Hildegardo Morales llegó a la ciudad de Panamá hace 41 años, cuando tenía 18 años. Venía de Penonomé a estudiar diseño gráfico. Después estudió topografía y decidió manejar taxi. Desde entonces lo ha dejado todo en las calles furiosas de esta ciudad.
Maneja unas 12 horas de lunes a viernes, 16 los días del fin de semana. Conoce cada rincón de esta ciudad, cómo esquivar embotellamientos, cómo lograr el mínimo de dinero que necesita por día. Es la visión de una ciudad desde la calle como plataforma de trabajo.
¿Cómo describiría la ciudad de Panamá?
Panamá es una ciudad que crece para arriba. Empiezas un edificio hoy y lo terminas mañana. Pero en calles, necesidades, Panamá no avanza. Las calles están malas, las aceras también. Esto no era así. Yo me quedé en Panamá cuando terminé de estudiar porque era bonito. Caminabas y sentías un buen ambiente, sentías sosiego. Ya no.
¿Qué tan estresante es manejar en la ciudad de Panamá
Manejar en Panamá es estresante al 100%. Aquí no hay cortesía de manejo, parecemos cavernícolas. No nos ayudamos unos a otros. Y por eso Panamá está así. La gente te grita, pelea por la calle. Yo superé esa etapa y vivo tranquilo.
¿Es difícil entender la ciudad de Panamá, con su diseño alargado y su crecimiento desordenado?
Tenemos que aprender a dominarla. Apenas lo aprendes, no te debe ir mal. No es fácil aprenderlas. Cuando yo llegué aquí me costó mucho. Es lo que toca para sobrevivir en la selva de cemento. Mis conocimientos de cartografía me han ayudado a entender la ciudad de Panamá.
¿Por qué cambia tanto el tráfico apenas caen unas cuantas gotas de lluvia?
El tráfico cambia porque sabemos que es muy peligroso andar a velocidad, y ahí se forman embotellamientos tremendos. La gente apenas cae una gota, piensa en peligro, aguanta la velocidad. Si la lluvia no es tan densa, se puede trabajar. En la mañana, si cae poco, es maravilloso para el taxista. Pero si cae en la tarde, caos.
¿Qué tanto afecta el estado de las calles a los taxistas?
No te puedo decir la cantidad de veces que he tenido cambiar las piezas del carro. Acabo de cambiar toda la parte de adelante, de alinearlo, ponerle llantas nuevas, amortiguadores, y ahí está el ruido. Aquí y ya tiene un ruido. Se tapan huecos y se abren a los dos días. Es triste lo que pasa en las calles de la ciudad. Uno cambia siempre de mal para bien pero esta ciudad cambió de bien para mal. Aquí no se arregla una calle, nada.
¿Es justa la mala percepción hacia los taxistas?
Hay una mala percepción, claro que sí, pero es porque hay unidades que dañan. Dice que una manzana mala daña a las otras. Muchos taxistas piensan que este negocio es de velocidad, y en realidad es de rapidez. Piensan que entre más veloz sea ganará más dinero, y eso no es así. Eso hace que cuando veas un taxi le salgas huyendo porque piensas que el tipo es un loco. Tienes que organizar y planificar tu trabajo. No sé cuántas veces he salvado mi vida con el ‘no voy’. Me he cuidado. Hay veces que toca decir no voy, porque si no te planificas no ganas dinero. Esto es un negocio y tienes que sacar dividendos, no puedes tener pérdidas. Es mi trabajo.
¿Cómo son los pasajeros de la ciudad de Panamá?
De diez pasajeros, me va bien con ocho. Los otros dos no quieren pagar, son problemáticos.
¿Cómo mejoraría la ciudad de Panamá con un mayor orden vehicular?
Cambiaría para mejor, sería una ciudad más tranquila. Panamá antes era así. Si ahora tenemos dinero ¿por qué no avanzamos?
¿Qué es lo que menos le gusta de la ciudad de Panamá?
Ya yo no quiero estar aquí. Hay incomodidad para caminar tranquilamente. Esa incomodidad y esa intranquilidad no deja vivir bien. Yo he tenido que aprender a manejar el estrés, porque el estrés mata. Yo cambié cuando me metí en el negocio del taxi. De repente reaccioné y me tocó aprender volver a calmarme.
¿Qué es lo que ama de la ciudad de Panamá?
En estos momentos a mi no me gusta nada de la ciudad de Panamá. Termino de trabajar, me voy a la casa, duermo, me levanto a ir a trabajar. Pago un apartamento para dormir. No me dan ganas de ir al cine, no tomo, no fumo, no voy a bares. Yo trato de conseguir los dividendos para cumplir con mis compromisos. No hay nada que me motive.