Fernando Baker lleva dos días en la carretera. Salió desde Penonomé, Coclé, y su misión es llegar a Atalaya, en Veraguas.
Es un tipo diestro en estos temas de caminatas largas, pues es uno de los coordinadores del grupo Caminando Panamá.
Pero estos 100 kilómetros han sido más difíciles de lo que pensó.
Lo agota el polvo, el ruido, el sol, la confusión de conocer la ruta a través de un automóvil y no desde los hombros de la carretera.
Le incomoda la sed, las llagas en los pies, el calor. Pero sigue. Con la seguridad de que nada lo hará detenerse.
Reconoce que en algunos momentos la mente se le nubla pero el objetivo final, la manda al Nazareno de Atalaya, lo conforta en su misión.
Lleva 15 años como devoto al Nazareno.
Todo comenzó cuando nació su primera hija con un soplo en el corazón. Y hoy camina. Salió desde Penonomé hacia su Nazareno, con 100 kilómetros de por medio.
Por el camino se ha topado con ríos, amaneceres, gente, atardeceres, colores, olores.
Con el Panamá que transcurre todos los días por la Panamericana.
No ha sido el único en la ruta. Durante su camino se ha encontrado a varios otros peregrinos, la mayoría viste algo de color violeta para distinguirse.
Y quienes los distinguen, responden. Aún cuando Baker no vestía nada violeta, un auto se le estacionó a un lado. Eran dos señoras que lo saludaron, le regalaron agua fría y una bolsa con jugo de naranja.
Sabían que deambulaba sin estar perdido.
Si quieres conocer más sobre el recorrido de Baker, síguelo en Instagram: @ferbaker y en @caminandopanama