En el séptimo piso de un edificio en la calle 50 de la ciudad de Panamá, sin tierra ni exposición directa al sol, se ha logrado un avance significativo en la agricultura: la producción de diferentes tipos de lechuga en solo 30 días. Este innovador proyecto desafía las limitaciones tradicionales del cultivo y marca un hito en la agricultura sostenible en entornos urbanos.
Este prototipo de agricultura vertical en ambiente controlado, instalado en las oficinas del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), tiene como objetivo demostrar su funcionamiento real, sensibilizar a los actores del sector agropecuario y promover la inclusión de pequeños y medianos productores en este nuevo modelo de agricultura moderna y avanzada.
El sistema cuenta con tecnología de punta, como hidroponía a raíz desnuda, luces LED para la fotosíntesis, sensores de temperatura, pH y conducción eléctrica del agua, así como cámaras de imágenes y movimiento y un sistema de alimentación de nutrientes, todo bajo control remoto.
En el módulo se han cultivado lechugas romanas, lechugas “baby”, arúgula y kale. Además, hay un sistema acuapónico cíclico a pequeña escala que combina peces, bacterias y plantas con impresoras 3D, permitiendo la producción de componentes de micro riego y aspersores.
La producción en ambiente controlado permite manipular factores como el agua, el clima, la luminosidad y la temperatura, evitando pérdidas, plagas y el uso de pesticidas desde la semilla hasta la cosecha. Esto garantiza productos más saludables y de mejor calidad durante todo el año, con mayores rendimientos, utilizando menos espacio y contribuyendo a la reducción de gases de efecto invernadero.
La iniciativa es llevada a cabo por el Centro de Investigación y Producción en Ambiente Controlado (Cipac-AIP), constituido el 30 de julio de 2021, con el objetivo de establecer centros de alta tecnología que impulsen la investigación y capacitación en nuevas formas de producción agrícola en ambientes controlados. Este modelo busca servir de ejemplo para nuevos emprendimientos agrícolas.
Durante décadas, la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio de Estados Unidos (NASA) ha investigado cómo cultivar alimentos en el espacio e incluso se han producido hortalizas en experimentos en la Estación Espacial Internacional.
De hecho, la producción de alimentos en ambientes controlados no solo se contempla para futuras misiones espaciales, sino también como una adaptación en la Tierra que permite producir alimentos nutritivos e inocuos durante todo el año, utilizando menos espacio y con mayores rendimientos. Estos sistemas optimizan entre el 90% y el 99% del agua, evitan plagas y el uso de pesticidas, y reducen las pérdidas. Son invernaderos que se pueden armar a diferentes escalas, incluso opciones pequeñas para la casa o una oficina.
El director del Cipac, Gerardo Escudero, anunció que el centro estará ubicado en Tocumen, en 7 hectáreas de terrenos de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad de Panamá (UP), y contará con dos centros regionales en Chiriquí (13 hectáreas) y Azuero (Guararé en 13 hectáreas ). La futura construcción de estos centros será financiada con un préstamo de $19 millones del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe.
Añadió que esperan que en 24 meses se haya concluido el centro de Tocumen. Este centro contará con áreas de acceso, zonas de carga y descarga, finca de ambiente controlado, procesamiento e invernaderos.
Escudero dijo que “Panamá ha sido dependiente de las tecnologías de otros países y cada sector ha realizado acciones dispersas, cada uno con su propia curva de aprendizaje. Sin embargo, después de ser sede de tres congresos internacionales de agricultura en ambiente controlado en 2015, 2017 y 2019, con una mejor articulación entre los sectores público y privado, y sumando los esfuerzos de las universidades, en 2020 se concluyó el ejercicio de la elaboración de una propuesta de política público-privada que impulse la investigación e innovación en el sector de la agricultura en ambiente controlado con miras al Cipac-AIP”.
Remarcó que el ambiente controlado contribuye a proteger la producción agrícola de los elementos externos mediante tecnologías, a fin de fomentar y producir productos inocuos y de mejor calidad. Se utiliza menos espacio y aminora gases del efecto invernadero (GEI).
El Cipac-AIP aborda varios ejes estratégicos para el país: la transformación productiva, el uso de tecnología para mejorar la competitividad y el desarrollo social y la seguridad alimentaria, como herramienta de desarrollo sostenible, manifestó el secretario nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, Eduardo Ortega Barría.
A juicio de Barría Ortega y Escudero, este avance en la agricultura vertical en entornos urbanos no solo representa una innovación tecnológica significativa, sino que también ofrece un modelo sostenible que puede revolucionar la producción alimentaria en Panamá y más allá. Con el establecimiento de los centros del Cipac-AIP y el respaldo financiero del CAF, Panamá se posiciona como un líder en la investigación y adopción de nuevas formas de cultivo.
Además, plantean la colaboración entre sectores público y privado, junto con la experiencia internacional, sienta las bases para un futuro agrícola más eficiente y ecológico. A medida que estos centros se desarrollen y expandan, se espera que sirvan de ejemplo para otros emprendimientos y contribuyan a una mayor seguridad alimentaria y sostenibilidad en el país.