Agosto no concluye y según los reportes del Servicio Nacional de Migración cruzaron la frontera entre Colombia y Panamá unos 62 mil 281 migrantes, algo nunca antes visto en un mes desde que comenzó esta crisis humanitaria por Darién.
Lo más cercano a esa cifra se reportó el mes de octubre de 2022, cuando 59 mil 773 caminantes llegaron a Darién, en momentos que Estados Unidos establecía restricciones en su frontera con México.
Se trata de un escenario complejo. De hecho, una comisión gubernamental encabezada por el ministro de Seguridad, Juan Manuel Pino, recorrió ayer Darién, para evaluar el impacto de la migración irregular en las comunidades y la afectación en las fuentes hídricas.
El epicentro de este drama humano está en las áreas Cañas Blanca, Bajo Chiquito y Lajas Blancas, que son comunidades receptoras a las que llegan los migrantes después de haber recorrido varios días por la espesa selva del Darién.
Pino reiteró que el tema de los migrantes irregulares es un asunto humanitario pero también de seguridad nacional. En ese contexto, explicó que en Panamá se ha atendido la migración este año que ya supera los 300 mil caminantes, pero “todo tiene un límite” y agregó que los países del sur le han dado la espalda al problema, con lo cual hizo un llamado internacional de mayor cooperación.
Por su parte, Estados Unidos anunció el pasado jueves asistencia humanitaria por más de $16 millones que se brinda como contribución a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y que se destinarán a los esfuerzos de creación de capacidades a través del Programa de Migración Regional del Hemisferio Occidental.
Este es un programa que funciona desde 2011, en el cual la Oficina de Población, Refugiados y Migración del Departamento de Estado proporciona fondos como aporte a la OIM destinados a implementar dicho programa.
En términos generales, a través de este programa se brinda apoyo fundamental a países socios de la región para que respondan a los niveles sin precedentes de desplazamiento forzado y migración irregular. También ayuda a reducir las vulnerabilidades de los migrantes, a contrarrestar las acciones de quienes se dedican al contrabando y la trata de personas.