La Ciudad de la Salud, en Clayton, corregimiento de Ancón, es el vivo ejemplo de cómo no se debe hacer un proyecto: sin planificación, en medio de un área protegida, con cambio de contratista y a un precio que le terminó costando el doble a los asegurados.
Luego de 10 años de haber sido licitado en 2012 por $554 millones, este proyecto de la Caja de Seguro Social (CSS) comienza a ver la luz, después de que fuera retomado el año pasado. Aunque su costo ahora es de $999 millones.
La CSS informó que el próximo 16 de diciembre serán inauguradas varias de las infraestructuras que conforman esta obra, como parte de una tercera fase. Eso incluye el edificio de administración, la sala de consulta externa y la sala de quemados.
El pasado mes de julio fue entregada la primera etapa de este proyecto, que abarcó el Instituto Cardiovascular y Torácico. Se trata de un pabellón de hospitalización con 300 camas y unidades de cuidados intensivos, farmacia y consultorios.
También en septiembre pasado fue concluida la segunda fase, con la apertura del Instituto de Trasplante, que además incluyó un área de nefrología y un banco de sangre. Aquella vez se entregaron edificios de consulta externa, para la administración y el área industrial.
El balance
Para Domingo Moreno, coordinador de la Comisión Médica Negociadora Nacional (Comenenal), es bueno que este proyecto esté finalmente saliendo adelante; sin embargo, recuerda que su desarrollo estuvo rodeado de falta de planificación y de anomalías en las que, incluso, se mencionó supuesta corrupción.
Ahora subraya que los desafíos que tendrá esta obra será dotarla del personal correspondiente y que se acondicionen más vías de acceso, para que la población pueda llegar a ese punto del corregimiento de Ancón.
”Podemos estar tecnológicamente muy avanzados con esos nuevos edificios y equipos, pero la productividad dependerá mucho del recurso humano que se tenga allí”, puntualizó.
Agregó que este proyecto hospitalario representó una inversión millonaria y cada año que pasaba su costo iba en aumento, con lo cual había que finalizar su construcción para que la estructura no quedará abandonada, como ha sucedido con otras en el país.
Según las proyecciones de Comenenal, la Ciudad de la Salud requerirá de al menos 12 mil colaboradores, entre personal médico, enfermeras, especialistas, laboratoristas, técnicos y otros.
”Estamos hablando de 225 mil metros cuadrados de construcción que hay allí”, concluyó el especialista, quien considera que el reto ahora es preparar al recurso humano que trabajará allí.
Siguiente paso
De acuerdo con la CSS, la Ciudad de la Salud debe ser entregada por completo a finales de 2023.
En una cuarta fase deben culminar los trabajos en los edificios del servicio materno fetal. Se espera que estén listos en febrero de 2023.
Mientras que en una quinta etapa están los servicios de pediatría que comprenden el Hospital Pediátrico de Alta Complejidad y Centro Quirúrgico. Además, el edificio de obstetricia crítica y un hotel para alojar a pacientes del interior del país.
Aida de Maduro, presidenta de la junta directiva de la CSS, señaló que desde 2021, cuando se retomó el proyecto, se ha cumplido con el cronograma establecido.
”Esta instalación debe ofrecer muy buena atención a la población y garantizar la preparación del personal para el uso del equipo. Creo que lo importante va a ser mantener estas instalaciones y no sólo inaugurar algo nuevo. Hay que garantizar su sostenibilidad”, dijo.
Conforme a la empresaria, luego de lo que sucedió en la última década, la lección que nos deja Ciudad de la Salud es que la población debe estar mucho más vigilante de los procesos de licitación, para luego no tener que pagar el doble para poder completar la obra.
”No fuimos estrictos con los términos de referencias. El contrato no se dio a la mejor empresa y faltó vigilancia y fiscalización”, concluyó.
Esta obra está en manos del Consorcio Panameño de Construcciones Hospitalarias, conformado por Constructora Riga Services, Aprocosa y CMG Construction Management Group. Tras un acuerdo con la CSS, la primera empresa encargada del proyecto, Fomento de Construcciones y Contratas (FCC), salió de la obra; entabló un proceso arbitral contra la CSS, que luego retiró.
En España, los ejecutivos de FCC admitieron haber desembolsado dineros para pagar coimas a funcionarios y testaferros panameños, a cambio de contratos.