El científico del departamento de Investigaciones en Parasitología del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud (Icges), Nicanor Obaldía III, junto con investigadores de la Universidad de Glasgow, Escocia; Universidad de Zurich, Suiza y la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Harvard en Boston, Estados Unidos se abren camino en el desarrollo de una vacuna eficaz frente a la malaria.
El estudio de la vacuna contra la malaria, una enfermedad producida por el parásito Plasmodium y transmitida por el mosquito hembra Anopheles, es liderado por Obaldía III, quien tiene 35 años de estar trabajando en vacunas antimaláricas.
Este ensayo preclínico forma parte del proyecto internacional “Evaluación preclínica de una vacuna de estadios sanguíneos de organismos completos contra la infección experimental por Plasmodium vivax en el modelo en el modelo Aotu”.
Obaldía III en una entrevista con La Prensa indicó que en la actualidad no existe una vacuna aprobada contra el Plasmodium vivax, debido a las limitaciones de cultivar in vitro a largo plazo a este parásito, lo que ha dificultado los estudios básicos sobre su biología. “En pocas palabras, es una vacuna difícil de conseguir”.
Añadió que el tratamiento principal contra la malaria se basa en drogas antimaláricas, las cuales son susceptibles a desarrollar resistencia. Por tanto, la obtención de una vacuna efectiva contra la malaria contribuiría a acelerar la prevención y a disminuir la transmisión de esta enfermedad, agregó.
Este estudio de la vacuna frente a la malaria transmitida por el parásito Plasmodium vivax surgió de un estudio previo realizado por Obaldía III junto a científicos del Reino Unido, Estados Unidos y Singapur durante 2016-2020, donde encontraron que si infectaban animales de laboratorio de forma repetitiva con cepa homóloga Plasmodium vivax denominada (SAL-1), luego de dos infecciones los animales adquirían inmunidad estéril, es decir, no se infectaban.
Además, estudios previos llevados a cabo en la década de 1990 con otras cepas de malaria como el Plasmodium falciparum, la más patógena de las dos, los científicos observaron que los animales necesitaban de seis a siete infecciones para lograr la inmunidad estéril. Esto es comparable con sujetos humanos que viven en área endémica de malaria que reciben inoculaciones frecuentes del mosquito Anopheles y adquieren inmunidad solo después de 8-15 años de exposición continua, la cual disminuye o desaparece si los individuos se mueven a una zona no endémica.
Sin embargo, si inoculamos los animales luego de alcanzar la inmunidad estéril con una cepa de otra región geográfica o genéticamente distinta (heteróloga) en este caso con Plasmodium vivax (AMRU-1), la inmunidad era solo parcial. Lo que sugiere que una vacuna ideal tendría que contar con antígenos universales o de múltiples cepas para proteger contra la enfermedad clínica, explicó Obaldía III.
El científico acotó que a la fecha este es un problema que los desarrolladores de vacunas todavía no han resuelto por completo en el caso de malaria.
Se espera que los resultados del estudio del Obaldía III y su equipo estén a finales de 2024 y contribuyan próximamente al avance de una vacuna candidata para ensayos clínicos de fase uno en voluntarios humanos, además de desarrollar la capacidad y competencias del equipo investigador para realizar pruebas inmunológicas especializadas in vitro, brindar formación a estudiantes universitarios, así como generar actividades de sinergia con investigadores, organismos gubernamentales y la sociedad, propiciando colaboraciones con investigadores de institutos y universidades locales.
Obaldía III también ha estado trabajado vacunas experimentales antimaláricas con base en proteínas específicas, plasmidos de ADN y de vectores virales con el Naval Medical Research Institute y el Walter Reed Army Institute of Research de Estados Unidos.
La malaria causada por el Plasmodium vivax amenaza aproximadamente al 40% de la población mundial; el 70% de sus casos se originan fuera de África, particularmente en el sudeste de Asia, el Pacífico Occidental y América del Sur, según la Organización Mundial de la Salud.
En Panamá, la malaria se encuentra en una fase epidémica, con un aumento de 700 casos en 2017 a 7 mil casos en 2022, la mayoría ocasionadas por el Plasmodium vivax autóctono y por otros importados como el Plasmodium falciparum. Es la enfermedad parasitaria transmitida por mosquito más importante durante los últimos 65 años.
Obaldía explicó que en la provincia de Darién se está produciendo la mayor incidencia de casos porque es donde circulan dos cepas nativas del parásito, dos clones del Plasmodium vivax, que aunque son menos agresivas, están causando cuadros asintomáticos o subclínicos que contribuyen a que el contagio aumente.