La Ley 375 del 8 de marzo de 2023 creó el Ministerio de la Mujer. Esta es la máxima categoría institucional que se le ha dado a la temática de la mujer en la historia de la República de Panamá.
El conjunto de temas vinculados a la realidad de la mujer panameña y de las mujeres/niñas en este territorio estaba sumamente fragmentado y la gestión de la respuesta del Estado a esta problemática ha sido errática e insuficiente. Las estadísticas de violencia física contra la mujer son muy significativas. Mientras que el acoso sexual, la violencia económica o psicológica y la discriminación estructural requerían de una respuesta estatal mucho más contundente y robusta de lo que se ha llevado hasta el momento.
El paradigma
El alcance de este nuevo ministerio lo define la propia Ley 375 así:
“Artículo 1. Se crea el Ministerio de la Mujer como la entidad rectora del Estado en todo lo relacionado con las políticas públicas, planes, programas, proyectos y campañas destinadas a la prevención, detección, evaluación y erradicación de cualquier práctica o conducta discriminatoria, violencia y acoso contra las mujeres, en cumplimiento con las obligaciones contraídas por el Estado, así como del desarrollo de políticas públicas, planes, programas, proyectos y acciones, para la igualdad de oportunidades, el empoderamiento de las mujeres, la paridad de género y el ejercicio pleno, efectivo y garantizado de sus derechos humanos, lo que fomenta una cultura de respeto a la dignidad humana”.
La ley del Ministerio de la Mujer tiene 48 artículos y es esencialmente una ley reglamentaria, sumamente minuciosa que organiza la administración y gestión de ese ministerio. La ley detalla que el Ministerio de la Mujer tendrá 22 direcciones generales, nacionales u oficinas de igual rango, junto a 13 direcciones regionales, una para cada provincia y comarca del país. Entre las direcciones dedicadas a la atención temática de la mujer están la Dirección Nacional de Derechos Humanos de la Mujer, la General de Equiparación de Oportunidades para las Mujeres con Discapacidad, la de las Mujeres Indígenas, la de las Mujeres Afrodescendientes y la de la Mujer Rural.
Del listado anterior, se evidencian importantes ausencias como las mujeres adultas mayores, las migrantes y, por supuesto, las mujeres del colectivo LGBTI+. El modelo organizativo del Ministerio de la Mujer puede crear un desafío a la propia forma de trabajo del Estado panameño, en que la mayoría de los temas se gestionan transversalmente, con un alto grado de redundancia.
El dilema institucional
El Instituto Nacional de la Mujer (Inamu), entidad que precedió y dio vida al Ministerio de la Mujer, estaba desbordado por todas las tareas y desafíos que enfrentaba. La institución que era su paraguas, el Ministerio de Desarrollo Social (Mides), se había convertido en un gigantesco cajero que paga los múltiples programas de transferencias monetarias condicionadas del Estado.
La progresión lógica habría sido crear un viceministerio de la Mujer dentro del Mides, para recuperar la centralidad de la agenda de erradicación de la discriminación de género. Es preocupante la posibilidad de que el Ministerio de la Mujer se transforme en un imán que atraiga las atribuciones de atención a la infancia, adolescencia y familia, que todavía retiene el Mides. Sería una suerte de volver al futuro.
Quizá el mejor modelo institucional del Ministerio de la Mujer es otro con un enfoque más amplio: el de la desigualdad. En España existe un Ministerio de la Igualdad, que tiene como principal objetivo “la propuesta y ejecución de la política del Gobierno en materia de igualdad y de las políticas dirigidas a hacer real y efectiva la igualdad entre mujeres y hombres, la prevención y erradicación de las distintas formas de violencia contra la mujer y la eliminación de toda forma de discriminación por razón de sexo, origen racial o étnico, religión o ideología, orientación sexual, identidad de género, edad, discapacidad o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.
Panamá necesita con urgencia un Ministerio de la Igualdad, que en paralelo al Mides, haga el trabajo de combatir todas las formas de discriminación y de potenciar la identidad y la dignidad de todas y todos. La idea de crear un ministerio para atender a los y las más vulnerables no puede ser solo visto desde la perspectiva de género. En ese sentido, el mejor destino para el Ministerio de la Mujer es llegar a convertirse en uno de la igualdad.