Los trasplantes de corazón en Panamá, un avance significativo de la Caja de Seguro Social (CSS) en colaboración con el Hospital Pacífica Salud, han caído en el olvido bajo la administración actual de Enrique Lau Cortés. Aunque el Instituto Cardiovascular y Torácico Dr. Camilo Rodríguez, inaugurado en agosto de 2022 en la Ciudad de la Salud, prometía mucho, los trasplantes cardíacos realizados a través de esta sociedad público-privada han sido descontinuados en los últimos años.
El primer trasplante de corazón en Panamá se realizó el 11 de marzo de 2016 en el Hospital Punta Pacífica. María Pitty, una mujer de 51 años originaria de Chiriquí, fue la primera paciente en someterse a esta operación. El procedimiento, que duró cinco horas y requirió la participación de más de 40 profesionales de la salud del hospital privado y del Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo Arias Madrid de la CSS, marcó un hito en la medicina panameña.
Médicos de CSS realizan el primer trasplante corazón exitoso en Panamá. Gran logro en medicina panameña @JC_Varela pic.twitter.com/pVvr3PljD9
— CSSPanama (@CSSPanama) March 12, 2016
Pitty pasó de ser una paciente desahuciada a llevar una vida activa y saludable, gracias al esfuerzo conjunto del equipo quirúrgico compuesto por los cirujanos Miguel Guerra y Manuel Ochoa, y el cardiólogo Temístocles Díaz Lezcano del Hospital Pacífica Salud.
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El segundo trasplante se realizó el 15 de junio de 2017, seguido por el tercero en 2018. Sin embargo, a partir de ese año, el programa de trasplantes se suspendió. La administración actual del Instituto Cardiovascular y Torácico ha priorizado el trabajo de otras intervenciones, como injertos de aorta, implantes cardíacos y procedimientos percutáneos.
La falta de financiamiento ha sido crucial en esta paralización. Los primeros dos trasplantes fueron financiados por la CSS en el Hospital Pacífica Salud, pero el tercero sufrió demoras en el pago, lo que llevó a la suspensión de nuevos procedimientos hasta que se resolviera la deuda.
El último trasplante de corazón en el país se realizó en 2022 a Marisa Dutary, quien tuvo que financiar el procedimiento con la ayuda de su familia debido a la falta de apoyo financiero de la CSS. A pesar de los esfuerzos de los médicos, incluidos algunos que también laboran en el Seguro Social, las solicitudes para reactivar el programa de trasplantes han quedado sin respuesta.
Dutary relató a La Prensa que antes del trasplante solo recibía morfina para aliviar el dolor mientras esperaba la muerte. Se despidió de sus seres queridos y hasta se celebró una misa en su honor.
Sin embargo, gracias a la insistencia de su familia, se le realizaron nuevos exámenes que permitieron reactivar el programa para encontrar un donante. Ella considera que este fue el primer milagro. Apenas 10 días después, apareció un corazón compatible, lo que ella describe como el segundo milagro.
El Instituto Cardiovascular y Torácico está dirigido por Camilo Rodríguez, con Eduardo Hevia como subdirector y Pedro Echeverría como jefe de cirugía.
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De hecho, Pedro Echeverría aparece en la lista de médicos que se mantendrá como jefe de cardiovascular en el instituto junto a Jaime Dutary, jefe de Cardiología Hemodinámica.
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Un instituto sin algo esencial: docencia
A pesar de los avances en procedimientos como el implante de válvulas tricúspides, realizados de manera mínimamente invasiva desde marzo de 2024, el instituto ha perdido algo esencial: su programa de docencia.
Anteriormente, en el servicio de Cardiología se contribuía a la formación de nuevos especialistas mediante rondas médicas y discusiones de casos clínicos, pero estas prácticas se han reducido drásticamente, generando preocupación sobre la calidad de la formación médica en la especialidad. “Es decir, no han entrenado a nadie para tratar a pacientes trasplantados de corazón”, comentó una fuente que pidió anonimato.
La falta de continuidad en los trasplantes, la disminución en la colaboración entre especialistas y la pérdida del programa de docencia han puesto de relieve una brecha significativa en el cuidado cardíaco en Panamá.
La comunidad médica y los pacientes afectados esperan una revisión de las políticas actuales para recuperar el programa de trasplantes que fue un hito en la historia médica del país.
Enma Pinzón, presidenta de la Federación Nacional de Asociaciones de Enfermedades Críticas, Crónicas y Degenerativas, criticó la situación: “el Instituto Cardiovascular y Torácico, y otras estructuras en la Ciudad de la Salud, son sueños incumplidos que Lau Cortés vendió a los asegurados. Estos institutos deben contar con un presupuesto adecuado para funcionar de manera independiente y brindar todos los servicios necesarios. Lau Cortés tuvo su sueño, acompañado de médicos que apoyaron la iniciativa, pero los asegurados siguen esperando resultados”.
Pinzón añadió que se gastaron millones en infraestructura sin preocuparse por entrenar al personal ni asegurar los insumos necesarios.
Informe de trasplantes
Ihamir Duarte, coordinadora nacional de trasplante de la CSS, informó en enero pasado que en 2023 se realizaron 80 trasplantes de diversos órganos y tejidos, de los cuales 33 fueron de donantes fallecidos y 47 de donantes vivos relacionados.
Desde el inicio del programa de trasplantes en 1990, se han realizado 937 trasplantes renales, 362 de células hematopoyéticas desde el año 2000 y 214 de córneas desde 2002.
Los trasplantes hepáticos, iniciados en 2011, suman 99, mientras que los cuatro trasplantes de corazón realizados entre 2016 y 2018 fueron los últimos antes de la suspensión del programa, sin mayores explicaciones por parte de las autoridades.
Duarte reconoció que, para 2024, es crucial concienciar más a la ciudadanía sobre la cultura de donar órganos, ya que muchos familiares reaccionan negativamente ante las solicitudes de donación.
Destacó la importancia de que quienes decidan ser donantes informen a sus familias para que puedan ayudar a otros y convertirse en héroes anónimos que dan vida después de su muerte.