La pérdida de ampollas de fentanilo en el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo Arias Madrid de la Caja de Seguro Social (CSS), es una situación que ocurrió hace un año, pero aún no se han identificado responsables.
Los investigados por la pérdida de al menos 19 mil ampollas de fentanilo, droga de uso controlado, son al menos 110 funcionarios de la entidad, como farmacéuticos, médicos residentes, médicos especialistas, entre otros.
La situación llevó al abogado y presidente del Colegio Nacional de Farmacéuticos (Conalfarm), Jaime Olive, a presentar el pasado 12 de diciembre ante el Ministerio Público una denuncia penal contra el director de la CSS, Enrique Lau Cortés, y los funcionarios de la administración que resulten involucrados en las acciones por comisión u omisión en que hayan incurrido y que pretendan desviar hacia los profesionales de la salud, médicos, farmacéuticos, entre otros, la responsabilidad de la pérdida de las ampollas de fentanilo.
La denuncia a la que tuvo acceso La Prensa involucra también a funcionarios de esta institución de salud, cuyas acciones afectan el trabajo de los farmacéuticos, como los cambios inconsultos que incumplen con los requisitos para estar al frente de las jefaturas.
En el documento presentado, el Conalfarm está plenamente seguro que la pérdida de las 19 mil ampollas de fentanilo, no ha sido producto del mal manejo de los profesionales, puesto que ya fue dictaminado en un informe de la Dirección Nacional de Farmacia y Drogas del Ministerio de Salud (Minsa)
También detalla que en la reciente participación de la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), en la investigación en el centro hospitalario, un funcionario de esta agencia antidrogas indicó que los funcionarios de la farmacia acuerdo a sus funciones y custodia de las sustancias sujetas a control, en términos generales, actuaron correctamente.
No obstante, el gremio pide al Ministerio Público que certifique que la DEA para realizar investigaciones en la CSS contó con el beneplácito de lo que se dispone en el Tratado de Asistencia Legal Mutua, en vista de que no sea así, se ha dado una intromisión en los asuntos internos del país.
En ese sentido, la CSS informó, en agosto pasado, que junto a la DEA organizaron un seminario de capacitación al personal de la institución vinculado al manejo y dispensación de sustancias controladas, para reforzar los controles sobre estos medicamentos.
Durante la actividad, Lau Cortés le recordó al cuerpo médico y farmacéutico de la CSS reunido en la actividad, la importancia de evitar errores en el manejo de estos productos farmacéuticos.
Olive indica en la denuncia que la Dirección Nacional de Farmacia y Drogas, en la revisión de los libros de sustancias sujetas a control del depósito central, cuadraron, es decir, entradas y salidas estaban correctas, por lo que considera que estas nunca llegaron a este depósito.
Enfatiza que se investigue si la orden de compra fue una o la fraccionaron y, que sea el Ministerio Público quien termine de hacer su labor y no el director de la CSS.
“Está ocurriendo lo mismo que pasó con el caso del dietilenglicol, manipulando las pruebas para culpar a los farmacéuticos y no lo vamos a permitir”, señaló Olive.
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Ante la situación, la Dirección Ejecutiva Nacional de Asesoría Legal de la CSS, indicó que se está a la espera de que el Ministerio Público corra en traslado la acción presentada.
Añadió que, todo criterio que se haya de emitir se fundamentará en lo que instruya el ente investigador por lo que se abstendrá de emitir opinión en escenarios ajenos a los de la autoridad competente.
Las auditorías hechas por la CSS encontraron algunas anomalías como que la dispensación de medicamentos controlados se hacía sin los requisitos general de las recetas oficiales, que algunas de la recetas eran extendidas por médicos residentes, numerosas solicitudes de ampollas de fentanilo prescritas para un mismo paciente, así como la falta de control de las llaves en donde guardaban los medicamentos controlados, entre otras.
El fentanilo farmacéutico es un opioide sintético, aprobado para el tratamiento del dolor intenso, por lo general el dolor producido por el cáncer en estadio avanzado. Su potencia es entre 50 y 100 veces superior a la de la morfina. Se receta en forma de parches transdérmicos o pastillas para chupar, y se puede desviar para el consumo indebido y excesivo en los Estados Unidos, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
