El enigma de los libros del ‘Nido de águilas’

El enigma de los libros del ‘Nido de águilas’


La rectora del Instituto Nacional (IN), Rosana Casanova, confirmó a este diario que 9 mil 412 libros de la biblioteca del colegio han desaparecido o por lo menos, no se sabe dónde están.

Negó tener alguna responsabilidad sobre lo ocurrido, ya que en noviembre de 2019, cuando desaparecieron los libros, ella estaba separada del cargo por una investigación relacionada con una agresión a una docente. Dijo que del caso podría dar noticias el Ministerio de Educación (Meduca) o la Dirección de Bienes Patrimoniales del Ministerio de Economía y Finanzas. A ambas entidades este diario pidió información, a través de sus equipos de prensa, pero no dieron una respuesta.

La información se conoce ahora gracias a que la docente e investigadora, Ileana Gólcher, preparaba un ensayo sobre la educación en Panamá y acudió a la biblioteca del IN. Se llevó la sorpresa de que “el acervo documental había desaparecido”.

Por ello, el pasado 14 de marzo, y basada en el artículo 41 de la Constitución -sobre el derecho de petición- solicitó al director de Bienes Patrimoniales, Aníbal Stanziola, una explicación. De esa nota envió copia, entre otros, a Maruja Gorday de Villalobos, titular del Meduca. Pero a pesar de que ya pasaron 30 días calendario de aquella gestión (que tienen los funcionarios para dar una respuesta, según Ley 6 de 2002 o ley de transparencia), nadie precisa dónde están los libros. Eso, dice, da pie a preguntarse si es que los botaron, lo cual -dice- no solo “sería un crimen contra nuestra identidad”, sino que contradice la propaganda oficial de que la educación es la “estrella” del actual gobierno.

Se trata de documentos con un valor histórico, agrega, que incluye colecciones donadas por embajadores, exdirectores al llamado “Nido de águilas”.

Hay que recordar que, en 1971, el propio IN fue declarado “patrimonio cultural de la nación”.

Agrega Gólcher que si los libros estaban deteriorados o tenían polilla bien se pudieron digitalizar, como hace la Biblioteca Nacional.

“Afortunadamente, se tenía un inventario y de ahí es que sale el número de cerca de 10 mil”, concluye.

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