El dengue continúa abriéndose paso en Centroamérica

El dengue continúa abriéndose paso en Centroamérica
El control químico ha sido el método más común para reducir la transmisión de enfermedades por mosquitos. Archivo


Panamá ocupa el segundo lugar en Centroamérica en cuanto a nuevos casos de dengue, según el informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) correspondiente a la semana epidemiológica 35, al 18 de septiembre. El país ha registrado un total de 1,670 casos confirmados.

Este informe de la OPS –que no incluye cifras actualizadas para Nicaragua y Honduras, quienes en la semana 34 reportaron 2,238 y 3,949 casos respectivamente– posiciona a Panamá por debajo de Guatemala (4,370 casos), y por encima de Costa Rica (1,301) y El Salvador (249).

El reporte también indica que entre las semanas epidemiológicas 1 y 35 de 2024, se registraron 11,671,392 casos sospechosos de dengue en la Región de las Américas. Esta cifra representa un incremento del 226% en comparación con el mismo período de 2023, y del 426% respecto al promedio de los últimos cinco años.

El Dr. José R. Loaiza, director del Programa Centroamericano de Maestría en Entomología (Pcment) de la Universidad de Panamá, señaló que las actividades humanas impulsan la proliferación de los mosquitos vectores del dengue. Loaiza explicó que el mosquito Aedes aegypti, transmisor del dengue, al igual que el Aedes albopictus, transmisor de la malaria, deposita sus huevecillos en llantas usadas que son importadas y distribuidas a lo largo de las carreteras del país. Además, destacó que mutaciones en el genoma de este mosquito lo hacen resistente a los insecticidas, lo que facilita su propagación a nivel nacional, en gran parte debido al trasiego de estas llantas.

Nuevas estrategias

El control químico ha sido el recurso más común utilizado para acabar con el mosquito Aedes aegypti, sin embargo, el doctor Loaiza considera que es un método que se debe analizar a profundidad.

“Esta estrategia utiliza compuestos tóxicos o insecticidas para erradicar poblaciones de vectores y mitigar el riesgo de transmisión de patógenos, pero después de un siglo de lucha contra el mosquito y de contaminación ambiental por la mala aplicación de insecticidas, el éxito general de ese enfoque queda en tela de duda.

Además, existen muy pocos datos cuantitativos confiables sobre la historia del uso de insecticidas y el impacto que han tenido en los mosquitos a largo plazo”.

El director de Pcment afirmó la importancia de promover acciones multidisciplinarias, interinstitucionales, e intersectoriales de prevención de enfermedades en la región.

“Los ministerios de otros campos como Ambiente y Agricultura (MIDA), junto con empresas privadas e institutos de investigación, deben unir esfuerzos para crear un repositorio de datos abiertos que pueda ser utilizado para el desarrollo de nuevas políticas sobre el uso sustentable de insecticidas en toda la zona. Esto brindaría un nuevo abordaje para investigar sobre la evolución de la resistencia a los insecticidas en especies de mosquitos como parte de una estrategia sostenible a largo plazo para minimizar la aparición de enfermedades emergentes”, recomendó.



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