La crisis migratoria que tiene como escenario el tapón de Darién, en la frontera entre Panamá y Colombia, está fuera de control. Muertes, robos y cifras nunca antes reportadas de caminantes que arriesgan sus vidas en una selva para llegar a Estados Unidos.
Durante agosto de 2022, el promedio diario de migrantes irregulares que llegó a Darién fue de mil, una cifra inédita. De momento, no hay un informe del mes de septiembre, pero ayer jueves el ministro de Seguridad, Juan Manuel Pino, subrayó que la noche del miércoles 21 de septiembre ingresó a la provincia una caravana de 2 mil 400 migrantes, lo que da indicios de lo que está ocurriendo en esa región.
La reacción de Pino se da luego de que se reportara la muerte de un niño de seis años en la selva, en medio de un robo. En este incidente resultaron heridas con arma de fuego otras dos personas de nacionalidad venezolana, según los informes del Servicio de Nacional de Fronteras (Senafront).
“Anoche [miércoles] entraron 2 mil 400 migrantes. Lo que vamos a hacer es reforzar más nuestro cordón fronterizo. Vamos a usar las fuerzas que tenemos del Estado en Darién para buscar y perseguir a estas personas [criminales]. Póngale la firma que los vamos a encontrar”, dijo el ministro.
De acuerdo con el funcionario, no solo se trata de garantizar la seguridad de la zona, sino también de brindar el cuidado a la población de migrantes que llega a diario a las estaciones receptoras o a los albergues. “Cuando nos aparecen 2 mil 400 personas, allí nos toca establecer protocolos humanitarios de atención, ya sea en asuntos médicos y alimentación”, puntualizó.
Flujo migratorio
Organismos internacional como el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés) y entidades públicas garantes de derechos humanos, como la Defensoría del Pueblo, vienen solicitando a países de la región (Panamá, Colombia y Costa Rica, por ejemplo) prepararse para el numeroso flujo migratorio que se viene observando.
Solo para tener una idea, en 2012, es decir hace 10 años, cruzaron Darién mil 777 migrantes, lo que equivale a 5 migrantes por día, en promedio. Se trata de una cifra menor si se toma en cuenta el promedio de agosto de este año, de mil por día o los 2 mil 400 que ingresaron la noche del pasado miércoles, como lo informó ayer Pino.
En ese contexto, lo que inquieta a Unicef es que esta gran caravana trae grupos vulnerables: mujeres embarazadas, bebés, niños, niñas y adolescentes, quienes deben afrontar los retos de la selva; algunos no sobreviven a la travesía.
Tal fue el caso de una niña de 10 años que el pasado 19 de septiembre murió ahogada mientras intentaba cruzar uno de los ríos del área.
En su informe, Senafront detalló que el cuerpo de la menor de edad de nacionalidad venezolana fue ubicado en el área montañosa de Tacartí. Con el cuerpo de la niña (que ahora es examinado por los forenses), rescataron a su madre y a su tía.
En total, este año han muerto cinco menores de edad durante su travesía por Darién, de un total de 14 mil 571 niños, niñas y adolescentes que cruzan por ahí, según Senafront.
Ya lo advirtió Jean Gough, directora regional de Unicef para América Latina y el Caribe, en una gira por Darién. “En estos momentos estamos en temporada de lluvias y nuestros equipos en el terreno están viendo un aumento masivo de niños, niñas y adolescentes que ponen en riesgo su vida y cruzan la selva a pie en las peores condiciones climáticas”, dijo.
Los representantes de Unicef reconocieron el compromiso de Panamá en la protección de esta población en tránsito e hicieron un llamado a las autoridades para que redoblen sus esfuerzos de protección y atención en un contexto cada vez más desafiante en la región de América Latina y el Caribe.
“Me entristece que cada vez más niños y niñas se vean obligados a huir de sus hogares como única opción viable para sobrevivir”, acotó Gough.
Mientras esto ocurre en Darién, del lado de Colombia, en municipios como Necoclí, a diario salen unas 10 embarcaciones cargadas de migrantes, en su mayoría venezolanos, con destino a Panamá. También se están usando otras rutas, como la de Guna Yala, por el mar Caribe, o la de Jaqué, por el océano Pacífico.