El sistema educativo panameño carece de elementos esenciales para garantizar la plena inclusión y desarrollo de las capacidades académicas, sociales y conductuales de los niños y niñas con alguna discapacidad.
Así lo concluye un estudio denominado “Caracterización de las escuelas inclusivas en Panamá”, en el que fueron evaluados 53 planteles del país y se realizaron 890 entrevistas individuales y grupales a docentes, familiares, directivos y alumnos.
La consultoría, que costó $40 mil, fue otorgada de forma directa por la Secretaría Nacional de Discapacidad (Senadis) a la organización Grupo por la Educación y el Manejo Ambiental Sostenible (Gemas).
Gemas es una asociación que ha participado en varios programas de fortalecimiento institucional desde su creación, en 2000, e incluso trabajó en la elaboración de la Primera Encuesta Nacional de Personas con Discapacidad del país, llevada a efecto en 2006.
HALLAZGOS
Para la investigación fueron entrevistados 290 alumnos, de los cuales 202 (69.7%) sostuvo que en las aulas de clases no se habla sobre las necesidades educativas, las capacidades y competencia de todos, respetando las diferencias individuales.
Además, 96 alumnos (33.3%) indicaron que los ejercicios que les son aplicados no son adecuados para que los realicen solos; 86 (29.5%) opinaron que sus trabajos no tienen la suficiente relevancia para ser destacados en el aula; y 79 (27.4%) consideraron que no reciben la suficiente ayuda en clases por parte de sus compañeros.
Respecto a los 300 docentes encuestados, 151 (50.3%) aseguraron que no reciben capacitación sobre educación inclusiva; 101 (33.6%) manifestaron que en sus escuelas no se promueven campañas para evitar la discriminación; y 94 (31.4%) consideraron que no se les da la suficiente participación en el plan de inclusión escolar que contempla los diagnósticos, perfiles y planificación para el estudiante con discapacidad.
De los 247 padres de familia entrevistados, 75 (30.4%) se quejaron porque sus planteles no están cerca de sus residencias; y 47 (18.9%) indicaron que no reciben suficiente espacio de participación en el desarrollo educativo de sus hijos.
ACCIONES
Frente a este escenario, la subdirectora de la Senadis, Magali Díaz, admitió que los resultados no son una novedad y, más bien, “son una realidad que ya conocíamos, pero debían ser respaldados científicamente para impulsar programas en base a un criterio científico”.
El documento “refleja una ruta clara” por la que se deben empezar a dedicar los esfuerzos y es por ello que se están coordinando una serie de acciones con el Ministerio de Educación (Meduca) y el Instituto Panameño de Habilitación Especial (IPHE), añadió.
En tanto, Maruja Gorday, directora general del IPHE, y Graciela Delgado, directora Nacional de Educación Especial del Meduca, coincidieron en que las prioridades están dirigidas a mejorar el acceso y la cobertura, ya se calcula que hay unos 50 mil niños que tienen alguna discapacidad y no asisten a la escuela.
Además, que se debe fortalecer la capacitación docente, el liderazgo en los directores de planteles, la calidad del servicio que se ofrece y la coordinación entre todos estos actores, incluyendo a los padres y a las comunidades.
A su vez, Roxana Alemán, miembro de la Asociación de Estudiantes y Egresados Ciegos Universitarios de Panamá, manifestó que el principal problema es la “actitud, tanto de los docentes como de los padres de familia”, además de la nulidad de campañas de sensibilización sobre discapacidad