No hay seres dotados de más paciencia que los futuros usuarios del Minsa-Capsi ubicado en la comunidad de El Tigre de los Amarillos, en Soná de
Veraguas.
La promesa de la pasada administración de Ricardo Martinelli de construir un Centro de Atención Primaria de Salud Innovadora del Ministerio de Salud –conocidos como Minsa–Capsi– en la tierra de Soná, a la que se vinculan sus raíces familiares, quedó inconclusa.
Esto, debido a que la obra carece del sistema de electricidad necesario –línea de alambrado trifásico– para el óptimo funcionamiento de equipos con tecnología de punta existentes en la instalación.
La tarde del pasado jueves 25 de junio, el Minsa–Capsi, valorado en 6.1 millones de dólares, fue abierto por primera vez para que el contralor general de la República, Federico Humbert, y una comitiva especializada evaluara la obra.
Un grupo de lugareños se acercó al sitio de impecable nitidez, tanto exterior como interior, pero que abrasaba con un calor insoportable a cuantos curiosos llegaban.
El propio contralor Humbert y el viceministro de Salud, Miguel Mayo, realizaron un recorrido por los 2 mil 600 metros cuadrados de construcción de la moderna instalación con el sudor en el rostro, como consecuencia de la falta de la conexión eléctrica que pudiera poner a andar los acondicionadores de aire.
El tropiezo en cuanto a la energía se debe a que la empresa Sociedad Española de Montajes Industriales (Semi) suspendió el proyecto de alambrado de 15 kilómetros, que llegaría hasta la comunidad de El Tigre de los Amarillos –ubicada a dos horas de camino desde la vía Interamericana– y con ello postergó la habilitación del sitio médico, que beneficiaría a aproximadamente 12 mil personas del área.
En el recorrido, los grifos de agua tenían una función más decorativa que práctica, ya que las distintas excavaciones de prueba para el
hallazgo de una fuente de agua autónoma en el perímetro resultaron fallidas.
La solución a mediano plazo que sugieren los técnicos es abastecer los tanques de reserva del Minsa– Capsi desde la planta potable de la comunidad.
A pesar de las vicisitudes, la comitiva de inspección liderada por el contralor Humbert no halló ningún desperfecto en el diseño y calidad de la estructura, construida por el contratista Termotécnica Megaproyectos. Pero sí recalcó la necesidad de solucionar los dos problemas apremiantes para poner en uso el Minsa–Capsi.
Humbert solicitó al viceministro de Salud asegurarse de que la empresa Semi contratada para la colocación del tendido eléctrico de línea trifásica culmine la obra. “Si no, procederemos a irnos contra la empresa y se buscará una segunda que haga los trabajos necesarios para la adecuación del Minsa– Capsi”, dijo.
También se evalúa la posibilidad de construir un albergue para los profesionales de la salud que estarán atendiendo las necesidades de la comunidad y cuyo retorno a sus hogares entre cada jornada les resultaría inviable.
Urgencia en el campo
Para los residentes de las comunidades de Bahía Honda, Guarumal, La Soledad entre otras, este centro de atención que aspiran convertir en hospital sería la diferencia entre la vida y la muerte. A falta de un eficiente transporte o por la falta de recursos para movilizarse, los enfermos de gravedad o los sorprendidos por algún accidente carecen de una unidad de servicios médicos que pueda paliar su urgencia.
Así lo contó Elidia Patiño, una madre de 40 años de edad, quien ha tenido la suerte de ver crecer a sus cuatro hijos, pero que ha sido testigo de otras coterráneas que dan a luz durante la travesía hacia el hospital en Santiago y la menos afortunada llega con la criatura inerte en los brazos.
Patiño se lamenta, y sentada en una de las sillas dentro del Minsa–Capsi, aún envuelta en plástico nuevo, intenta soñar con los pasillos llenos de doctores y enfermeras cerca de su pueblo.
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