Estudiar medicina en la Universidad de Panamá (UP) es un camino lleno de desafíos, sacrificios y recompensas. Los estudiantes enfrentan una carga académica intensa y una serie de pruebas físicas y emocionales que ponen a prueba su resistencia y motivación.
En esta ocasión, estudiantes de sexto año, como Elis Pitano y Guillermo Corrales, comparten con La Prensa sus experiencias, reflexionando sobre las dificultades y satisfacciones que han vivido durante su formación médica.
La carrera de medicina en la UP es, para Pitano y Corrales, un viaje de retos y satisfacciones. La preparación para el examen de certificación, la colaboración entre compañeros, la presión constante por mantener buenas calificaciones y el compromiso con la profesión son aspectos que definen la experiencia de estos estudiantes. A pesar de las dificultades, ambos se sienten orgullosos del camino que han recorrido y de la formación que están recibiendo.
Uno de los mayores retos que afrontan los estudiantes al ingresar a la carrera es la adaptación al ritmo académico. A diferencia de la escuela secundaria, donde los exámenes son frecuentes y el volumen de material es manejable, en la universidad la situación cambia drásticamente.
Corrales, estudiante de sexto año, lo describe: “la adaptación es lo más difícil. En la escuela hacíamos exámenes cada semana, pero en la universidad tienes que prepararte para exámenes que abarcan todo un mes de materia, lo que significa una gran acumulación de contenido. Esta carga académica se complementa con la presión constante por mantener un alto rendimiento. La UP, al ser una institución pública, tiene reglas estrictas que los estudiantes deben seguir. Si no alcanzan las calificaciones mínimas en dos materias o tienen más de cuatro materias con notas bajas, pueden ser expulsados de la carrera.
Pitano agrega: “aunque no vivimos con miedo, sí tenemos una constante preocupación por mantener nuestras calificaciones al nivel requerido. Esta presión nos obliga a mantenernos enfocados y motivados.”
Además de los retos académicos, estudiar medicina obliga a los estudiantes a madurar rápidamente. A medida que avanzan en la carrera, la exigencia aumenta, y con ella la necesidad de crecer como futuros médicos y como personas, dice la estudiante.
“La Facultad de Medicina de la UP es un lugar donde, sin lugar a dudas, uno cambia. La carrera te saca de tu zona de confort, te hace crecer y enfrentar tus límites”, comenta Pitano. Para ella, la clave para sobrevivir en este entorno es la constancia y el compañerismo.
A pesar de la competitividad natural de una carrera tan demandante, Pitano y Corrales coinciden en que uno de los aspectos que más los ha ayudado a lo largo de su formación es la colaboración entre estudiantes, el apoyo mutuo.
“Aunque estemos en sexto año, siempre estamos dispuestos a ayudar a los estudiantes de los primeros años. Nos damos consejos sobre cómo organizar el tiempo, qué libros usar para estudiar y cómo afrontar las materias más complejas”, cuenta Corrales. Este sentido de comunidad hace que, a pesar de las dificultades, el ambiente sea más llevadero.
De hecho, Corrales tiene un podcast en el que habla de medicina y su experiencia como estudiante en la UP. Desde el primer año, los docentes recalcan que no se trata solo de aprobar los exámenes, sino de ser capaces de aplicar el conocimiento en la vida real, cuando atienden a sus pacientes en los hospitales. “Desde ese momento nos dicen que lo que aprendemos no solo es para aprobar el examen de certificación, sino para saber cómo atender bien a los pacientes”, acotó Pitano.
Puntaje de la certificación
Uno de los temas que los dos estudiantes mencionan con firmeza es la necesidad de aumentar el puntaje del examen de certificación, el cual es actualmente de 41.7. Sin embargo, consideran que debería elevarse a 60, por ejemplo.

Ambos coinciden en que este examen es extremadamente desafiante y, a menudo, requiere más preparación de la que el tiempo disponible permite. “Nos preparamos durante meses, incluso un año antes del examen. Es un proceso largo y exhaustivo, pero necesario para enfrentarlo”, comenta Pitano.
Corrales también menciona que les preocupa la idea errónea de que los hijos de médicos o políticos tienen un “puesto asegurado” en la carrera. “Eso no es así. El esfuerzo y las calificaciones son lo único que realmente cuentan en la Universidad de Panamá. Aquí no hay favoritismos por ser hijo de nadie. Todos luchamos por el mismo objetivo”, afirma.
Pitano agrega que en la Facultad de Medicina no existe el concepto de “cupos asegurados”. Tanto los estudiantes de medicina como los aspirantes a ingresar deben trabajar arduamente para asegurar su lugar en la carrera. “El proceso es transparente. No hay lugares reservados para nadie, ni por ser hijo de médicos ni de políticos. Aquí todos pasamos por el mismo filtro. Todo depende de tu esfuerzo y rendimiento académico”, concluye.
El ritmo académico
La UP tiene una particularidad en cuanto a la preparación para el examen de certificación: los estudiantes no tienen vacaciones en los últimos tres años de la carrera. El tiempo que normalmente se destina a las vacaciones se acumula para que los estudiantes tengan dos meses de estudio intensivo antes del examen. “Ese tiempo es esencial. Aunque sabemos que no es suficiente, esos dos meses son una oportunidad para concentrarnos exclusivamente en la preparación del examen de certificación”, menciona Corrales.
Sin embargo, la preparación no se limita solo a esos dos meses. Los estudiantes comienzan a estudiar mucho antes, revisando material y practicando con exámenes tipo caso clínico, lo que les permite integrar sus conocimientos de manera más efectiva. “Nos preparamos durante meses, incluso un año antes del examen. Es un proceso largo y exhaustivo, pero necesario para enfrentarlo”, añade Pitano.
A pesar de los obstáculos, Pitano y Corrales coinciden en que estudiar medicina en la Universidad de Panamá, aunque extremadamente desafiante, es una experiencia enriquecedora. No solo adquieren un conocimiento profundo y valioso sobre la medicina, sino que también desarrollan habilidades cruciales para el futuro ejercicio de la profesión. “La Facultad de Medicina no solo te forma como médico, sino como persona. Te enseña a ser responsable, a saber trabajar bajo presión y a no rendirte ante los obstáculos”, concluye Corrales.