Instituciones se suman al aprendizaje del lenguaje de señas

Instituciones se suman al aprendizaje del lenguaje de señas


Ningún idioma en pleno uso está escrito en piedra. Cambia. Es susceptible a grandes acontecimientos o a sucesos más simples.

Ocurre también con las señas, el lenguaje de las personas sordas. Lo demuestra Alba Quintana, presidenta de la Asociación Nacional de Sordos de Panamá (Anspa), cuando para dar una dirección cerca de la Autoridad de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa, emplea con recato algunos de los movimientos de la coreografía que acompaña la canción Gangnam Style, que usó en tiempos de campaña política Giselle Burillo, extitular de la institución.

+info

Señas, una lengua por conocer

Por ello, Anspa cuenta con un Comité de Lengua de Señas, para desarrollar la herramienta de comunicación de las personas sordas, explica Quintana, mientras recibe el apoyo de las intérpretes de señas Karla Mackay y Marlene Ashby, del Instituto Panameño de Habilitación Especial (IPHE).

Entre otros objetivos, el comité trabaja para establecer un glosario de términos y regionalismos adaptados al lenguaje de señas. La idea es, por ejemplo, poder identificar lugares conocidos como Monagrillo, Pedasí o Chitré con gestos sencillos.

Se requerirá de mucho estudio para definir el glosario y plasmarlo en dibujos, un trabajo de varios años, reconoce Quintana, una de las facilitadoras de los cursos de lenguaje de señas del IPHE, con la ayuda de Digna Barsallo, Vielka Villarreal y Gloriela Velásquez. Todas comparten la condición de discapacidad auditiva.

Son muchos, reconoce Quintana, los que se han interesado en aprender el idioma de las personas sordas, un grupo que alcanzaba la cifra de 15 mil 191 personas según el censo de 2010.

La demanda por las clases de lenguaje de señas también se presenta en las aulas de la Secretaría Nacional de Discapacidad, en donde los cursos gratuitos deben mantenerse todo el año para cumplir con las solicitudes de empresas privadas, organizaciones sociales e instituciones oficiales.

HERRAMIENTA DE COMUNICACIÓN

Los clientes llegan al banco y saludan con sonrisas y semblante afable. No hay palabras. Son personas sordas. La cajera les espera y los recibe con un movimiento de manos que reconocen: “Hola”. Y la comunicación fluye a través de múltiples señales y gestos.

La pareja, algo sorprendida, hace su transacción sin problemas y se retira dando las gracias con la respetiva señal.

Poder comunicarse con los clientes con discapacidad auditiva, usando su idioma, ha sido una de las experiencia más enriquecedoras que recuerdan Eucaris Gutiérrez y Azuzena Quintero, dos de las colaboradoras de la Caja de Ahorro que han aprendido recientemente el lenguaje de señas.

Las personas sordas se han mostrado muy complacidas al saber que pueden “conversar” con alguien en el banco y solicitar con facilidad los servicios, cuentan Gutiérrez y Quintero.

La Caja de Ahorro empezó en 2015 con la formación de su personal en lenguaje de señas y ahora cuenta con al menos una persona capacitada en 49 de sus 56 sucursales, detallan Alma Jiménez de Díaz, gerente directiva de gestión humana y Ricardo Morenos, coordinador de gestión social de la Caja de Ahorros. El plan es cubrir todas las sedes del banco en los siguientes meses. 

Numerosas instituciones y empresas privadas se han sumado a los cursos de 120 horas que ofrecen la Senadis e IPHE.

Es el caso de Copa, Grupo Rey, Riba Smith, Farmacias Arrocha, Varela Hermanos, Loreal, Toledano, Cochez, Melo, Banistmo, Banesco, Banco General, Súper 99, Capital Bank, Nestlé, Centro Médico Paitilla, Cableonda, Dell, diversas universidades o el grupo Sumarse, por el lado de la empresa privada.

Mientras que de las instituciones oficiales están los ministerios de Gobierno, Salud, de Desarrollo Social, Comercio e Industrias, la Caja de Seguro Social, Asamblea Nacional, Policía Nacional, Servicio Nacional Aeronaval, Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales, Lotería Nacional de Beneficencia, Banco Hipotecario Nacional, Instituto Nacional de la Mujer, Servicio Nacional de Fronteras, alcaldías y gobernaciones del interior, además de organizaciones sin fines de lucro.

En los cursos de Senadis participan entre 15 y 25 personas, detalla José Townshend, director nacional de promoción y participación ciudadana de Senadis, mientras que las clases del IPHE registran una asistencia que oscila entre las 30 y 25 personas, indica Alba Quintana, de Anspa.

REGLAMENTACIÓN

Una de las modificaciones que hizo recientemente la Ley 15 de 2016 a la Ley 42 de Equiparación de Oportunidades para las Personas con Discapacidad ha propiciado que tantas organizaciones acudan a recibir la formación en lenguaje de señas, apunta Townshend.

Se trata del artículo 29 que señala que “el Estado reconoce la lengua de señas como el lenguaje natural de las personas con discapacidad auditiva” e “impulsará el desarrollo del lenguaje”.

También cita que “el Estado, a través de sus instituciones, tendrá intérpretes en lengua de señas que sirvan como canal de comunicación entre la institución y la persona con discapacidad auditiva”.

Además, en la Asamblea Nacional se encuentra un anteproyecto de ley que busca promover la enseñanza del lenguaje de señas a los familiares, guardianes o representantes de estudiantes con discapacidad auditiva. Actualmente está en agenda para el segundo debate.

 

 

LAS MÁS LEÍDAS