La cantidad de niños y niñas que cruzan a pie la peligrosa selva del Darién entre Colombia y Panamá, ha alcanzado un máximo histórico desde el inicio de este año.
Así lo alertó ayer sábado el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés), el cual detalló que entre enero y octubre de 2022 unos 32 mil 488 niños, niñas y adolescentes han cruzado el tapón del Darién rumbo a Estados Unidos, sobrepasando en un 10% el total registrado en el mismo periodo de 2021.
Además, la agencia de Naciones Unidas mencionó que alrededor de 900 adolescentes no acompañados han atravesado esta riesgosa zona desde el inicio de 2022, lo que representa una cifra récord frente a los 200 del año pasado.
Los no acompañados son aquellos que llegan solos o sin algún familiar a las estaciones receptoras de migrantes en Darién, como las de San Vicente o Lajas Blancas, ambas en Metetí. Se han dado casos en el que los padres de los menores de edad han muerto durante la travesía.
En el caso de los menores de edad separados o no acompañados, la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familias (Senniaf) dicta una medida de protección para garantizar su vida y sus derechos. También solicitan apoyo a las embajadas y consulados, así como al Ministerio de Relaciones Exteriores.
Todo lo anterior, con el objetivo de que puedan referirles a algún familiar en su país de origen y, si es posible, realizar la restitución con su familia.
Las marcas
Unicef plantea que los niños y niñas menores de 5 años de edad, quienes representan el 50% de la niñez migrante, son particularmente vulnerables a la diarrea, deshidratación y otras enfermedades. Para colmo, el estrés y el peligro asociados con esta travesía deja a muchos niños y niñas en riesgo de trauma emocional.
Durante una visita a la estación receptora de migrantes de Lajas Blancas, Hannan Sulieman, directora ejecutiva adjunta de Unicef, subrayó que la violencia, la pobreza y la esperanza de encontrar mejores condiciones de vida empujan a familias con niños a abandonar sus hogares y enfrentar amenazas en áreas inhóspitas, como el tapón del Darién.
“En Panamá, como en muchos otros países, el incremento acelerado en el número de niños migrando sobrecarga la capacidad del Estado para proveer servicios básicos de respuesta a sus necesidades específicas”, dijo Sulieman, por lo que Unicef hace un llamado a todos los gobiernos a tomar acciones para proteger a la niñez migrante, sin importar su origen.
“Los niños y niñas nunca deben volver a vivir situaciones en las que su seguridad y bienestar estén en riesgo”, agregó.
Ante el incremento en el flujo de migrantes, Unicef aumentó su presencia en los centros de recepción de migrantes en las fronteras con Colombia y Costa Rica, y en la ciudad de Panamá.
Sandie Blanchet, representante de Unicef en Panamá, explicó que proveen agua, implementos de higiene personal, atención psicosocial y servicios de salud materno-infantil no sólo a los migrantes, sino también a las comunidades de acogida que viven en pobreza.
Entre enero y octubre de 2022, unos 211 mil 355 personas cruzaron Darién en tránsito hacia sus destinos. Los niños y niñas, que representan un 15% del total de migrantes, son privados por meses (e incluso años) de educación, servicios de salud y nutrición.