El otro estudio lo efectuó Unicef y Plan International en 2013, y abarcó toda la región latina. El impacto del acoso escolar en Panamá marcó 57.32%.
“Es por ello que hablamos que de 5 a 6 por cada 10 estudiantes panameños han vivido episodios violentos de bullying”, calcula la psicóloga Sara Escobar, directora del Movimiento Panamá Libre de Bullying.
Empero, Dolande de Mejía añade que a diferencia de hace unos años, hay colegios que están tomando acciones para prevenir este flagelo.
Análisis
En el acoso participan tres elementos: el niño agresor, el que está intimidado y los espectadores. Si no se dan esas tres condiciones “no lo podemos llamar bullying”, porque él necesita de esa audiencia, quiere “que los demás entiendan que demanda un poder”, explica Olivares.
No existe un estereotipo determinado para acosar o maltratar, “no es porque eres gordo o eres feo”. Incluso en el mundo y en Panamá hay niños muy inteligentes y son víctimas. “Solo por ser inteligente, bonitos o agradables”, añade Olivares.
Por su parte, Escobar subraya que el maltrato se presenta mayormente entre los 6 y los 16 años.
Olivares indica que el bullying no nace en la escuela. “Tiene que haber una estructura donde hay partes que se involucran en el tema, por ejemplo, un hogar disfuncional o un hogar agresivo, lo que tú aprendes en ese hogar lo trasladas a tu mundo escolar”.
La mayoría de los que lo ejercen es porque dentro de sus redes son victimizados y por ende les cuesta mucho empatizar con la víctima, porque depositan en ellos la frustración de las situaciones que viven, comenta Jackeline Herrera Royko, directora ejecutiva de la Fundación Amaneceres.
Acciones y planes
En los recientes años se han conformado varios grupos que ejecutan acciones para apoyar a todos los actores del bullying. De hecho, algunas de ellas tienen entre sus planes a corto plazo hacer estudios más amplios sobre el tema.
Por ejemplo, el movimiento Panamá Libre de Bullying, que se creó en 2013, ha orientado a más de 15 centros educativos y ofrecido apoyo a cientos de casos que llegan a sus redes sociales, cuenta Escobar.
De igual forma, comparte Olivares, la Fundación Basta de Acoso y Violencia en Panamá brinda este tipo de soporte en las escuelas y además lidera la campaña “Panamá, basta de bullying”.
Al día recibe por lo menos 40 correos de personas que solicitan información u orientación sobre el tema, resalta.
En esta línea también está el grupo Pink Shirt Day Panamá, que conciencia a las personas y las orienta hacia dónde pueden buscar ayuda cuando se encuentren en esta situación, menciona su fundadora Yuko Wanabe.
Pink Shirt Day es una organización antibullying que nació en Canadá a raíz del caso de un niño de noveno grado que estaba siendo víctima de acoso en su escuela por utilizar un suéter rosado. Dos estudiantes de la misma escuela compraron y repartieron 50 suéteres rosados para hacer una campaña pasiva y mostrar desacuerdo con lo que estaba sucediendo, cuenta Rosa Park, directora de arte del grupo.
De hecho, desde 2011 se ha unido a esta lucha la Policía de Niñez y Adolescencia del área metropolitana oeste, con una campaña contra el acoso escolar, señala la sargento primera Beatriz Pimentel, instructora del programa Great (Educación, entrenamiento en resistencia a las pandillas, por sus siglas en inglés). Según Pimentel, de igual manera han llegado tanto a colegios públicos como privados.
Para reducir el maltrato se debe involucrar tanto a los adultos, niños y a los docentes. Hay que ofrecerles normas de convivencia y comunicar de forma clara todo lo que acarrea este flagelo, sostiene Herrera Royko.
*El nombre fue cambiado
Acciones para borrar las huellas del 'bullying'
17 may 2015 - 05:05 AM