Una mala gestión administrativa y operacional generó pérdidas anuales millonarias a la empresa Transporte Masivo de Panamá (Mi Bus), concesionaria y operadora del Metro Bus desde diciembre de 2010.
A esta conclusión llegaron los especialistas en transporte contratados por el actual gobierno para mejorar el sistema público de movilización.
Durante los cinco años que la compañía estuvo en manos de los empresarios colombianos, los tropiezos en el sistema público de transporte en los distritos de Panamá y San Miguelito fueron constantes y la promesa de un servicio “cómodo, seguro y confiable” se desvaneció paulatinamente.
Por ello, la actual administración gubernamental buscó alternativas. Fue así como en septiembre de 2015 se decidió comprar las acciones de la empresa Mi Bus, proceso que concluyó el pasado 29 de enero con un desembolso de 245 millones de dólares.
Posteriormente, en febrero de este año, la compañía estadounidense First Transit (subsidiaria de Greyhound) es contratada por el Gobierno como asesora para analizar el problema y concretar un plan que haga eficiente el servicio de transporte público en el menor tiempo posible.
Con esa misión, Carlos Sánchez Fábrega, ingeniero industrial, administrador de negocios y expresidente de la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresas, es seleccionado como presidente de la junta directiva de Mi Bus, integrada por cuatro ministros y tres representantes del sector privado.
Este experto en temas de productividad y planificación estratégica, en conjunto con el personal de First Transit, tiene el “firme propósito” de lograr que los usuarios vuelvan a confiar en Mi Bus y en el sistema de transporte público.
¿Qué ha pasado dentro de Mi Bus desde que asumieron el mando de la empresa?
First Transit llegó a mediados de noviembre de 2015 y desde ese momento se estuvo en una fase de transición que se extendió por cuatro meses y que permitió estudiar los problemas internos y las situaciones que había dentro de la compañía para preparar el plan de estabilización.
¿Qué resultados arrojaron los estudios iniciales?
Uno de los principales asuntos que vimos es que la cantidad de usuarios del Metro Bus disminuyó. En un principio mediante este sistema se movilizaban entre 650 mil y 700 mil pasajeros en días hábiles, pero a finales de 2013 eso fue decreciendo hasta 450 mil pasajeros por días hábiles, cifra que hemos mantenido desde que llegamos a la compañía.
¿Por qué cree usted que se dio esta situación?
En un primer momento por la puesta en marcha del Metro [6 de abril de 2014], que se llevó unos 70 mil pasajeros, pero el resto ha sido por la proliferación del servicio alternativo, producto de la caída de la capacidad de servicio de Mi Bus. Como consecuencia de este bajón, se dejó de ingresar una suma que debe estar fácilmente por los 30 millones de dólares por año.
¿Cómo encontraron la flota de buses?
Una de las primeras cosas que realizó First Transit cuando entró fue una inspección de cada bus y se detectó una gran cantidad de problemas. Entre estas, que el mantenimiento era muy ligero. Pero los problemas más serios ya están resueltos. Los buses no están hechos una chatarra y hoy en día están en condiciones técnicas y de seguridad para estar en operación. Actualmente tenemos mil 231 buses, de los cuales mil se programan diariamente, mientras el resto recibe mantenimiento preventivo.
¿Qué otros aspectos arrojaron los estudios?
Otra de las cosas que detectamos es que las unidades del Metro Bus mensualmente se ven involucradas en al menos 500 accidentes de tránsito que, por menores que sean, ocasionan pérdidas, no solo por la reparación del vehículo y las compensaciones a los afectados, sino también por todo el tiempo que el autobús está fuera de circulación y las afectaciones a los usuarios.
Así mismo se registran mensualmente al menos 30 actos de vandalismo cometidos tanto por personas a lo interno de la empresa como de afuera.
¿Qué tipo de actos?
Rompen los retrovisores, vidrios y lámparas de los buses. Además, a lo interno de la empresa se perdían baterías y piezas, dañaban el control de velocidad de los buses y además corrompían las computadoras que monitorean el bus y permiten que el centro de control se comunique con el operador.
Aunque no hemos contabilizado científicamente los costos que generan estas situaciones, se estima que por los accidentes pueden ser unos 5 millones de dólares anuales y por vandalismo otros 3 millones de dólares.
¿Cómo ha sido la relación con los trabajadores?
Durante el último año y medio de la pasada gestión de Mi Bus hubo problemas con los choferes. La compañía perdió el control, por eso cuando asumimos el control, decidimos no recontratar a 150 personas por su mala conducta, mientras que otras 100 decidieron irse.
Además de que se registraba un 25% de ausentismo, es decir, que uno de cada cuatro choferes no llegaba a trabajar. Sin embargo, estamos comprometidos en poner orden, mejorar las condiciones laborales de nuestros colaboradores y en llevar una mejor relación.
¿Cómo se van a solucionar estas deficiencias?
Desde que llegamos, no hemos parado de trabajar y ya se cuenta con el Plan Integral de Estabilización del Transporte, que incluye siete capítulos y busca principalmente reconstruir el sistema de Mi Bus y devolver la confianza y credibilidad al transporte público.
Este trabajo, que ya está en ejecución, incluye mejorar la relación con el cliente, lo que involucra optimizar la comunicación, tomar el control de las zonas pagas, instalar wifi en los buses, mejorar los sistemas de quejas y reclamos y medir la satisfacción del cliente.
Además de reducir las horas de los buses en el tranque a través de varios mecanismos, como los carriles dedicados al Metro Bus en vías principales y ambos corredores; el establecimiento de un centro de control de tráfico en el que participan las unidades de la Dirección de Operaciones del Tránsito de la Policía Nacional y la Autoridad del Tránsito y Transporte Terrestre, cámaras de vigilancia y el manejo de los semáforos.
También incluye aumentar la frecuencia de los buses, la capacitación de los 3 mil conductores que tiene el sistema actualmente, la contratación de nuevos operadores, la compra de unos 400 nuevos buses y la rehabilitación total de la flota.
¿Cuánto tiempo tomará todo este proceso y cuánto costará?
Este es un plan diseñado a 18 meses y nosotros vamos a hacer evaluaciones cada 6 meses, es decir, que la primera etapa en la que hemos arrancado todo concluye en el mes de octubre.
Respecto al costo en esta primera fase se hará la mayor inversión y que si incluimos la primera gama de buses que se deben comprar, asciende a unos 100 millones de dólares.
¿Por qué este plan sí funcionaría?
Este proyecto ha sido bien pensado y es integral. Así logramos convencer al presidente [Juan Carlos Varela] para que lo visualizara como un todo y, hasta cierto punto, impulsara a todo el mundo a alinearse en esta dirección, incluyendo al Ministerio de Obras Públicas, la Empresa Nacional de Autopistas, la Autoridad del Tránsito y la Policía Nacional, con el fin principal de lograr una operación permanente y confiable.