En diciembre de 2015, Julio Guerra, de 74 años de edad, sufrió un derrame cerebral que le paralizó el lado izquierdo de su cuerpo. Aunado a esto, padece hipertensión, úlceras, y es alimentado mediante una sonda gástrica.
El pasado miércoles, de manera involuntaria, Guerra removió el tubo de la sonda y sus familiares, que residen en el corregimiento de Chilibre, lo llevaron hasta la policlínica Nuevo San Juan, desde donde fue remitido al Complejo Hospitalario Arnulfo Arias Madrid de la Caja de Seguro Social (CSS).
El traslado duró aproximadamente tres horas y llegó a las 6:30 p.m. al cuarto de urgencias de la CSS, sin embargo, allí se encontró con una difícil realidad.
Olga Gómez, cuñada de Guerra, cuenta que “no había ni camillas ni silla de ruedas para trasladarlo, tampoco había un lugar donde ubicarlo, así que tuvo que permanecer en el carro hasta las 11:00 p.m., cuando hubo disponible una camilla para ubicarlo en el pasillo”.
A juicio de Gómez, en urgencias la situación es “pésima” e incluso les dijeron que debían traer su propia silla de ruedas. “Esto realmente es increíble”, se lamentó.
Lo anterior es denunciado con frecuencia por parte de pacientes que se atienden en ese centro hospitalario.
Frente a la situación, Ramón Castro, jefe del servicio del cuarto de urgencias de la CSS, explicó que son varios los factores que influyen para que la ciudadanía tenga la percepción de que la atención es deficiente. No obstante, estimó que el trabajo que desde allí se realiza “es amplio y efectivo”.
Agrega que el problema de fondo que se tiene es la “superpoblación” que acude a estas instalaciones, cuando podrían recibir atención con la misma buena calidad en las policlínicas que están cerca de las comunidades.
De hecho, mencionó que la capacidad de atención en este centro es de 100 personas al día, pero en promedio se atienden a 200.
Detalla que del total de personas que acuden al día, al menos 53 requieren de hospitalización, cuando solo se tienen camas disponibles para hasta un promedio de 60 personas. El pasado viernes, cuando este medio hizo el recorrido por el sitio, la cifra de hospitalizados llegaba hasta los 100 pacientes.
“Por eso no hay camillas para atender cuando llegan las urgencias, porque la gran mayoría está siendo utilizada para hospitalizaciones y tampoco tenemos espacio suficiente para ubicar esas camillas y por eso están los pasillos llenos de camas”, sostuvo Castro.
Respecto a las faltas de sillas de ruedas, explicó que la gran mayoría han sido hurtadas por los propios pacientes de la CSS.
Hizo referencia a que el Complejo es un hospital de tercer y cuarto nivel en donde se atienden las hospitalizaciones y tratamientos intensivos, por lo que para el resto de las personas que requieren atención están los centros de atención primaria y secundaria.
Además, mencionó que la atención en urgencias del Complejo Hospitalario no se da en orden de llegada, sino según la gravedad de la afectación que tenga el paciente.
RECOMENDACIONES
Para Juan Jované, exdirector de la CSS, y José Terán, exministro de Salud, se debe “redireccionar” el concepto de atención hacia el paciente enfocada hacia la medicina preventiva en la cual se promuevan estilos de vida saludables.
“No necesitamos más hospitales. Este es un problema de educación hacia la población en cuanto a monitorear permanentemente su salud para evitar hospitalizaciones”, sostuvo Terán.
Por su lado, Jované apuntó a que se debe descentralizar la atención de la CSS con la instalación de cuartos de urgencias que funcionen las 24 horas en varias comunidades de la capital.