Era la tarde del jueves 2 de enero de 2025 cuando Alonso Rodríguez, presidente del Grupo de Pacientes en Diálisis (Grupadi), se dirigió al Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo Arias Madrid de la Caja de Seguro Social (CSS) en busca de atención médica. Además de requerir diálisis, en ese momento le aquejaba un fuerte dolor en la columna vertebral y en la caja torácica, y dolores estomacales. Aunque la espera en la sala de Urgencias fue larga, Rodríguez confiaba en recibir pronta atención para aliviar sus síntomas. Sin embargo, lo que vivió fue una experiencia que refleja la grave crisis del sistema de salud.
A las 5:30 p.m., después de esperar casi 40 minutos, finalmente fue llamado a consulta. La doctora, profesional y atenta, lo escuchó con paciencia y le indicó que debía hacerse varios exámenes, entre ellos una radiografía. Le entregaron las órdenes y lo enviaron a hacerse los estudios.
Alonso Rodríguez, presidente de Grupadi
Sé que el director Dino Mon desea mejorar la atención, ya que ha pedido al personal que no sea indolente ni inhumano; sin embargo, es una tarea difícil”.
En el laboratorio, la espera se alargó aún más. Solo había una funcionaria en recepción y, al parecer, no podía con la demanda de pacientes que había. Casi una hora después, Rodríguez pudo realizarse los exámenes, pero el tiempo perdido ya le había generado una sensación de frustración.
Luego, se dirigió a radiología, en el segundo piso, donde la situación fue aún más caótica. Solo había dos funcionarios y le dijeron que no era allí donde debía hacerse la placa, sino en un área del hospital cercana a Urgencias. Después de insistir y explicar que la doctora lo había enviado allí, accedieron a hacerle la radiografía.
La espera continuó. Bajó nuevamente al área de Urgencias para aguardar a que salieran los resultados. La tensión aumentaba a medida que el tiempo pasaba y se acercaba el cambio de turno en el Complejo. Nuevos médicos tomaron su caso y, cuando parecía que la atención mejoraría, le ordenaron efectuarse otra radiografía.
A las 2:00 a.m., madrugada del viernes, aún no había sido ingresado. En ese momento, después de casi 10 horas de haber llegado al área de atención de emergencias, ya se encontraba exhausto y siendo víctima de un entorno cada vez más desorganizado. Se hicieron las 2:30 a.m., y fue entonces que le administraron el medicamento indicado para el cuadro por el que asistió en busca de atención profesional.
En ese momento aún no había sillas suficientes para los pacientes de diálisis. Finalmente, a las 4:00 a.m., hubo una poltrona disponible para él.
Con el ánimo afectado y ya sin fuerzas, en la mañana de ese viernes se quejó ante los niveles superiores por la falta de recursos y el trato recibido. Fue entonces cuando empezaron a buscar una solución.
Lo que sucedió esa noche no debió haber pasado. El sistema estaba colapsado, pero no solo por la escasez de personal o el mal manejo de los tiempos. Fue la falta de camas lo que agravó la situación. “No era la primera vez que escuchaba hablar de ello, pero vivirlo en carne propia me hizo entender lo difícil que es para un paciente recibir atención en estas condiciones”, dijo Rodríguez.
Finalmente, siendo alrededor de la 1:00 p.m. del viernes 3 de enero, fue ingresado en un área de semiintensivos en el quinto piso, un espacio más organizado y tranquilo. Pasó casi un día y medio allí, y aunque el ambiente mejoró, la experiencia dejó una marca. Actualmente se encuentra en el noveno piso, en la cama 4C, un lugar más sereno, pero aún con la sensación de que lo vivido no debió haber ocurrido.
Este relato no es solo de Rodríguez. Es el testimonio de miles de pacientes que enfrentan el colapso del sistema de salud, luchando no solo contra sus enfermedades, sino también contra un sistema que, en lugar de protegerlos, los pone en una constante batalla. A veces, la urgencia no solo está en la enfermedad, sino en la necesidad urgente de un cambio real y efectivo.
Mon reconoce los desafíos en urgencias
En su rendición de cuentas por sus primeros 100 días de gestión, el director de la CSS, Dino Mon, reconoció que en el Complejo Hospitalario tienen una gran tarea: acortar la estancia y acelerar los procesos en el área de Urgencias. “Cada vez que voy los fines de semana, eso es un pan demonio”, expresó.
Aunque subrayó que, con el traslado de varias especialidades a la Ciudad de la Salud, se ha aliviado un poco la presión en este centro hospitalario.
Durante un recorrido por el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo Arias Madrid, Ricardo Sandoval, el director médico, aseguró con voz firme: “No estamos saturados”. Sin embargo, admitió que este hospital no solo atiende a la ciudad de Panamá, sino que carga sobre sus hombros las esperanzas de pacientes de “provincias enteras” que buscan la atención especializada que solo allí pueden encontrar.
El problema no es solo de espacio; es un engranaje logístico que lucha por no desmoronarse bajo el peso de una demanda que siempre supera la capacidad. Aunque el hospital fue diseñado para atender emergencias graves y realizar procedimientos especializados, el flujo constante de pacientes transforma cada jornada en un desafío colosal. “Hemos hecho cambios en la logística, ajustado el flujograma, todo para reducir los tiempos de espera en el Cuarto de Urgencias”, explicó Sandoval.
A pesar de los desafíos, hay pequeños avances. “Ahora mismo estamos llegando ya a ese límite porque hemos logrado, poco a poco, mover el hospital. Teníamos 40 camas. Teníamos el 50% instaladas y ya hemos mejorado”, señala. Sin embargo, la Ciudad de la Salud, con 160 camas disponibles, enfrenta su propio dilema: “No pueden usar 16 porque no hay recursos humanos. Usted puede instalar mil camas, pero si no tienen quién las atienda, no es tan bueno como nada”, agregó.
El relato de Alonso Rodríguez refleja una realidad preocupante para muchos pacientes que enfrentan las deficiencias del sistema de salud, especialmente en el ámbito de urgencias. A pesar de los esfuerzos por mejorar la atención, la falta de recursos, personal y capacidad hospitalaria sigue siendo una barrera insuperable para ofrecer un servicio adecuado.