Las autoridades de Panamá pusieron en marcha este lunes un proyecto de 71.3 millones de dólares para sanear el río Matasnillo, uno de los más contaminados del país y que desemboca en la Bahía de Panamá, que baña a la capital del país centroamericano.
Este proyecto, financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y CAF, banco de desarrollo de América Latina, y el Gobierno de Panamá, busca eliminar los vertidos directos de aguas no tratadas al río y que son ilegales, dijo a EFE el coordinador general del Programa Saneamiento de Panamá, el ingeniero Rafael Díaz.
El Matasnillo, de 6 kilómetros de longitud, es el único que nace y desemboca en la capital panameña. Su cauce es el resultado de una serie de quebradas las cuales, según los estudios, se caracterizan por una elevada carga de contaminación.
En este río hay “contaminación de basura, de desechos químicos, hidrocarburos, aguas servidas” de residencias e industrias, que al final terminan contaminando la Bahía de Panamá, precisó Díaz.
En ese contexto, comenzó este lunes la primera fase del proyecto de saneamiento del río Matasnillo, que consiste en una exploración geotécnica, que se extenderá aproximadamente un mes, para conocer el comportamiento del suelo y diseñar con consecuencia un sistema de tuberías de recolección de aguas servidas para que sean llevadas a la planta de tratamiento de Juan Díaz.
El objetivo “es eliminar todas esas descargas (de aguas servidas) ilegales y dirigirlas a la planta de tratamiento”, de donde el agua sale limpia y se “vierte a la desembocadura del río Juan Díaz”, que a su vez termina en la Bahía de Panamá, dijo la administradora del proyecto, Paulette de Vicente.
“En 50 años esperemos que nos podamos bañar” en la Bahía de Panamá, añadió de Vicente.
La Bahía de Panamá, de unos 30 kilómetros de longitud y situada en el litoral Pacífico, está siendo sometida desde 2006 a un programa de saneamiento financiado con desembolsos internacionales que superan los 1,000 millones de dólares y que tiene como componentes la construcción de colectoras y líneas de impulsión, un sistema receptor de las aguas servidas, y la ya operativa planta de tratamiento.