Los especialistas en educación de la organización Ciencia en Panamá plantearon que el modelo de las prueba PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) −que implica evaluaciones cada tres años, con resultados al año siguiente− permite medir la efectividad de las políticas educativas a corto plazo.
Ciencia en Panamá argumentó que la prueba PISA en 2022 mostró el impacto de la pandemia en la educación, que “todos sabemos fue muy negativo, pero se midió. Lo que no se mide, no se puede mejorar”, sostuvo la organización.
Además, especificó que la prueba PISA programada para 2025 permitirá evaluar la gestión educativa del gobierno 2019-2024, ya que se realizará después de su mandato, y los resultados se entregarán en 2026. No tener estos resultados impedirá emitir juicios basados en datos y evidencia sobre la gestión educativa anterior. Lo positivo de las pruebas PISA en Panamá es que, al tener un desfase temporal, permiten evaluar el trabajo de un gobierno una vez terminado su mandato, precisó la agrupación.
Para Ciencia en Panamá, la prueba PISA o cualquier otra prueba, más que una inversión, su aplicación requiere un compromiso por parte del Ministerio de Educación (Meduca), y muchos actores que puede fatigar, pero “la alternativa (no aplicarlas) es catastrófico y el impacto de no hacerlas queda a largo plazo”.
Noemí Castillo, especialista en educación y miembro de la Asociación de Psicología de Panamá, enfatizó que participar en las pruebas PISA permite tomar decisiones informadas y desarrollar las políticas educativas públicas necesarias para la mejora de los sistemas educativos.
Otros datos indican que la competencia lectora relaciona la educación con la salud, con la economía, con el ambiente entre otros muchos factores de la vida cotidiana. Los jóvenes van a enfrentar retos comunes, van a competir por los mismos empleos en una economía global, con estándares internacionales que requieren competencias en la resolución de problemas que abarca varias disciplinas, precisó Castillo.
Añadió que la prueba permite medir la equidad de un sistema educativo en la medida en que los estudiantes, independientemente de su origen social o económico, tengan las mismas oportunidades de alcanzar su máximo potencial.
La reacción de los especialistas de educación surge luego de las declaraciones de la ministra de Educación, Lucy Molinar, quien indicó que la prueba PISA, por ejemplo, solo confirmará “lo que ya sabemos sobre la educación en el país”.
Molinar argumentó que “con ese dinero puedo capacitar a los docentes y equipar las escuelas”. Por ejemplo, dijo que hay escuelas con bachillerato en ciencias, pero sin laboratorios. “¿Cómo salen estos alumnos? No voy a gastar $8 millones en una prueba para que me diga lo que ya sé”, subrayando así sus dudas sobre la efectividad y el costo de estas evaluaciones académicas.
El historial de la prueba
En la última prueba PISA, Panamá ocupó el puesto 74 de 81 países evaluados, incluyendo 14 de América Latina y el Caribe.
Esta prueba educativa, de referencia mundial y realizada cada tres años, se llevó a cabo entre julio y agosto de 2022, con la participación de 5,308 estudiantes de 15 años, distribuidos en 243 escuelas oficiales y particulares de las 16 regiones educativas. Evaluó las competencias en áreas clave del aprendizaje, como lectura, matemáticas y ciencias.
El retrato de la educación panameña que dejaron los resultados correspondientes a 2022, presentados en diciembre de 2023 de forma simultánea en varios continentes, evidenció que hay mucho trabajo por hacer para mejorar la calidad educativa en el país.
No obstante, en la última evaluación PISA, por primera vez, mejoramos en lenguaje y ciencias; pero no se ha podido investigar la razón para potenciar ese resultado. “Al perdernos la próxima evaluación, no sabremos si se sostiene la mejora o no, ni si los cambios de política y personal apuntan en la dirección correcta. Además, por tercera vez, perderemos al equipo formado en evaluación PISA. Tendremos que empezar de cero nuevamente cuando otro gobierno acepte retomarla”, argumentó la organización Ciencia en Panamá.
La evaluación PISA realizada en 2018 también dejó a Panamá en una posición de desventaja en la enseñanza, en relación con la media de los países de la OCDE. En esa ocasión, participaron unos 6,300 estudiantes de 15 años de escuelas oficiales y particulares.
En la prueba de 2018, se evaluaron 77 países y Panamá quedó en el puesto 71. En ese momento, participaron 6,270 alumnos, una muestra al azar de un total de 72,084 estudiantes de 15 años.
En 2012, el Meduca, bajo la administración de Molinar, decidió no participar en la evaluación internacional. Previamente, en 2009, Panamá obtuvo una puntuación pésima en las pruebas y quedó en la posición 62 de 65 naciones calificadas, es decir, a solo tres puestos del peor calificado.