Dirigentes comunitarios y oenegés de Chiriquí solicitan un mayor protagonismo en el proceso de actualización del plan de manejo del parque nacional Volcán Barú, que lleva a cabo el Ministerio de Ambiente (Miambiente).
Este plan de manejo es un instrumento básico y clave para la planificación y ordenamiento del área protegida, que ayudará en la gestión y conservación del patrimonio natural. El documento incluirá la modalidad de manejo, usos y actividades permitidas en el lugar, en base a un estudio científico.
En ese contexto, el pasado 24 de diciembre, Damaris Sánchez, directora de la Fundación para el Desarrollo Integral Comunitario y Conservación de los Ecosistemas en Panamá, envió una nota a José Victoria, director de Áreas Protegidas del Ministerio de Ambiente, en la que instó a que se amplíen los talleres, como parte de la elaboración del plan.
A su vez, pidió que en estos encuentros se presente un diagnóstico socioeconómico y ambiental del parque, para que la participación ciudadana sea más efectiva.
“Es clave que los talleres se realicen cercanos o en lo posible en las áreas de impacto directo a la zona protegida para facilitar la participación de la comunidad en general, de agricultores, comerciantes, empresarios y guías de turismo, entre otras personas en las comunidades que manifiestan interés en el parque”, indicó Sánchez en su escrito.
Esta área protegida abarca cinco distritos de la provincia de Chiriquí: Tierras Altas, Boquete, Boquerón, David y una pequeña parte de Dolega, con lo cual -para la activista- es importante que representantes de todas estas zonas estén presentes en la actualización del plan de manejo.
Un diagnóstico
Como parte de este proceso de actualización del manejo del parque Volcán Barú, ya se realizó un primer taller y se está a la espera de una segunda reunión. No obstante, Sánchez subraya que se requiere con urgencia conocer el diagnóstico socioeconómico y ambiental del área protegida, que es la base orientadora de la evolución o retroceso en la conservación de la reserva.
De hecho, reitera que el análisis de ese diagnóstico orientará y generará las propuestas de estrategias y acciones que se podrán alcanzar mediante programas y proyectos.
Consultada ayer miércoles, la ambientalista manifestó que el principal problema del volcán Barú es la desprotección en la que está el parque, ya que avanza la frontera agrícola, el turismo sin planificación y proyectos como carreteras, sin estudios de impacto ambiental.
Por otra parte, recordó que el parque es una zona volcánica y afectada por el cambio climático, por lo cual es necesario que se realicen estudios para determinar qué se va hacer ante esa vulnerabilidad climática.
“Esta es un área protegida sin investigación”, acotó.
Además, hizo un último llamado a las autoridades del Ministerio de Ambiente sobre el tema. “Los talleres virtuales facilitan la participación de especialistas, organizaciones ambientales de todo el país que conocen la biodiversidad, problemáticas y fortalezas de esta área protegida, así como de muchas personas que manifiestan interés en esta construcción del plan de manejo. Aunque no deben ser la única forma de consulta”, remarcó.
El plan de manejo del parque Volcán Barú data del año 2004 y está por cumplir 20 años, lo que amerita una actualización.
Realidad actual
Las consecuencias de la expansión agropecuaria tienen un fuerte impacto en la provincia de Chiriquí, muy cerca del parque nacional Volcán Barú.
Un informe del Ministerio de Ambiente da cuenta que, en esta área protegida, la pérdida de bosques para el período 2012-2019 fue de 702.26 hectáreas, lo que refleja una pérdida anual de 100.32 hectáreas, siendo el corregimiento de Cerro Punta el que más pérdida evidencia, con 49.10 hectáreas, seguido de Boquete y Volcán cabecera, con superficies afectadas de 2.6 hectáreas y 0.23 hectáreas, respectivamente.
Otro de los aspectos para el cual se pide un mejor control y evitar contaminación en la zona es el turismo. Con frecuencia hay denuncias por la basura que dejan algunos visitantes en el lugar.
Estadísticas del Ministerio de Ambiente precisan que, en el período 2014 a 2019, unos 72 mil 193 turistas nacionales y extranjeros ingresaron por alguno de los cuatro puestos de control.
Además, a mediados de este año, la entidad ambiental anunció que realizarán trabajos de reubicación de 34 antenas que están en la cima del volcán Barú, para evitar la contaminación visual del área protegida.
Esto forma parte de las obras financiadas a través de un préstamo de $62 millones con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para mejoras al patrimonio natural en cuatro áreas protegidas, el cual fue aprobado en el gobierno pasado.
Para otros activistas de la zona como Laura Pedreschi, se requiere un ordenamiento territorial en el lugar, pero con una consulta más incluyente y no solo con unos pocos sectores.
A juicio de Pedreschi, no se está cumpliendo con ello. “Esos talleres no sirven y, en el caso de Volcán, solo nos quieren allí para que le hagamos el mandado”, acotó la dirigente comunitaria, quien durante los últimos meses viene pidiendo que los comentarios y recomendaciones de los pobladores sean tomados en cuenta por las autoridades.
Se hizo la consulta sobre el tema al ministro de Ambiente, Milciades Concepción, pero al cierre de la edición no hubo respuesta.